Indonesia se hace humo
Hay imágenes que a uno lo dejan impactado y esta es una de ellas…
El video fue grabado por el satélite meteorológico japonés Himawari-8. Miren nuevamente y presten atención al centro de la imagen. Lo que a primera vista parecen nubes en movimiento son en realidad grandes cantidades de humo que se generan en los bosques de Sumatra y Kalimantan, Indonesia, entre el 14 y 22 de octubre. Las nubes y el humo se mezclan, haciendo difícil diferenciarlas.
El humo ya se extendió a países vecinos como Malasia y Singapur. Sin embargo, lo más alarmante de esto es que, según la World Resources Institute, la cantidad de CO2 emitido supera a todo lo que produce la economía estadounidense cada día.
Esto se debe a los más de 111.692 incendios activos reportados sólo en el 2015 [datos al 23 de octubre]. Este valor supera enormemente a lo reportado en años anteriores, incluso es superior al número de incendios activos del 2006, el peor año de todos desde 1997. Y por si fuera poco, las sequías provocadas por el Fenómeno El Niño podrían agravar el problema.
Los incendios se concentran principalmente en las turberas (zonas pantanosas que contienen gran cantidad de materia orgánica vegetal descompuesta) y emiten 10 veces más metano (un gas de efecto invernadero más potente que el CO2) que los incendios generados en otro tipo de terrenos.
La gran mayoría son producidos intencionalmente y de manera ilegal por agricultores y empresas que buscan limpiar la tierra y destinarlo al cultivo de palma aceitera. La industria del papel también tiene parte de la responsabilidad.
La producción de aceite derivado de esta planta es de vital importancia económica para Indonesia —el principal productor en el mundo. Se usa a gran escala —debido a su bajo precio— en la producción de cosméticos (cremas, jabones, pasta de dientes, etc.), productos industriales (velas, detergentes, betún, etc.) y alimentos (helados, margarinas, chocolates, productos de repostería, snacks y frituras en cadenas de comida rápida, etc.) a pesar de no ser saludable debido a su alto contenido de grasas saturadas.
Los esfuerzos del gobierno indonesio para reducir la quema de los bosques y tuberas no han tenido buenos resultados.
La verdad es que es muy difícil frenar las actividades ilegales que se producen en la selva. Lo sabemos muy bien. No solo se requiere de decisión política, grandes multas y fuertes sanciones. Mientras haya mercado (compradores) para los productos que deriven de estas actividades ilegales, poco o nada se podrá lograr para frenar su avance. Por esta razón, es importante que compañías como las que forman el “Snack Food 20” asuman el compromiso de no usar aceite que derive de bosques depredados.
El beneficio económico que le podría generar el cultivo de palma aceitera a Indonesia se ve contrarrestado por gran el costo que demanda atender a cientos de miles de personas con problemas respiratorios. Si a esto le sumamos el daño ambiental, el cierre de las escuelas y la reducción del turismo, el resultado neto es negativo.
En nuestro país tenemos normas que promueven el cultivo de palma aceitera. En el 2000 sale el D.S. Nº 015-2000-AG que declara de interés nacional la instalación de plantaciones de palma aceitera para promover el desarrollo sostenible y socioeconómico de la región amazónica y contribuir a la recuperación de suelos deforestados por la agricultura migratoria y por el desarrollo de actividades ilícitas, en áreas con capacidad de uso mayor para el establecimiento de plantaciones de esta especie. Al año siguiente se publica el Plan Nacional de Palma Aceitera que actualmente se encuentra en actualización.
La intención de la norma y plan son buenas, más aún porque pretende implantarse como alternativa al cultivo de coca que sea rentable para los agricultores. Para ello, se busca que el cultivo de palma aceitera se haga bajo un buen ordenamiento territorial. Es decir, identificar las zonas donde puede realizarse sin que perjudique los bosques y la diversidad biológica.
Sin embargo, no basta con buenas intenciones. La realidad es otra; pues, en el mes de junio, la Contraloría General de la República alertó que el cultivo de palma aceitera se ha convertido en una de las principales causas de deforestación en la región Loreto.
Para terminar, la mayoría de peruanos le echa la culpa a las empresas que obtienen concesiones forestales de ser los principales deforestadores de la selva peruana cuando, en realidad, es la agricultura migratoria la que peor daño le está causando a la Amazonía.