Conducir tranquilamente y de repente otro carro me cierra o tener prisa y que la cola para pagar en el supermercado no parezca avanzar, son algunos ejemplos de sentir frustración. Todos en algún momento nos hemos sentido frustrados. Y es que viene a ser un sentimiento normal que se experimenta, en mayor o menor medida, en el día a día. Se puede reflejar en diferentes aspectos como cuando no conseguimos lo que deseamos o cuando nuestras aspiraciones tienen obstáculos que nos impiden lograrlas.
Así como existe la frustración moderada, también existe la que es más profunda. Se expresa cuando nos esforzamos mucho, pero con pocos o nulos resultados. Ante ello, es normal sentirme mal y tener esa tensión frente a la frustración.
¿Por qué aparece la frustración?
Las fuentes de la frustración se pueden expresar de manera interna o externa:
- Internas: Pensar que no podemos hacerlo por nosotros mismos y tener expectativas temerosas de que no obtendremos la respuesta que queremos o de que seremos rechazados.
- Externas: La cultura y sociedad a la que pertenecemos, que, en ocasiones nos impone exigencias irrazonables y otras veces nos limita; así como personas que son importantes para el avance de nuestros planes y nuestro bienestar.
¿Cómo nos afecta la frustración?
Algunos efectos o consecuencias de no prestarle atención a la frustración pueden ser:
- Tener una baja fuerte de desconfianza y autoestima.
- Irritabilidad y reacciones exageradas.
- Miedos anticipatorios, ansiedad y estrés.
- Pérdida ganas de hacer lo que nos da placer.
- Sentimientos de soledad e incomprensión.
- Consumo de sustancias.
- Dificultad para conciliar el sueño o descansar bien.
5 consejos para gestionar la frustración
El portal Psicología y Mente nos da algunas recomendaciones para gestionar la frustración.
- Observa: Trata de observarte a ti mismo, lo que sucede y tomando un respiro antes de reaccionar a una situación.
- Medita: Realiza respiraciones profundas al día para relajarte y relajar tus músculos.
- Realiza actividades que te den placer y aumenten las hormonas de la felicidad.
- Ejercítate: Para que tu comunicación verbal y no verbal sea asertiva y positiva.
- Busca apoyo profesional: Si nada funciona, es mejor buscar apoyo en una persona especializada, para mejorar nuestras habilidades comunicacionales, descubrir nuestras creencias limitantes y mejorar nuestra autoestima.
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