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Cuestan $4.50, tienen brillantes colores y florecitas y dicen cosas como “Si esto es el plan de Dios, Dios era un terrible planificador” o “Cuando la vida te da limones, yo no voy a contarte la historia de alguien que se murió de limones”. Son tarjetas que ofrecen empatía para animar a quienes pasan por un momento difícil (como el cáncer) y no quieren escuchar clichés como “Mejórate pronto” ni tampoco “Todo va a salir bien”.
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Viù! contactó a Emily McDowell, la creadora de esta singular línea de tarjetas y ella misma sobreviviente de cáncer. La artista superó un diagnóstico de linfoma de Hodgkins hace 15 años, cuando era una joven de apenas 24. “Creo que hay algo menos de solemnidad estos días respecto al cáncer. Cuando me enfermé, no había organizaciones para jóvenes con cáncer ni tanto apoyo online en términos de comunidad. La tecnología y el internet han permitido que los enfermos se conecten entre sí y creen comunidad. Y cuando te unes con otros que se identifican contigo, ahí es donde empiezan a darse la risa y la irreverencia, porque nadie tiene miedo a reírse”.
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Sin embargo, detrás del proyecto no solo hay un motivos emocionales sino una cuidadosa estrategia de márketing y de negocio: “Pensé incluirlas en el lanzamiento de mi línea Emily McDowell Studio en 2013, pero decidí esperar hasta que mi marca fuera más conocida porque quería que tuviera más oportunidad de llamar la atención. Sabía que si las lanzaba antes de tener una marca establecida corría el riesgo de que mis productos fueran reconocidos como tarjetas para personas enfermas y no quería eso”.
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Así que, casi dos años después de convertirse en empresaria independiente, hizo un boceto que decía: 'Siento mucho que estés enfermo. Quiero que sepas que jamás trataré de recomendarte algún tratamiento equis del que leí en Internet'. Después, McDowell lo posteó en su cuenta de instagram “conseguí más likes y engagement que cualquier cosa que hubiera posteado antes, lo cual me hizo sospechar que había dado con algo, así que me compremetí a lanzar la colección Empathy Cards”.
De hecho, con solo dos años y medio en el mercado, su negocio ha crecido tanto que tres meses después de lanzar las Empathy Cards han añadido 30% más tiendas distribuidoras. De hecho, sus productos -que incluyen tarjetas, tazas y frases inspiracionales enmarcadas- se venden en lugares tan remotos de su base en California como Singapur, Líbano y Holanda. “Estamos buscando un almacén más grande y he contratado a tres personas más”, indica vía email a Viù!.
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¿Quién no se ha sentido abrumado al intentar consolar a un ser querido ante la adversidad? Batallamos para encontrar las palabras correctas y algunas veces metemos la pata o somos torpes. McDowell sabe de ello, pues lo ha vivido como paciente de cáncer: “Si tuviera que elegir solo una [de las peores frases bienintencionadas que te dice un amigo o pariente] sería compartir la anécdota de algún conocido que tenía la misma enfermedad que yo y que murió por esa causa”.
“Hemos recibido miles de emails, comentarios en redes sociales y blogs de personas que comparten sus historias, lo cual ha sido increíblemente poderoso y... especialmente es conmovedor cuando me cuentan que las tarjetas les hacen sentir que sus sentimientos son válidos y reales. Algunas personas nos cuentan que han podido usar las tarjetas como un modo de acercarse a un amigo enfermo con el que habían perdido el contacto porque no sabían qué decirle”, agrega la ilustradora.
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McDowell, quien antes de dedicarse a su propio negocio trabajó en agencias de publicidad, combina ilustración y lettering muy delicado y dulce con textos irónicos e irreverentes: “Me gusta la tensión que existe entre bellas letras e ilustraciones y textos inesperados. Creo que lo hace más interesante y me gusta demostrar que 'gracioso' y 'bonito' no tienen que ser mutuamente excluyentes.
Igual que la escritora Barbara Ehrenreich, McDowell cree que a las personas con cáncer se les obliga a mantenerse optimistas: “Es duro porque con el cáncer siempre está el riesgo de que vuelva y eso asusta. Al mismo tiempo, está la presión de nuestra cultura de pensar positivo todo el tiempo así que creo que los sobrevivientes de cáncer a menudo se sienten culpables de tener miedo, o sienten que no deberían quejarse en voz alta”.
Ahora, la ilustradora está escribiendo un libro (a publicarse en 2016) junto con una experta en empatía, la Dra. y terapeuta Kelsey Crowe. “Es una guía para estar presente y ser útil cuando alguien en tu vida está enfermo, de luto o pasando dificultades extremas”. (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = “//connect.facebook.net/en_US/sdk.js#xfbml=1&version=v2.4&appId=465882020151522”; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);}(document, 'script', 'facebook-jssdk'));VIŸ