El curioso caso de las petunias naranjas
¿Has visto alguna vez petunias de color naranja? Si lo has hecho, lo más probable es que eran genéticamente modificadas (transgénicas), dado que estas plantas no producen flores de ese color naturalmente. El tema es que estas petunias nunca debieron salir al mercado. Formaron parte de un experimento realizado hace más de 30 años por el Instituto Max Planck para el mejoramiento de cultivos (MPIPZ) en Alemania. Pese a ello, hoy en día se comercializan en muchos países a través de Amazon, Etsy y florerías locales, como las variedades “African sunset”, “Pegasus orange”, “GO!Tunia Orange”, “Sanguna salmon”, entre otras.
Las petunias sintetizan diversos tipos de pigmentos llamados antocianinas, especialmente, los derivados de la cianidina y delfinidina, produciendo una amplia gama de colores de flores que van del rojo-violeta al azul. Sin embargo, es incapaz de producir pigmentos derivados de la pelargonidina, responsables del color naranja.
En 1987, el Dr. Peter Meyer y sus colaboradores del MPIPZ lograron introducir el gen A1 del maíz en el genoma de la petunia para que pueda producir la pelargonidina. El objetivo de este experimento fue comprender mejor la síntesis de antocianinas en las plantas. Para ello sembraron un total de 30 000 plantas modificadas en un campo experimental de Alemania. De hecho, fueron las primeras plantas transgénicas cultivadas en el país europeo.
La vistosidad de las flores llamó la atención de la empresa norteamericana S&G Seeds que junto a la empresa alemana Zaadunie adquirieron la licencia para usar esta tecnología. Para 1995 ya habían logrado obtener algunas variedades comerciales. Otra compañía, Rogers NK, que también colaboraba con Zaadunie, obtuvo autorización de los reguladores estadounidenses para una prueba de campo de las petunias transgénicas en Florida.
Sin embargo, debido a la oposición a los transgénicos que empezó a surgir a finales de la década de 1990, junto a las trabas regulatorias y temas económicos, las compañías involucradas dejaron de lado la comercialización de las petunias naranjas. Simplemente, fueron echadas al olvido.
Una mañana de verano del año 2015, el Dr. Teemu Teeri observó unos adornos florales en la estación de tren de Helsinki (Finlandia) que le llamaron la atención. En ellas habían petunias naranjas. Él sabía muy bien que, a menos que las flores hayan sido teñidas de ese color, estas debían ser transgénicas. Él mismo había desarrollado una variedad similar usando genes de gerbera, en el año 1993.
Teeri arrancó algunas petunias del arreglo floral y las llevó a su laboratorio. Un análisis de ADN confirmó sus sospechas: poseían el gen A1 del maíz así como otros componentes asociados a la transformación genética. No solo eso, al año siguiente vio que los viveros de Helsinki las vendían como la variedad “Bonnie Orange”. Compró algunos ejemplares. También ordenó semillas de la variedad “African Sunset” por internet. Los análisis moleculares revelaron que todas ellas derivan de las petunias transgénicas desarrolladas por Meyer en 1987.
Tal vez todo hubiera quedado ahí si no fuera porque Teeri le contó su hallazgo a un ex-estudiante de doctorado que entró a trabajar en la agencia reguladora de transgénicos de Finlandia. El pasado 27 de abril, esta entidad ordenó sacar del mercado las petunias naranjas puesto que no tenían autorización para ser cultivadas y comercializadas en la Unión Europea. Otras agencias reguladoras empezaron a hacer lo mismo en sus respectivos países.
El 16 de mayo, el Servicio de Inspección Sanitaria de Plantas y Animales de los Estados Unidos (APHIS) confirmó la presencia de al menos diez variedades de petunias transgénicas en su territorio, por lo que emitió unos lineamientos para que las empresas destruyan voluntariamente estas variedades.
Aún se desconoce el impacto a nivel global de este hallazgo. Se cree que las petunias naranjas se han estado comercializando por más de una década. Si bien es cierto, no hay evidencias de que estas plantas causen algún tipo de impacto negativo a la salud humana o el ambiente, está prohibida su venta por no contar con la autorización respectiva.
La pregunta que queda por resolver es ¿cómo llegó esta característica transgénica a las variedades comerciales de petunias?
En 1996, la compañía Zaadunie pasó a formar parte de Novartis Agribusiness, la cual se fusionó con la compañía AstraZeneca para formar Syngenta en el año 2000. Todas estas fusiones trajo consigo el intercambio de germoplasma. En algún momento se debió haber perdido el rastro de las petunias transgénicas. Años después, un fitomejorador las encontró y al ver el llamativo color que producían sus flores, decidió cruzarlas con las variedades comerciales sin saber que se trataba de una planta genéticamente modificada. Esta es una de las posibilidades que deberá ser investigada.
Referencia:
Hany Bashandy, & Teemu H. Teeri (2017). Genetically Engineered Orange Petunias On The Market bioRxiv DOI: 10.1101/142810
Kelly Servick (2017) How the transgenic petunia carnage of 2017 began.