Milagros Asto Sánchez

La guerra del gas ha cobrado sus primeras víctimas. cortó el suministro del preciado combustible a Polonia y Bulgaria por haberse negado a pagar en rublos, como lo exige el gobierno de Vladimir Putin en respuesta a las sanciones impuestas tras la invasión a Ucrania. La decisión no solo parece alejar la posibilidad de una pronta solución al conflicto bélico, sino que materializa una amenaza lanzada por Moscú al inicio de la conflagración: el uso de las exportaciones de gas natural como un arma contra Europa.

Putin ordenó a fines de marzo que los países “inamistosos” con Rusia, entre ellos Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y todos los estados miembros de la Unión Europea (UE) -como Bulgaria y Polonia-, paguen los suministros en rublos debido a las sanciones occidentales impuestas contra Moscú. La decisión fue particularmente dura para la UE, pues el 46% del gas que consume es ruso.

MIRA: Rusia corta el suministro de gas a Polonia y Bulgaria por no haber pagado en rublos

Por ello, luego de que el gigante gasístico ruso Gazprom cortara el gas a Polonia y Bulgaria, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, denunció el “chantaje inaceptable” de Moscú e insistió en que la UE trabaja en el sexto paquete de sanciones contra el Kremlin.

La decisión de no suministrarle gas a Polonia y Bulgaria es parte de la reacción que Rusia está teniendo a las sanciones. Algunas compañías energéticas comenzaron a abrir cuentas en rublos para poder pagar el gas y el petróleo en rublos a Rusia, pero Polonia y Bulgaria se negaron”, dice a El Comercio Adriana Boersner, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Carolina del Sur Aiken.

Gazprom empezó a cobrar en rublos tras la imposición de sanciones occidentales a Moscú. (Foto: REUTERS/Dado Ruvic)
Gazprom empezó a cobrar en rublos tras la imposición de sanciones occidentales a Moscú. (Foto: REUTERS/Dado Ruvic)
/ DADO RUVIC

Para el analista internacional Roberto Heimovits, el uso de Moscú de sus exportaciones de gas natural a Europa agrava más las tensiones entre las partes. “La dependencia de Europa del gas ruso es importante, no se le puede poner fin en el corto plazo, pero el hecho de que Rusia esté usando su gas como arma molesta a los europeos”, dice a El Comercio.

El experto agrega que Rusia está buscando dos cosas: que le levanten las sanciones económicas que le impusieron por la guerra y que los países dejen de apoyar a Ucrania.

Si bien la UE ha dicho que no cederá a las presiones de Moscú y asegura estar buscando fuentes alternativas para obtener el combustible, Boersner apunta que no hay muchas opciones posibles.

Si uno ve el mapa de los oleoductos que van hacia Europa ves que los principales son los que vienen de Rusia y los que vienen de Argelia, que tiene oleoductos que pasan por Portugal, España y Francia. Habría que ver qué tanto Argelia puede aumentar su producción para compensar ese gas que posiblemente Rusia no le vaya a vender a otros miembros de la UE si sigue cortándole el suministro a más naciones. Es difícil saberlo”, afirma.

Un residente local camina fuera de un edificio destruido durante el conflicto entre Ucrania y Rusia en la ciudad portuaria sureña de Mariupol, Ucrania.
Un residente local camina fuera de un edificio destruido durante el conflicto entre Ucrania y Rusia en la ciudad portuaria sureña de Mariupol, Ucrania.
/ REUTERS/Alexander Ermochenko

Los próximos en la lista

Para los expertos es claro que, aunque está por verse si Rusia va a cerrar más oleoductos, los primeros en verse afectados por este tipo de ofensiva serían los miembros de la Unión Europea, que son los que dependen más del gas y petróleo rusos.

Aunque, en principio, el corte del gas representa una pérdida mutua porque Rusia necesita vender ese gas y la UE necesita recibirlo, Boersner destaca que en este momento, la balanza está en favor de Rusia.

Si países como Polonia y Bulgaria ya no tienen el suministro de gas desde Rusia y no han buscado fuentes alternativas, obviamente quienes sufran un mayor impacto negativo serán los miembros de la UE. Los precios del gas van a empezar a subir y el precio de petróleo también. En este momento Rusia está en una posición mas favorable”, considera la experta.

Heimovits recuerda que Polonia depende un 45% de su gas de Rusia y Bulgaria en más de 70%. “Rusia está usando a estos países como un ensayo para ver si puede hacer lo mismo con otros países como Alemania e Italia, que serían los objetivos principales. Rusia está midiendo cómo los puede afectar”, señala.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, pronuncia un discurso en una reunión del consejo asesor del Parlamento ruso en San Petersburgo el 27 de abril de 2022. (Alexandr Demyanchuk / SPUTNIK / AFP).
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, pronuncia un discurso en una reunión del consejo asesor del Parlamento ruso en San Petersburgo el 27 de abril de 2022. (Alexandr Demyanchuk / SPUTNIK / AFP).

El escenario plantea varias interrogantes, entre ellas qué países podrían ser los siguientes en sufrir el corte del suministro del gas ruso. Para Boersner es claro que si Rusia continúa con este tipo de ofensiva el país más afectado sería Alemania porque depende mayoritariamente de los gasoductos de Rusia.

Ese efecto dominó va a depender de las reacciones que veamos de la UE en los próximos días, si la UE realmente es seria en sancionar a Rusia -y la UE ha sido contundente en estos meses al buscar fuentes alternativas de energía- entonces ahí sí veríamos un cierre completo de oleoductos de Rusia hacia la UE”, afirma.

Agrega que países como Francia, España, Portugal o Gran Bretaña no se verían tan afectados porque no dependen tan extensamente del gas y petróleo rusos, sino que importan la mayoría de su gas de países como Argelia. “Países nórdicos como Suecia y Noruega tampoco son países que dependen del combustible ruso. De existir un efecto dominó, el que se va a ver más afectado va a ser Alemania”, considera.

Jugada arriesgada

Pero no todo es positivo para Rusia. A la larga Moscú puede empezar a cerrarle gasoductos a Alemania y otros miembros de la UE, pero ello puede colocarla frente a un panorama complicado. ¿Si no le vende a su principal mercado entonces a quién le va a vender ese gas?

“Es importante notar que el gas no es tan fácil de vender, como sí lo es el petróleo, y es por eso que Rusia se ha dado la tarea de construir los oleoductos porque es la manera más fácil de transportar el gas. En algún momento Rusia va a tener que decidir si quiere seguir sancionando a la UE utilizando esta estrategia”, dice Boersner.

Además de arremeter contra el Kremlin, Von Der Leyen recalcó que Europa está trabajando en un plan para cortar las importaciones de gas natural de Rusia. De hecho, es probable que, tras la medida adoptada por Moscú contra Bulgaria y Polonia, Europa esté más decidida todavía a reducir su dependencia del gas ruso.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Gints Ivuskans / AFP).
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Gints Ivuskans / AFP).

Para Heimovits si bien la UE puede sufrir bastante en el corto plazo por el uso del gas ruso como arma al servicio de los intereses económicos y geopolíticos del Kremlin, a largo plazo el que puede verse más perjudicado es Rusia.

Recuerda, por ejemplo, que algo que hace menos efectivo el corte del gas ruso es que ya el invierno terminó en Europa y que Bulgaria ya ha anunciado que en junio va a tener una terminal lista para importar gas de Azerbaiyán vía Grecia. Polonia, por su parte, ya construyó una terminal para importar gas licuado de Qatar.

Estas son medidas que demuestran que Rusia puede hacer bastante daño con sus cortes de gas en el corto plazo, pero probablemente en el largo plazo, al presionar a Europa a buscar nuevas fuentes de gas natural, a quien va a terminar dañándose va a ser a sí misma. Además, Rusia no tiene un mercado alternativo para su gas en todas las cantidades que exporta a Europa. Es una situación compleja”, apunta el experto.