Ya sea que nos estemos enfrentando a un nuevo desafío o una situación cotidiana, es lógico que siempre esperemos lo mejor de cada uno de esos momentos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando no salen como esperábamos? En definitiva, puede producirse cierta decepción e incluso podemos experimentar en diversos niveles frustración, es decir, hay personas que tienen una alta tolerancia, por lo que suelen aceptar que esta emoción es parte natural del proceso; no obstante, aquellas que son intolerantes a la frustración, presentan una mayor dificultad para manejar situaciones en las que sus deseos, necesidades o expectativas no se cumplen.
¿Qué es la baja tolerancia a la frustración?
Cabe señalar que, esta poca tolerancia a aceptar nuestros errores y fallas, es más común de lo que pensamos, tal es así que, este término fue acuñado por el psicólogo Abert Ellis a mediados del XX, quien consideraba que este era un problema que se relacionaba con patrones de pensamientos irracionales.
Según Ellis, la baja tolerancia a la frustración surge cuando las personas tienen expectativas irracionales sobre cómo deberían ser las cosas y son incapaces de aceptar cuando estas no salen según lo planeado. Además, estas expectativas pueden ser absolutistas (“debe ser perfecto”) o condicionales (“solo puedo ser feliz si tengo éxito en todo lo que hago”).
Desde luego, estas expectativas irracionales pueden llevar a una intolerancia a la frustración, puesto que nos hacen sentir muy molestos y deprimidos cuando no logramos lo que nos hemos planteado, en lugar de darnos cuenta que, la vida no es perfecta y que es natural que esté llena de adversidades que, en ocasiones, pueden ser inevitables. Generalmente, las personas con baja tolerancia se enfocan en lo negativo, y no son capaces de visualizar estos errores como posibles oportunidades de mejora, las cuales se logran gracias a un aprendizaje por ensayo y error, convirtiéndolos en una experiencia cognitiva más significativa.
¿Cómo podemos superar nuestra baja tolerancia a la frustración?
Creo que es importante destacar que, la tolerancia a la frustración es una habilidad que se puede desarrollar y potenciar con el tiempo, evidentemente, esto implica trabajar en nuestras actitudes, emociones y pensamientos, con la finalidad de conseguir una mejor capacidad para manejar el estrés y la incertidumbre.
Detectar pensamientos irracionales
Por ejemplo, la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), nos ayuda a reemplazar las expectativas irracionales con expectativas más realistas que nos permitan aceptar las situaciones frustrantes como parte de la vida. Gracias a este tipo de intervenciones psicológicas, podemos identificar y cambiar patrones de pensamiento que están contribuyendo a que nos sintamos de esta manera. Sin duda, el cuestionarse sobre estas creencias y generar un cambio, nos permite manejar de forma efectiva las situaciones en general.
Trabajar en la aceptación
Claramente, este es un punto esencial, ya que no solamente se trata de aceptar las situaciones, sino que, en realidad, la baja tolerancia a la frustración puede tener un trasfondo de baja autoestima, puesto que al sostener una perspectiva negativa de uno mismos y tener mayor dificultad para gestionar las dificultades de la vida, nos suele generar una mayor sensación de desesperanza y desamparo. Por esta razón, es importante desarrollar nuestra capacidad de autoaceptación y reconocer que no somos perfectos y que, por ende, la vida tampoco.
Desarrollar la resiliencia
Como bien sabemos, la resiliencia es esa capacidad de poder recuperarnos y adaptarnos tras atravesar por una situación desafiante. Considero que, es sumamente necesario trabajar en ella, ya que una vez que hemos canalizado y aceptado lo sucedido, esto nos permite tener una mayor apertura y mantener una actitud más positiva ante la vida misma. Sin lugar a duda, creo que es importante desarrollar nuestra capacidad de autoconocimiento para poder comprender quiénes somos y qué deseamos alcanzar, con el fin de trazar metas más realistas y aceptar los errores como una experiencia de aprendizaje.
Habilidades de afrontamiento
Por lo general, las personas que sufren de ansiedad pueden presentar una baja tolerancia a la frustración, dado que tienen una mayor sensibilidad a situaciones estresantes. Por ello, es fundamental aprender habilidades de afrontamiento, como la identificación y regulación de emociones, la resolución de problemas, la comunicación asertiva, la práctica de atención plena, entre otras técnicas. De igual manera, para tener un mayor manejo del estrés y la ansiedad, por ejemplo, la relajación muscular progresiva o la meditación, son buenas prácticas para gestionar esa sensación de sentirnos abrumados constantemente.
Por último, si tenemos la oportunidad de acudir a un psicoterapeuta podemos lograr una mejor tolerancia a la frustración, pues el profesional no ayudará a identificar cuáles son los patrones de pensamiento irracional y nos brindará técnicas y estrategias de afrontamiento para desarrollar esta habilidad. Además, podemos ir practicándola de forma gradual, es decir, comenzar con situaciones pequeñas y progresivamente, aumentar su dificultad para obtener mejores resultados a largo plazo.
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Milenka Duarte es periodista y psicóloga por la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
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