Milagros Asto Sánchez

En las últimas 48 horas, noticias sobre la aplicación de la pena de muerte han resonado en tres países de Asia. Ayer, Singapur realizó su sexta ejecución desde marzo, la de un hombre acusado de traficar marihuana, mientras que Japón ejecutó al asesino de Akihabara, un hombre condenado por matar a puñaladas a siete personas en el 2008 en ese distrito de Tokio. Un día antes, la junta militar de Myanmar consumó la misma pena a cuatro personas, en una medida que generó rechazo internacional.