Apenas empezó el conflicto con Chile, en la llamada Guerra del Salitre, el 5 de abril de 1879, El Comercio envió a su “corresponsal de guerra” al sur peruano para tener las crónicas de los sucesos bélicos, pero también usó la inmediatez de los cables noticiosos. La gente pedía información de lo que pasaba con los nuestros. Los hechos, que adquieren mayor relevancia con el cumpleaños de Miguel Grau este 27 de julio, fueron puntualmente cableados.
El Comercio no estuvo solo en esa tarea de seguir en la búsqueda de la noticia en la zona del conflicto armado. Colegas de otros diarios de la época como La Opinión Nacional, El Nacional y La Patria, también destacaron a sus audaces corresponsales de guerra; al igual que se hizo en Europa durante la guerra francoprusiana hacía nueve años (1870-1871); en Estados Unidos en la guerra de secesión (1861-1865).
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El historiador Héctor López Martínez en un artículo en suplemento El Dominical de El Comercio, de abril del 2015 (“Periodismo de combate”) indicó que el corresponsal de guerra del diario decano, Rodolfo del Campo, no pudo estar en el monitor Huáscar durante el combate de Angamos, el 8 de octubre de 1879; había estado, más bien “embarcado en la Independencia cuando ocurrieron los eventos de Iquique, su barco encalló persiguiendo a La Covadonga”.
Ni siquiera pudo estar el famoso corresponsal del Huáscar, Julio Octavio Reyes, de La Opinión Nacional, pues este se quedó en el puerto de Iquique (el Huáscar adelantó imprevistamente unas horas su partida) cuando el monitor de Grau había ya partido de allí el 30 de setiembre de 1879, a solo una semana del fatal desenlace.
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Por lo tanto, los cables que llegaron desde el sur posterior al combate fueron los encargados de darnos no solo la penosa noticia sino también los detalles de lo ocurrido y las consecuencias de esa mañana de fuego, muerte y heroísmo de Miguel Grau y sus marinos del Huáscar. Lo mejor del Perú se vio actuar en el rebelde monitor.
CABLES: 9 DE OCTUBRE DE 1879
“Noticias del sur”
”El cable transmite una noticia cuya gravedad y trascendencia no nos ocultamos, pero debemos tener suficiente valor para recibir resignados, con tanta tranquilidad como sea posible, sin anonadarnos”.
“Un telegrama oficial recibido de Arica al mediodía de hoy, anuncia la probabilidad de que haya sucumbido el Huáscar en un combate con los blindados chilenos”.
“El despacho al que nos referimos comunica que el 8 combatió con el Blanco Encalada y el Lord Cochrane en Mejillones, y aunque solo agrega que es probable la pérdida del Huáscar, debemos estar preparados para lo peor y dar esa pérdida como realizada”.
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“Arica 9 a las 4.20 a.m.”
“Ayer regresado el Huáscar y la Unión fueron aconchados por dos divisiones de la escuadra chilena 8.30 a.m. – Unión perseguida por tres buques, se retiró viendo hasta las 10 a.m. combate Huáscar, Cochrane, Blanco Encalada”.
“Tenemos entendido que el Gobierno he pedido detalles a Arica”.
“El telegrama es enviado por el general Prado, en clave, y la traducción da las siguientes palabras: “Total derrota probable”. Pero debe tenerse en cuenta que esa clave tiene voces convenidas para decir “a pique” y “rendido”, y ninguna de las dos ha sido empleada”.
“Arica 9 a las 10 y 45 a.m.”
“Hoy Rímac llegará Callao. Ayer a las 10 a.m. ha tenido lugar un combate entre el Huáscar y el Blanco Encalada en Mejillones de Bolivia. Probable Huáscar haya sido completamente derrotado. Mando Unión Callao”.
En ese mismo despacho se anuncia que la Unión ha salido de Arica para el Callao en la mañana de hoy, pero no se insinúa siquiera si estuvo o no en el combate de Mejillones. El laconismo con que se transmite esta noticia es horroroso.
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“Suponemos que no se permita en Arica dirijir despacho particulares sobre lo ocurrido, y a esto atribuimos la falta de telegrama directo para El Comercio”.
“Pero mientras salimos de tan terrible ansiedad, el patriotismo aconseja resignación, firmeza y fe en los destinos de la República”.
“Correspondencia de Arica”
Corresponsal de El Comercio en campaña – Arica, Octubre 9 de 1879
“Distinguimos a los blindados Lord Cochrane, Blanco Encalada; corbeta O’Higgins, goleta Covadonga y transporte armado Cousiño e Itata. Parece que reconocieron cuidadosamente el puerto”.
“El contra-almirante Montero ha impartido ya sus órdenes y recorrido las baterías y cuarteles. Hace señales preguntando si rompe los fuegos; y se le contesta que lo haga tan pronto como el enemigo se encuentre a tiro”.
“La ansiedad es grande. La gente demuestra su impaciencia patriótica. Todos están en sus puestos. Los cabos de cañón, estrechan nerviosos la cacerina, aguardando la voz de fuego para contestar con la de ¡carguen!”.
La noticia irremediable fue la más funesta para la marina peruana. Entonces todos recordaron que Miguel Grau, en una de sus últimas despedidas del Perú, dijo lo siguiente: “Todo lo que puedo ofrecer en retribución de estas manifestaciones abrumadoras es que si el Huáscar no regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré”. Grau, como todo buen peruano, cumplió su palabra.
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