En "Star Wars: The Last Jedi", Luke (Mark Hamill) es maestro a regañadientes de la joven Rey (Daisy Ridley). (Foto: Lucasfilm)
En "Star Wars: The Last Jedi", Luke (Mark Hamill) es maestro a regañadientes de la joven Rey (Daisy Ridley). (Foto: Lucasfilm)
Sebastián Pimentel

"", la más poderosa franquicia fílmica del mundo, y la más incombustible, regresa de la mano de un nuevo director, Rian Johnson, aunque siempre debajo del ala protectora del productor J.J. Abrams. Fue este último quien se encargó de dirigir el relanzamiento de esta ópera galáctica el 2015 con “El despertar de la fuerza”, ya sin la vigilancia de George Lucas –los derechos pasaron a manos de la todopoderosa Disney–, pero sin convencer del todo. Quedaba por ver qué podía hacer Johnson para seguir prendiendo la mecha de un producto siempre efectivo comercialmente, pero cada vez más cansino y repetitivo.

Pues bien. De entrada diré que "Star Wars: The Last Jedi" (“Los últimos jedi”) es una especie de victoria fílmica. Aunque, por supuesto, algo pírrica, en tanto sigue abusando de la carta de la nostalgia. Pero, de todas formas, un partido ganado por puntos, gracias a que el director entendió que la verdadera magia, corazón y nobleza de "Star Wars" no reside en la pirotecnia ni en la fantasía. Tampoco en el humor. La clave estaba en la dramaturgia. En el tormento interior, en la duda que tienta a los personajes a perder la confianza en sí mismos, o en su misión.

Es ese lado turbulento y sombrío el que aflora en el caso de los tres protagonistas de esta entrega. Rey (Daisy Ridley), chica de padres humildes aunque destinada a ser la nueva jedi, es un revival del joven Luke –el de la trilogía primigenia–. En este capítulo, Rey debe entrenarse de la mano de un Luke (Mark Hamill) viejo y desencantado, que vive aislado y retirado en una isla rocosa. Por su lado, Kylo Ren (Adam Driver), joven y “nuevo Darth Vader”, nada menos que hijo de Han Solo y la princesa Leia, está obsesionado con dar pelea a Rey y, por supuesto, a Luke –su antiguo maestro y en parte causante de su enojo y enfilamiento en el “lado oscuro”–.

Esta triangulación entre Rey-Ren-Luke adquirirá una intensidad in crescendo que se agradece por la complejidad que aporta a los personajes. Rey es una especie de guerrera natural de buenos sentimientos. Y su determinación, algo excesiva o ingenua, es cuestionada por Luke. Este, por su lado, lejos de representar la figura del líder sabio e imperturbable, se siente culpable y se niega a enseñar a Rey los secretos de la Fuerza, algo que tiene que ver con una previa y amarga experiencia con Kylo Ren.

Este último personaje, encarnado con talento por Driver –lo vimos en “Silencio”, la obra maestra de Scorsese–, es un descarriado y temperamental villano que, con una mirada entre obcecada y frágil, escapa a la caricatura del mal. Kylo Ren no solo es un luchador poderoso. Es también un predestinado consciente de su genio y, sobre todo, es un renegado que se resiste a ser gobernado por sus superiores. Lo interesante de este capítulo es que reconoce en Rey a una ‘doble’, a la que decide seducir desde la identidad contraída por una comunicación telepática que va más allá de cualquier distancia o límite físico.

El montaje que pone en diálogo mental a Rey y a Kylo Ren, un bien y un mal que se desfiguran mutuamente, es formidable. Así como las zozobras de Luke, corroído por una visión fatalista de la vida. De esa forma, las dualidades se llenan de grises. Sin embargo, no todo es tan sutil. Lo que aleja a este filme del logro mayor de “El imperio contraataca” (1980) es la aglomeración de otras historias, cada una más épica que la otra, detrás de la trama principal. En ese sentido las peripecias de Finn (John Boyega), de Poe (Oscar Isaac) o de la vicealmirante Holdo (Laura Dern) son añadidos forzados. Con todo, se trata de uno de los capítulos más inventivos, retorcidos e inteligentes de la saga "Star Wars".

Título original: “Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi”.
Género: Acción, aventura, fantasía.
País: Estados Unidos, 2017.
Director: Rian Johnson.
Actores: Daisy Ridley, Mark Hamill, Adam Driver, John Boyega.
Calificación: 3/5

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