Todo puede cambiar en cuestión de semanas. El pasado 29 de febrero, cánticos y pancartas ofensivas apuntaron a Dietmar Hopp, el hombre más odiado de la Bundesliga. Han pasado los días y muchos lograron conocer el trasfondo de lo sucedido. Más personas se pusieron en su contra de él. Pero ahora todo el mundo está esperanzado en el dueño del Hoffenheim, ya que su biofarmacéutica estaría cerca de encontrar la cura para el coronavirus.
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Hopp, además de ser el dueño del Hoffenheim, también es el máximo accionista de la compañía alemana CureVac. Según el portal germano “Dier Spiegel”, dicha empresa biofarmacéutica está ultimando una vacuna para contrarrestar la continua expansión de la pandemia que hoy se vive por el COVID-19.
En medio de la incertidumbre y la constante búsqueda de una cura, la solución parece estar en las manos de este directivo multimillonario. Hopp tiene la oportunidad de cambiar esa negativa imagen que adquirió en el fútbol alemán si es que logra concretar la vacuna que millones de personas necesitan.
Según varios medios, el mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está ofreciendo una fortuna para comprar exclusivamente la vacuna que viene desarrollando CureVac. Sin embargo, eso no es lo que está buscando Hopp con la posible cura, sino más bien un beneficio mundial.
“Si esperamos tener éxito pronto para desarrollar una vacuna eficaz contra el coronavirus debería llegar y ayudar a las personas de todo el mundo, no solo de una región de población determinada”, dijo el dueño de Hoffenheim. La esperanza es lo último que se pierde.
¿POR QUÉ ODIAN A HOPP EN ALEMANIA?
Dietmar Hopp es multimillonario, incluso es considerado uno de los más ricos del mundo por la revista “Forbes”. La mayor parte de su riqueza se la debe a la empresa alemana SAP, dedicada al rubro del software, la mejor de Europa y la tercera más grande del mundo. Hopp fue uno de los fundadores de dicho grupo. La aventura con el fútbol la emprendió a inicios del presente siglo, invirtiendo mucho dinero con su empresa para que el Hoffenheim evolucione constantemente.
Su objetivo lo logró. El Hoffenheim pasó de ser un equipo prácticamente amateur a jugar en la Bundesliga desde la temporada 2007-08. Incluso, el club blanquiazul ya ha marcado presencia en las importantes competiciones europeas en los últimos años. Ello permitió que Hopp se ganara el cariño en la pequeña ciudad de Sinsheim, donde además se le reconoce por sus acciones benéficas para promover el deporte y por su compromiso con el equipo.
Sin embargo, este cariño alcanzado en Sinsheim no se ha logrado en toda Alemania. El problema con Hopp es que es uno de los principales directivos que busca dejar sin efecto la ley 50+1 en el fútbol alemán. Dicha regla impide que los inversores puedan adquirir la mayoría de las acciones de un club. Es decir, el 51% de las acciones deben ser propias de los socios del equipo, mas no de un inversor.
Con Hopp ello no se cumple. Tras invertir exitosamente por más de 20 años en el Hoffenheim, a través de su gran empresa de software, el directivo alemán ha logrado cumplir el plazo determinado por la Liga de Fútbol Alemán (DFL) y ha podido adquirir hasta el 96% de las acciones del club. Por ello, Dietmar es el dueño mayoritario del club, aunque aspira serlo de forma totalitaria.
Ello no gusta a muchos aficionados tradicionales en la Bundesliga. Incluso, esta idea de “la pasión del fútbol convertida en un negocio” ha sido muy criticada en modelos que hoy comparten equipos como el Manchester City y el PSG. A ello temen llegar muchos hinchas alemanes, como los que protestaron en aquel partido entre Bayern Múnich y Hoffenheim que finalmente se ‘detuvo’ por los insultos de los aficionados, que generaron que los jugadores solo se quedaran en el campo haciendo acto de presencia.
Y no solo pasó una vez. Aquellos cánticos y pancartas en contra de Hopp ya se han presenciado anteriormente. En setiembre del 2018 se vivió el mismo escenario cuando el Dortmund visitó al club de Sinsheim. Los hinchas negriamarillos tomaron las mismas acciones ofensivas que el Bayern tomó a fines de febrero.
Tras ello, el Dortmund recibió una dura sanción, no solo económicamente. El club alemán fue multado por 50 mil euros y tiene prohibido que su afición asista al estadio de Hoffenheim por tres años. Le quedan dos por cumplir. Dicha decisión de la Federación Alemana de Fútbol (FDB) no gustó a muchos, incluso a los hinchas bávaros que se revelaron hace más de 15 días.
Asimismo, los barristas del Borussia Mönchengladbach también cargaron contra Dietmar Hopp durante el empate 1-1 contra el Hoffenheim. En las gradas se pudo observar un cartel que contaba con la imagen del rostro de Dietmar Hopp, con un punto de mira sobre él. Además, luego del partido del Bayern, las protestas contra Hopp y el modelo de negocio del Hoffenheim continuaron en el partido entre Colonia y Schalke.
Hopp ha sido el blanco constante en los ataques de los ultras, que son prácticamente lo mismo que las barras bravas en Latinoamérica. La polémica aún continúa de pie y el tema sigue dando mucho qué hablar. Más aún cuando la vida de millones de personas podría estar en las manos del directivo alemán. Él podría ser la solución al gran problema llamado coronavirus.
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