Tres ingleses, dos alemanes, un francés, un portugués y un español. Es la configuración de los cuartos de final de la Liga de Campeones. Que ofrece una pintura -parcial, es verdad, quizás momentánea- de cómo está el fútbol de cada país. Refleja que entre los ocho que dirimirán el título no hay italianos, y queda apenas un español. El Calcio fue la meca del fútbol por casi tres décadas desde 1982; en 2003 puso tres de los cuatro semifinalistas -Milan, Juventus, Inter- sin embargo, hoy, sin poder económico y deportivo, sin cracks propios o importados, está lejos de la cima. El testimonio lo recogió España, que dominó completamente durante quince años entre clubes y selecciones a partir de 2006. Al punto de ganar, en ese lapso, 8 Champions, 7 Europa League, 2 Eurocopa y un Mundial, incluso atrajo a todas las estrellas futbolísticas. Pero también parece entrar en el ocaso. O al menos dejar el trono.
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Es la hora de la Premier y la Bundesliga. El sorteo del viernes de cuartos de final y semifinal de la Champions determinó el siguiente cuadro: Bayern Munich-Paris Saint Germain y Manchester City-Borussia Dortmund en la llave de arriba y Porto-Chelsea, Real Madrid-Liverpool en la de abajo. Excepto por el FC Barcelona, están todos los mejores del mundo, es dable esperar un tramo final apasionante de la competición reina en materia de clubes. Las bolillas reprodujeron por un lado la final de 2018 (Madrid-Liverpool) y por el otro la de 2020 (Bayern-PSG). Puede parecer casualidad, pero es que siempre llegan los mismos, por eso se repiten los duelos.
El azar aglutinó en la misma ruta hacia la final a los tres equipos más fuertes del momento: Bayern-City-PSG. Sólo uno podría llegar a Turquía. Si el joven Haaland no se opone con su Dortmund… Ya es hora de ponerle un buen apodo al noruego: La Bestia Haaland, SuperHaaland, El Vikingo, Martillo Haaland… Algo que honre su ferocidad goleadora.
Y en la vereda de enfrente… el Real Madrid. Que venía de una temporada pobre, en juego y en resultados, pero ha levantado mucho, sostenido por un mediocampo veterano, pero sabio y eficaz (Kroos-Casemiro-Modric) y ya ha recuperado a su líder Sergio Ramos, que será fundamental para este último envión. El Madrid, de pensar en despedir a Zidane se encuentra ahora con que si pasa al Liverpool puede tener allanado el camino a Estambul, sede de la final el 29 de mayo. Y se habrá ahorrado de verse cara a cara con dos de los cucos de arriba. El resultado del sorteo ha despertado euforia en el madridismo. “Se huele la catorce”, celebraron muchos periohinchas, en tanto Tomás Roncero, un hiperfanático madridista que escribe en el diario As, tituló su columna: “¡Nos vamos a Estambul, chin pum!”. “El Madrid ha tenido relativamente suerte, no nos vamos a engañar -analizó Julio Maldonado ‘Maldini’-.
El Liverpool no tiene el mismo nivel de los últimos tres años”. Lo cual es rigurosamente cierto, una nefasta cadena de lesiones importantes lo ha diezmado: Van Dijk, Joe Gómez, Matip -tres zagueros- y el capitán Henderson llevan tiempo en la enfermería. Ha perdido solidez e invencibilidad, pero de allí a saltar de alegría… No se puede estar feliz cuando se enfrenta a un club que disputó nueve finales y ganó seis. El Liverpool es el Liverpool siempre. Y Klopp sigue siendo Klopp.
Quienes no deben estar bailando son los franco-cataríes del PSG. Tener que encontrarse en una esquina, de noche, con el Bayern Munich es inquietante. Tampoco para Mbappé debe ser gracioso, esa defensa (Neuer, Pavard, Süle, Alaba, Davies) no se parece a la del Barça. Es más resistente. El club de la torre Eiffel recupera a Neymar para esta instancia y está muy sólido en su trío posterior Keylor Navas-Marquinhos-Kimpembe. Sin embargo, deberá subirse al cuadrilátero con un peso pesado como el campeón alemán y europeo. El Bayern es todo confiabilidad, ambición, intensidad de ritmo y de lucha. Un equipo que parece tener un solo estado de ánimo: arrollador. Aparte, el Bayern no declama nunca previamente, habla en la cancha. Y la propina es Lewandowski, una máquina de hacer goles. Lleva 40 esta temporada, en la que falta bastante.
El Manchester City debe estudiar bien cómo sujetar a Haaland, anticiparlo siempre y no darle espacios. Fuera de eso, tiene aprendido a la perfección su libreto: presión muy alta, toque, toque, dinámica, mover la bola para allá, para acá, jugarla siempre al pie hasta encontrar el hueco y lastimar. Todo jugador de Guardiola sabe a qué entra al campo: a dominar los 90 minutos en campo adversario, contra el rival que sea y en el estadio que fuera. Guardiola está en posición de ganar siete títulos en una temporada, lo que sería récord mundial. Pero si no levanta la Champions le caerán encima; el mourinhismo (con alto componente madridista) siempre está al acecho, esperándolo. Para él es Champions o fracaso. A propósito de Mou, está por ligar otra ultramillonaria indemnización, esta vez del Tottenham.
Queda el choque menos rutilante, pero igualmente bonito: Porto-Chelsea. El club de Londres ha mejorado tantísimo desde la llegada del alemán Tuchel (en lugar de Lampard). Desde su asunción, los Azules han disputado 13 partidos sin derrotas, 9 triunfos y 4 empates, 15 goles a favor y ¡sólo 2 en contra…! Y en esos trece cotejos venció al Liverpool, al Tottenham, al Everton, dos veces al Atlético de Madrid… Cuidado con ellos. Pero ante sí tendrá a un cuadro que nos encantó en las topadas frente a la Juventus: el Porto de los colombianos Uribe y Díaz. Que es mucho más que Uribe y Díaz. Está lleno de buenos jugadores, no muy mediáticos, sí rendidores. Posee una defensa aguantadora, liderada por un Pepe magistral a sus 38 años. Cómo estará el brasileño que el presidente del Porto acaba de anunciar que cuando acabe su contrato, con 40 años, se lo renovarán por dos más. En la zona de gestación tiene dos elementos en estado de gracia: Sergio Oliveira, autor de dos goles ante la Juve, y el mexicano Tecatito Corona, imparable. No obstante, lo que más impresiona de estos Dragones es su espíritu de combate. Un equipo que hizo 13 puntos en la fase de grupos y venció de ida y de vuelta al Olympique de Marsella.
Los ocho son buenos y están en condiciones de avanzar, aunque todas nuestras fichas están puestas en el Bayern. En los últimos treinta años del torneo, sólo el Real Madrid logró repetir la corona al año siguiente. Los bávaros pueden ser los segundos.
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