El sábado hubo una explosión en el puente de Kerch, que une Crimea y Rusia y que simboliza el punto final de la cuestionada anexión orquestada por el presidente Vladimir Putin en el 2014. Fue un “acto de terrorismo”, sostuvo el mandatario, quien también señaló a los servicios de inteligencia de Ucrania -que en las últimas semanas avanzó en el rechazo a la invasión de Moscú- como los responsables. Las investigaciones aún están en curso, pero para Putin es claro que es tiempo de venganza. “Es imposible dejar sin respuesta los crímenes del régimen de Kiev”, sentenció.