Tanto tú como yo, a lo largo de nuestra vida, hemos recibido críticas, comentarios u opiniones, ya sean con respecto al ámbito laboral, personal, educativo, deportivo, u otro. No estamos exentos de que las personas nos den a conocer sus diversos puntos de vista pues –nos guste o no– de cierta manera las críticas constructivas o los feedbacks nos brindan la oportunidad de un mayor crecimiento personal. Al identificar nuestras áreas de mejora y reflexionar sobre nuestros comportamientos, acciones o desempeño, podemos aprender de nuestras fallas y potenciar así, nuestro desarrollo personal.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que no todos vamos a percibir las críticas de la misma manera, por más que los demás las hayan realizado desde el respeto, la empatía y con la mejor intención. A veces simplemente no podemos comprender su verdadero trasfondo, es decir, nos cuesta visualizarlas como una posible oportunidad de mejora y de aprendizaje, por lo que solemos sentirlas como ataques personales.
¿Por qué nos cuesta aceptar las críticas?
Ciertamente, recibir y aceptar críticas es una habilidad social que no todas las personas tenemos, por lo que es muy probable es que sintamos algún tipo de inseguridad. Desde luego, esto puede suceder porque concebimos estas críticas como una amenaza a nuestro ego, pues nuestra identidad y autoestima muchas veces se construye a partir de cómo nos vemos nosotros mismos y cómo creemos que los demás nos perciben, razón por la que, cuando alguien nos critica, lo sentimos como un ataque a nuestra autoimagen.
Asimismo, las críticas también pueden aflorar una serie de sentimientos de miedo al rechazo, puesto que la necesidad de ser aceptados y valorados por el resto, puede generar cierta resistencia a recibir las críticas y a mantener una imagen positiva de nosotros mismos, ya que podemos sentirnos juzgados y desaprobados por las personas de nuestro entorno. De igual manera, las experiencias previas también pueden marcar un antes y un después; sobre todo, aquellas en donde las críticas fueron dolorosas y humillantes, motivo por el cual, vamos desarrollando una mayor sensibilidad e incluso aversión hacia futuras opiniones.
No cabe duda que, cuando recibimos críticas, es muy común que experimentemos emociones, como vergüenza, ira, tristeza o frustración y si carecemos de habilidades de afrontamiento, es probable que, nos sintamos abrumados por estas emociones intensas y que no sepamos cómo manejarlas de manera saludable. Inclusive podemos llegar a interpretar las críticas de manera negativa automáticamente, por lo que las percibimos como ataques personales o como evidencia de una supuesta incapacidad o falta de valor.
¿Cómo gestionar mejor las críticas?
Mentalidad de crecimiento
Como mencioné, las críticas pueden ser una muy buena oportunidad de aprendizaje y crecimiento, por lo que mantener una mayor apertura nos permite recibir desde una perspectiva diferente las opiniones de los demás, ya que al atribuirle cierto valor a la información que nos están brindando, dejamos de concebirlas como amenazas, sino como una oportunidad de mejora. Además, si nos enfocamos en el proceso y esfuerzo, más no tanto en el resultado final, el cual pudo haber generado críticas, empezamos a darnos cuenta que, todos tenemos fortalezas y aspectos en los que tenemos que seguir trabajado, pues muchas veces el aprendizaje se logra por medio de una serie de ensayos y errores que finalmente, fortalecen nuestro desarrollo personal.
Reflexión
Es importante que, nos tomemos el tiempo necesario para analizar y reflexionar sobre las críticas recibidas, en otras palabras, tenemos que tratar de no percibirlas automáticamente como algo negativo, sino evaluar si hay alguna verdad en ellas y ver la manera de cómo podemos orientarlas a nuestro proceso de crecimiento y mejora continua. Por supuesto, la reflexión nos ayuda a identificar patrones y temas recurrentes, por ejemplo, si notamos que muchas personas nos señalan una misma área de mejora, esto nos indica que, tal vez sea necesario enfocar nuestros esfuerzos en ello. Por consiguiente, es más saludable aprender a visualizar las críticas como una guía para nuestro proceso de crecimiento y aprendizaje.
Valor personal
Aunque pueda resultar un tanto complicado al inicio, es fundamental que procuremos separar la crítica de nuestra autoestima, es decir, al entender que el comentario u opinión está orientado a una acción, comportamiento o resultado en concreto, nos damos cuenta que no tiene nada que ver con nuestro valor como seres humanos. Igualmente, al comprender que no existe una relación entre ambos elementos, también fortalecemos nuestra autoconfianza, pues cuando no permitimos que las opiniones de los demás nos afecten emocionalmente y determinen nuestra valía, empezamos a ser más seguros y nos sentirnos más capaces de afrontar cualquier desafío o crítica constructiva.
Por último, creo que es fundamental que cuando sintamos que una crítica nos afecta mucho, deberíamos preguntarnos a qué se debe nuestra reacción y qué nos molesta realmente del comentario recibido.
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