(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)
(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)

La polmica sobre la nueva escalera que da acceso al cementerio Presbtero Maestro, encendida la semana pasada, se da luego de que algunos visitantes y especialistas en patrimonio cultural afirmaran que dicha rampa atenta contra los atributos del camposanto como monumento histrico.

Los que critican la instalacin denuncian que la escalera aterriza como un objeto visualmente extrao a la armona arquitectnica del recinto. Cuando lo antiguo y lo moderno se combinan tan bruscamente choca a la vista y a los sentidos, opin, por ejemplo, Carlos Herrera Descalzi, decano del Colegio de Ingenieros del Per.

La obra, sin embargo, cuenta con todos los vistos y buenos de las autoridades, desde la Beneficencia de Lima, que tiene su administracin, hasta el Ministerio de Cultura y distintas personalidades que impulsan su preservacin y mejoramiento. Entre ellos, Luis Repetto, reconocido muselogo, quien pondera sus ventajas dada la conexin que ofrece con la nueva estacin del metro de Lima llamada, precisamente, Presbtero Maestro.

Brinda seguridad al visitante, no afecta al monumento pues est instalada en la parte moderna del cementerio que data de los aos 50 y va a facilitar que las familias de las 220 mil personas all enterradas puedan pasear por sus recintos con comodidad, explic Repetto.

Pero ms all de la polmica, que recin empieza, ha sido notable la pasin con la que muchas personas, expertos, vecinos y ciudadanos, se estn pronunciando sobre este impresionante campo monumental, extendido sobre 22 hectreas de los Barrios Altos.

Desde aquel colonial 31 de mayo de 1808, cuando acudieron al poco significativo Panten de Lima el virrey Abascal, los oidores, los miembros del Cabildo, el arzobispo Bartolom de las Heras y otros miembros de la comunidad espaola y criolla a poner sus primeros mrmoles, el rol social de este primer Cementerio General de la capital, dirigido entonces justamente por el presbtero Matas Maestro, ha sido trascendental.

Sus mausoleos y criptas son, en principio, extraordinario testimonio de uno de los cambios de mentalidad ms importantes en la historia moderna: el dejar de sentir a la muerte como una bveda negra y hermtica, como en las catacumbas medievales, para dar pase al dolor fnebre como algo que se puede exclamar en pblico.

Su imponente distribucin de obras de arte, esculturas y placas, guardan tambin el recuerdo de los hombres notables de la patria. Los que fundaron la repblica, como Torre Tagle, Gamarra o Castilla, tanto como nuestros hroes ms importantes, como Grau, Bolognesi o Cceres.

Lo positivo de esta escalera polmica es, en todo caso, que nos est llamando la atencin sobre la necesidad imperiosa de poner en valor uno de los escenarios ms importantes de la narrativa nacional, tal como lo es Arlington en Washington D.C., Estados Unidos o La Recoleta en Buenos Aires. El cementerio es serio. Sus deudos, todava.