El técnico portugués José Mourinho insinuó hoy su adiós al Real Madrid al afirmar: Me gusta estar donde la gente me quiera sin reservas. La rueda de prensa de Mourinho minutos después de quedar eliminado de la Champions League ante el Borussia Dortmund fue casi un monográfico sobre el futuro del portugués.
Yo tengo muchos años y puedo caminar solo, fue otra de sus afirmaciones. Como suele ser habitual en sus últimas conferencias, Mourinho relató lo que él considera su aportación al club blanco durante los últimos tres años con tres temporadas económicamente fantásticas para el club porque ha ganado mucho dinero.
Pero lo más interesante llegó con una respuesta formulada en inglés, cuando dijo: En fútbol los contratos se rompen cuando las personas quieren. Mourinho tiene contrato con el Real Madrid hasta 2016, aunque ya se marchó del Inter de Milán en 2010 teniendo un compromiso firmado con el club italiano.
Al final de la temporada me sentaré con Florentino Pérez, mi amigo y presidente, y hablaremos, dijo. Y se extendió sobre cuánto le gusta la Liga inglesa, lo que aprovechó para cargar contra lo que a su entender son cosas que no le agradan en España.
Sí, me encanta la afición y la prensa inglesa. Me critican y alaban cuando lo merezco. En España la situación es diferente porque aquí algunas personas me odian. Es una decisión difícil porque me gusta el club y tengo un equipo fantástico. Quiero ser honesto con mi decisión, manifestó.
Además, hizo balance de lo que es estar en el club blanco: Cada persona que está en el Real Madrid sólo por un día ya ha merecido la pena. Es el club más grande del mundo.
Mourinho no quiso hablar de fracaso cuando le recordaron que no se clasificó para la final de la Champions en estos tres años. No estoy satisfecho sin no haber ganado la competición. Es una competición difícil, no ganas cuando quieres. No lo hemos conseguido. La primera no nos dejaron, la segunda caímos en penaltis y la tercera por un pésimo partido en Dortmund, resumió.
Mourinho se despidió criticando al árbitro inglés Howard Webb: Dejó de ser árbitro para ser buena persona. Tuvo que expulsar a Hummels. Vimos su ‘parada’, tarjeta roja clara [por mano]. Faltaban 18 minutos más el descuento y pensó que este chico no iba a jugar la final. Con su expulsión la historia hubiera sido diferente, dijo.
Y finalmente dejó una crítica a sus futbolistas: Si hubiéramos jugado con el mismo carácter y actitud en Dortmund no hubiéramos necesitado una remontada, concluyó.