Ximena Vega Amat y León

Cuando las personas cambian, el marketing también. Esta frase vino a mi mente mientras leía un informe reciente sobre el impacto de la tecnología en el futuro consumidor. Se espera que para el 2026, el 80% del talento creativo use la Inteligencia Artificial generativa (GenAI) diariamente.

De esta manera, se eliminan de las labores cotidianas todas las tareas operativas y se incrementa el tiempo utilizado en pensamiento estratégico. Con esto, la mirada cambia, pues ya no se trata de tecnología que avanza reemplazando el trabajo de los seres humanos. Se trata de utilizarla como herramienta para descargar procesos operativos y liberar espacio para realizar procesos mentales más elaborados.

En un segundo reporte, se cuestiona la necesidad de estudiar diseño gráfico, cuando hoy la inteligencia artificial es capaz de crear imágenes en segundos. Las personas buscan respuestas que encierren conceptos de eficiencia, autenticidad y entretenimiento, mientras las marcas batallan por el retorno de inversión.

La respuesta, creo está, en la fusión de la tecnología generativa aplicada en la inteligencia artificial sumada a la creatividad humana.

Por otro lado, la conexión clave entre las personas y las marcas se logrará solo si se enfatiza el respeto por la privacidad, lo que hoy se podría denominar como el marketing por consentimiento. Atrás quedó el retrograda concepto de “público cautivo”, aquel pobre individuo atrapado por una marca en el semáforo en rojo, o en las marcas que anuncian antes de que inicie una película en el cine. Hoy, se valora más que nunca a las marcas honestas, que defienden la transparencia, la seguridad de los datos personales y el respeto por la privacidad del usuario.

Conforme el mundo se ve más dominado por algoritmos, existe un interés creciente por el valor insustituible de las habilidades y emociones humanas. Sobre esta base, se podría acuñar también el consumo significativo, en donde el valor de un producto o servicio no se mide en términos monetarios sino bajo conceptos emocionales o éticos.

A futuro, se podrá decidir acerca del impacto de la tecnología en la vida de cada ser humano, pues puede funcionar tanto como conector o como barrera entre las relaciones humanas. La óptica va a depender del uso que se le dé, de manera comunitaria o individualista. Como antítesis a la vida inestable y llena de estrés, las personas buscarán marcas que generen experiencias de alegría y alivio, a través de actitud positiva, colores vibrantes, contenido lúdico y experiencias inmersivas. A partir de hoy, el que parpadea, pierde.

Ximena Vega Amat y León, CEO de Claridad Coaching Estratégico.

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