(Foto: El Comercio)
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Angus Laurie

Uno de los grandes desafíos que tiene Lima es su déficit de vivienda. Según el consultor HGP Group, en el 2015 Lima Metropolitana tenía un déficit de unidades habitacionales de 442.741. El año siguiente, el déficit ha crecido 38% a 612.464 unidades.

Parte del problema es que la mayoría de nuevos proyectos (la oferta) no están construidos a un precio de venta que traslape con la demanda. El precio promedio de la oferta de proyectos inmobiliarios es más alto que el precio de demanda, y así, existe una brecha entre lo que produce el mercado y las necesidades de una gran parte de la población. Por esto todavía existe un gran porcentaje de la ciudadanía que no puede acceder a una vivienda.

Parte del problema es que, con los precios de suelos tal como están, los proyectos de vivienda accesible, como Techo Propio, no son rentables para el sector inmobiliario en Lima. Por otro lado, muchas personas no pueden acceder a una hipoteca para poder comprar una vivienda. Bajo las condiciones actuales, las invasiones son casi la única solución actual para responder al déficit de vivienda que tiene Lima, aunque esto conlleva varios problemas. Por un lado, refuerza el tráfico de terrenos. Además, se ponen en riesgo las zonas reservadas para espacios públicos y las áreas de protección ambiental como las Lomas de Amancaes.

Pero más allá del problema de perder áreas de reserva, el modelo de urbanismo informal que caracteriza a una gran parte de Lima también promueve el desarrollo horizontal de la ciudad. En muchos casos, barrios en la periferia tienen una mayor densidad que barrios cercanos a centralidades urbanas. Este modelo urbano incentiva la necesidad de trasladar largas distancias en vehículos motorizados –algo que es poco eficiente en términos de tiempo y recursos–.

Con la expansión urbana horizontal, se vuelve más caro entregar infraestructura, como vías, transporte público, agua y desagüe, junto con equipamientos como parques, colegios, escuelas. De hecho, en barrios en las laderas, existen casas donde jamás va a poder llegar una ambulancia, un camión de bomberos o una tubería de agua potable por las condiciones topográficas.

En conferencias sobre vivienda en Lima, he escuchado a representantes de municipalidades provinciales y del gobierno nacional promover la idea de encarcelar a cualquier persona que invada para construir viviendas en el futuro. Tales soluciones draconianas niegan la realidad de que hoy en día no hay una alternativa viable.

Una solución podría ser que nuevos proyectos multifamiliares incluyan un porcentaje mínimo de vivienda accesible independientemente de su ubicación en la ciudad. Así se podría responder en parte al déficit de vivienda, y promover una ciudad compacta en vez de horizontal.

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