Cuando las células de la epidermis (las más externas de la piel) cumplen su ciclo de vida, que dura dos semanas, aproximadamente, se van estratificando y mueren. “Estas son las células muertas, lucen como escamas y se desprenden de la piel, permitiendo la aparición de nuevas células, lo que se conoce como renovación celular”, explica la cosmiatra Luisa Casas, de Clinique.
Antes de la renovación total de la piel, esta luce opaca y áspera. Y ya tras la caída de las células marchitas, el rostro y cuerpo lucen más luminosos y suaves. “De no ocurrir este proceso natural en su totalidad o demorar en hacerlo, los poros se obstruyen, provocando que no penetren los tratamientos cosméticos, y que aparezcan los granitos”, dice el experto Alexander Callegari.
En la adolescencia, regeneramos por completo la capa exterior de la piel en el tiempo recomendable: cada 20 días, más o menos. Al cumplir los 30 años, la situación cambia, ese mismo proceso podría tardar hasta 45 días.
Para acelerar la renovación de las células de manera natural, Alexander Callegari, de Fridha Salón Boutique, sugiere dormir, al menos, ocho horas, pues la piel se regenera cuando dormimos (los músculos se relajan y la circulación se hace ligera y más fluida), y evitar hábitos como fumar y consumir alcohol.