Callado pasa piola, por Arturo Maldonado
Callado pasa piola, por Arturo Maldonado
Arturo Maldonado

Adaptando un refrán, parece que la estrategia del actual alcalde es callar para no parecer improvisado, que abrir la boca y despejar la duda. En medio del ruido político, lleno de agendas, narcoindultos y Lava Jatos, el alcalde de Lima está aplicando esa táctica y está pasando piola. Tras un bajón en su popularidad, ahora ha recuperado los niveles de inicios de su gestión, alrededor de 70%. Nada mal para un alcalde que al parecer no tiene idea de qué hacer con Lima. Dos hechos recientes indicarían que la brújula de la ciudad anda perdida. El primero es la reforma del transporte que languidece. Por un lado, el corredor Tacna-Garcilaso-Arequipa está siendo invadido lentamente por colectivos, cuando es una vía exclusiva para bus azul y autos particulares. Si un potencial pasajero no puede esperar algunos minutos para tomar un bus por 1,20 soles o prefiere no ir atiborrado, entonces ahora puede tomar un colectivo por 2 soles. Si muchos pasajeros deciden lo mismo, nos llenamos de colectivos, la avenida se tuguriza y todos perdemos más tiempo. Ante las denuncias en diversos medios, la autoridad municipal reaccionó tardíamente al colocar por unos días algunos inspectores y policías para controlar a los colectivos. Por otro lado, el corredor La Marina-Javier Prado nunca se inició del todo porque la no se decide a retirar a las combis, como indica el contrato y como se comprometió con el consorcio.

El segundo hecho es lo ocurrido en la . Tras el atropello de un ciclista, el municipio limeño atinó a colocar supervisores de velocidad e inventarse señalética. Se implementó una solución temporal a un problema estructural. Un alcalde dubitativo manifestó que el proyecto de la Costa Verde sí incluye ciclovías y veredas, pero no dice dónde estarán y luego, justificándose, indicó que el tercer carril no quitó ningún centímetro de ciclovía porque no la había. Sin embargo, al priorizar un tercer carril para los carros y no veredas y ciclovías, sí se nos quitó muchos centímetros a los ciudadanos, centímetros que pudieron estar en lugar de más pistas.

El alcalde es el representante de los vecinos de Lima. Todo representante tiene dos responsabilidades: proponer ideas y proyectos, y reaccionar a los pedidos y demandas ciudadanas. El alcalde es bueno reaccionando ante problemas, pero al parecer reacciona solo para la foto. El control de colectivos en el corredor azul y los controladores de velocidad en la Costa Verde son parches temporales, para las cámaras. Por otro lado, el alcalde solo reacciona y no propone. Se dedica a presentar proyectos aislados, plantando más cemento en la capital, pero no hay un plan que indique cómo encajan esos proyectos en un esquema integral de la ciudad. 

Por el momento, esta estrategia de reacción y soluciones parciales le ha funcionado. Ha logrado recuperar sus altos niveles de aprobación ciudadana. Por otro lado, la prensa y los ciudadanos estamos y estaremos ocupados con la atención puesta en la inminente campaña electoral. Así, el alcalde podrá seguir pasando piola. Sin embargo, cuando acabe la campaña y llegue el próximo cambio de gobierno, los reflectores podrían girar otra vez a su gestión, y ahí veremos qué tanto se ha avanzado en el ordenamiento urbano de Lima. Si hay un plan maestro oculto en esta confusión, entonces los limeños nos beneficiaremos. Si, por el contrario, no lo hubiera, habremos perdido un año y medio, en el que seguiremos con una gestión que no se atreve a garantizarnos una mejor calidad de vida. Porque quien calla finalmente otorga.