Gloria
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Redacción Economía

Sorprende lo poco que sabemos de un alimento que todos consumimos desde nuestro nacimiento: la leche. Muchos ni siquiera tenemos claro que solo los mamíferos producen leche; por tanto, no es posible obtenerla de otro lado. Ahora, desde Panamá nos viene la noticia de que la fabricante más grande de leche en el Perú, , exportaba a dicho país como leche un producto que distaba mucho de serlo. Si nos limitamos a llamar leche a la obtenida de la vaca u otros mamíferos, la conclusión es que en el Perú se vende muy poca leche.

No es leche, tal como la entendemos, aquella de almendras, de soya u otra, y los países deberían ceñirse a lo establecido en el Codex Alimentarius para las denominaciones de producto y consecuente etiquetado. La leche de almendras, la de coco y otras importadas, si bien envasadas de manera similar a la leche, ponen muy claramente de qué producto se trata; tanto así que se colocan en anaqueles distintos.

Los fabricantes de Pura Vida sostendrán que su etiqueta contiene toda la información requerida para que los consumidores podamos informarnos y elegir; pero esto no es cierto. Antes que el deber de los consumidores a informarnos, está la obligación de los vendedores de poner la información de forma que no dé lugar a confusión. Usar diseños engañosos, como una vaca o imágenes claramente asociables a la leche, conduce a error.

El consumidor debe tener la posibilidad de comprar Pura Vida si así lo desea; pero sabiendo lo que es. Por razones ligadas a alergias, intolerancia o mayor enriquecimiento con vitaminas y minerales, podría incluso preferir un alimento con menos contenido lácteo. Estoy segura de que si leemos la parte posterior de la etiqueta, veremos que Pura Vida está compuesta por leche y otros componentes.
Fuera de que a partir de cierta edad será difícil hacerlo sin sacar especialmente los anteojos, el que sea fabricada por Gloria, el mayor expendedor de leche de vaca, que se exhiba en los anaqueles de leche y con una etiqueta que muestra una vaca que se parece demasiado a las del resto de la leche, confunde.

Indecopi ha mandado inmovilizar Pura Vida hasta que Digesa verifique si el registro sanitario está de acuerdo con el etiquetado del producto. El Congreso citó al presidente del Indecopi como si de él dependiera el tema de Pura Vida cuando las comisiones de esta entidad son autónomas y ellas deben ocuparse de que no se engañe a los consumidores o, lo que es lo mismo, que se les dé suficiente información para que su compra sea fruto de una decisión informada.
Anticipamos que este error de la empresa afectará a toda la industria de alimentos procesados y dará nuevos bríos a los absurdos proyectos de etiquetado que tanto han luchado por evitar.

Bien haría la industria alimentaria en preocuparse por enseñar a los niños qué es una buena alimentación. Así tendríamos una generación de peruanos que podría decidir qué come, con conocimiento real sin que sea llevada de las narices por publicidad engañosa.

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