MELVYN ARCE RUIZ (@Estenopeica) Redacción Online

En la bibliografía de Walter Riso figuran varios títulos en torno al amor. Él precisa que este, Enamorados o esclavizados, el que lo trajo de regreso a Lima, es el noveno y el penúltimo antes de cerrar su saga: El que sigue será sobre la pérdida afectiva y allí cierro el ciclo, dice. Pero antes de eso, Riso canaliza todos sus esfuerzos en un manifiesto de la liberación afectiva, un libro en el que desarrolla las claves para mantener la autonomía dentro de una relación sentimental con una línea argumentativa que el califica de amorosamente incorrecta.

Inicia Enamorados o esclavizados con citas de canciones y poemas que hacen apología al sufrimiento amoroso y luego habla de cómo han contribuido los poetas y la música popular a idealizar el amor de una manera equivocada… Es que el amor es una construcción social y personal. Tú lo construyes a través de la información que recibes del medio, de las telenovelas, de la literatura, del cine, de la música, de la poesía

¿Y qué tipo de amor nos están vendiendo? Cuando vemos estudios sobre el tema, nos damos cuenta de que estamos vendiendo un amor que es bastante enfermizo y muy propenso a generar sufrimiento. Vendemos un amor que no solo es cursi en términos estéticos, sino que es dañino en tanto te hace creer que el amor es todopoderoso, que el amor es eterno, que el amor todo lo puede y que le da sentido a la vida cuando en la práctica no es así: el amor es casi un problema de salud pública porque enferma, porque genera mucho sufrimiento y porque no hace que las personas se puedan realizar siempre. Se calcula que un 30 o 40% de las parejas viven muy bien, pero un 50% se separa. ¿Qué pasa? Hay algo que estamos haciendo mal. Parte de eso es esta información a través de la música y la poesía, que termina siendo más o menos similar cuando se habla del amor, y que van armando estas creencias que después nos impiden amar con libertad y tranquilidad.

Hay que ser un poco antiromántico entonces. No, yo creo que hay que ser románticos, pero no romanticones. Tú puedes bailar un bolero y sentirte romántico, pero si te tomas en serio la letra del bolero vas mal. Ya estás tomando como filosofía de vida algo que siempre trata más o menos de lo mismo: un amor imposible, alguien que sufre, canciones que dicen: “Tú eres quién define mi vida”, “Tú me completas”, “Lo eres todo para mí”, “No puedo vivir sin ti”. Todas esas cosas generan un caos afectivo. Yo pienso que sí puede existir romanticismo pero ese romanticismo debe ser intervenido por la mente. El romanticismo no es un sentimiento puro o un colon exacerbado. Uno tiene que pensar el amor, vivirlo y pensarlo. Cuando uno está en una relación de pareja, no solo siente el amor, también lo piensa. Decidir a qué hora vamos a hacer el amor es tomar una decisión, es cognitivo. Siempre está lo cognitivo en el amor, lo que pasa es que nosotros reducimos el amor solo al sentimiento y nos olvidamos de otras partes más importantes.

¿Cómo cuáles? El amor es saludable cuando decimos que tiene tres cosas. La primera de ellas es el deseo, al que yo llamo Eros en el libro. Las ganas del otro no pueden faltar en una relación. No es lo más importante pero tiene que estar. El segundo punto es la filia, que viene de una tradición aristotélica, y que es básicamente ser amigo de tu pareja. El tercer elemento es la ternura: que el dolor del otro te duela, que la alegría del otro te alegre. Esos tres elementos: Eros, filia y ternura. Es decir, hacen el amor con el mejor amigo y con ternura.

¿Y cómo consigues eso? Es que casi todo el mundo tiene los elementos pero no es consciente de ello. Yo escribí un libro llamado “Menos sufres” donde explico todo ese tema. Lo importante es tener conciencia de que tienes los tres elementos. Cuando tienes un problema en tu relación, solo tienes que ver cuál de los tres elementos está mal.

Siempre se comparan las relaciones del pasado con las de ahora y se toma como ejemplo que antes había menos divorcios, ¿qué pasaba? ¿Había otra visión del amor o era represión o temor a reconocer: “me equivoqué, ya no quiero estar más contigo”? Había una visión distinta del amor. El amor era visto como un sacrificio. Ahora la idea de una relación de pareja estable es una en que la persona se auto realiza, donde los principios no se ven vulnerados. Muchas relaciones de antes eran por apariencia, por aguante. La gente que tenía 30 o 40 años de casados se sentían orgullosos de eso pero no todos tenían relaciones de calidad. Lo que se busca en la posmodernidad es romper el mito de que las relaciones largas son las mejores. La idea tampoco es darle pase a la cultura del desechable. Pasar de una relación a otra. Eso es patología. En la posmodernidad hay una revolución en tanto a eso, hay un movimiento que privilegia la autonomía. El amor propio es un factor importante. Antes no se veía eso siempre.

¿Se necesita una revolución para el matrimonio? Pues ya se está haciendo. El matrimonio no se está viendo como un juramento más allá del bien y del mal. El tiempo puede marcar en un momento dado que ya no somos los mismos de antes. Tú puedes cambiar de sexo, de religión, o pasar de izquierda a derecha. Una persona puede volverse moralmente incompatible contigo… Los matrimonios podrían hacerse con contratos renovables. Los que tengan una cuestión religiosa que defiendan su fe, que es respetable. Los que no podrían tener matrimonios con un contrato renovable por cada dos años. Si la cosa funciona, si vamos bien, si no nos odiamos, si la dignidad no se afecta, seguimos.

¿Existe el amor eterno? Nunca he conocido el amor eterno ni nadie que lo haya tenido y eso que tengo 30 mil horas de consulta. Aceptar que existe el amor eterno, aceptar que existe la eternidad, que existen almas gemelas, que existe otra vida, que el amor solamente es uno. Si el amor es eterno, ¿por qué en Estados Unidos por primera vez hay más gente separada que casada?, ¿por qué elegimos mal? Yo no creo que exista el alma gemela ni un tal para cual, ni tampoco creo que el amor sea eterno. El amor se construye. Por eso yo la frase “te amo”, la cambio por “te estoy amando”. Si me preguntan: “¿Me amas?” Yo contesto: “Te estoy amando” Estoy construyendo siempre el amor, porque el amor es una construcción que no se termina nunca. Te vas a morir y en el lecho de muerte dirás: “Te estoy amando y te sigo amando pero todavía no he terminado de amarte”.

Pese a todo esa frase es muy romántica Es que a mí me parecen geniales las frases románticas. Mis libros las tienen, pero otra cosa es ser empalagoso y creer en frases irracionales y absurdas. En el amor hay que ser realista. Como dicen los budistas: Realismo afectivo, crudo y duro.

EL DATO Enamorados o esclavizados (Planeta, 2013) está a la venta en las principales librerías a 35 nuevos soles.