Un editorial del diario El Comercio, publicado el 11 de abril de 1959, empezó a mover la conciencia de la ciudadanía para iniciar una colecta que ayudara a la llegada del segundo buque con el nombre del Almirante Miguel Grau. El primer buque había entrado en servicio al país en 1907 y se mantuvo activo unos 50 años. Un tercer buque Grau llegaría luego en 1973 y sería dado de baja en el 2017. Justamente, hoy se realizará su subasta.
La Colecta Nacional Pro Marina del 59 tuvo el apoyo de todas las Fuerzas Armadas y de los propios miembros del gabinete ministerial y del gobierno nacional de Manuel Prado. La mayoría de los ministros no se demoraron en colaborar con sendas donaciones en efectivo. Pero, además, la movilización social que generó la campaña del diario decano provocó que un grupo de entusiastas señoras se organizaran y recorrieran las calles del Centro de Lima.
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Un día de gran expectativa general fue el 8 de octubre de 1959, día en que se recordaba el glorioso Combate de Angamos. Lo que había nacido en un editorial cobró tanta fuerza todo ese año, que fue inevitable que el objetivo se concretara a comienzos de 1960, con la llegada del segundo BAP Miguel Grau al Callao, en la mañana del 31 de enero de 1960.
Ese sentimiento de colaboración es lo que podemos ver en la imagen de aquel 8 de octubre del 59 y que publicamos junto con el presente texto, donde se observa a tres mujeres que apoyaban la colecta nacional y que colocaban el distintivo de la campaña a un joven lustrabotas de la plaza San Martín.
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El centro de operaciones de la campaña en el Centro de Lima se había ubicado en esa céntrica plaza. Desde allí, las decididas damas no dejaron de pedir la colaboración de todos, grandes y chicos, en bien de la renovación de la Marina y, por tanto, en la defensa de la patria.
La “feliz y patriótica iniciativa”, como fue descrita la campaña de El Comercio tuvo repercusiones en todos los ámbitos y regiones del país. El Comité Coordinador de la Asociación Nacional Pro Marina se ramificó y creció con rapidez, formándose en varios departamentos comités de apoyo a la colecta nacional.
La propia ciudadanía reaccionó positivamente y el mundo empresarial, por supuesto, no se quedó atrás. Un ejemplo fue el banquero Augusto Wiese quien, casi al final de la campaña, en enero de 1960, donó a nombre de su familia 200 mil soles en bonos de la colecta Pro Marina.
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A Wiese le siguieron empresas comerciales de todos los rubros y numerosas personalidades del país. Nadie quería quedarse sin donar lo que podía. Como dijimos, el 31 de enero de 1960, el nuevo BAP Miguel Grau se acoderó en el muelle naval del Callao. El ejemplo de Grau fue, sin duda, la figura que inspiró esta histórica colecta nacional.
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