La camiseta de Dinamarca que diseñó la marca Hummel y las reacciones que han generado es solo una prueba de que el Mundial Qatar 2022 podrá ser una fiesta del fútbol, pero que, tras las jugadas y goles, puede haber un mundo distinto que quizás no se llegue a conocer.
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Hummel diseñó una camiseta negra como mensaje a lo que se vive en Qatar. “No queremos ser visibles en un torneo que ha costado la vida de miles de personas. Apoyamos a la selección danesa en todo momento, pero eso no es lo mismo que apoyar a Qatar como nación anfitriona”, comunicó la marca en sus redes sociales.
Esto obedece a la denuncia que existe de abusos y muertos que se han dado durante la construcción de los estadios para la realización de la Copa del Mundo. Según Amnistía Internacional, “miles de trabajadores migrantes han periddo la vida en las diferentes construcciones de Qatar desde que en 2010 la FIFA le designara como sede del Mundial”. Según “The Guardian” la cifra puede ser de 6.500 personas, pero aceptan que quizás nunca se sepa la cifra exacta.
A partir de ello, lo que busca ahora es que la FIFA y el gobierno de Qatar ofrezca indemnizaciones a las familias de los trabajadores que perdieron la vida o resultaron heridos, o sufrieron robos y deudas contratos ilegales. En eso trabajan Human Rights Watch, Aminstía Internacional y FariSquare, y ya cuatro patrocinadores de la FIFA han mostrado su apoyo: AB InBev/Budweiser, Adidas, Coca-Cola, y McDonald’s, mientras otras diez marcas no han declarado posición alguna.
Esta es un gran punto para resolver para la FIFA, ya que el Mundial siempre ha estado bajo estos cuestionamientos y si ya una marca como Hummel ya hizo pública su posición, no he de extrañar que otras empresas sigan ese camino, causando un boicot a la imagen de la FIFA -ya deteriorada- y a la de la Copa del Mundo misma.
La comunidad LGBT
De igual forma, si bien la FIFA ha dicho que Qatar sería flexible con algunas medidas que rigen en el país -como la venta de bebidas alcohólicas-, el ingreso de personas LGBT aún no se ha definido. En el país árabe, un adulto que sea encontrado culpable de tener relaciones homosexuales puede ser condenado a entre uno y tres años de prisión. En otros países musulmanes la pena puede ser la muerte.
A fines del 2021, Nasser Al Khater, presidente del Comité Organizador, aseguró que Qatar es una sociedad tolerante, pero dejó en claro que deben respetar ciertas conductas. Cuando le preguntaron en una entrevista con CNN si los homosexuales estarán libres en su país, solo contestó: “Muestras públicas de cariño cruzan la línea Qatar. Qatar es un país modesto y debe ser respetado”, aseguró.
En abril último, el mayor de la Policía Abdulaziz Abdullah Al Ansari aseguró que las parejas LGBT serán aceptadas, pero que no se retirarán las sanciones que existen sobre ellas en caso incumplan con las medidas locales. Además, declaró que las banderas LGBT (arcoíris) no serán permitidas en la vía pública.
“Si él (un aficionado) ondea una bandera arcoíris y yo se la quito, no es porque yo realmente lo quiera, que en verdad se la quiera quitar e insultarlo, sino más bien protegerlo”, indicó Al Ansari a la AP. “Porque yo no, pero alguien más cerca podría agredirlo... Yo no puedo garantizar el comportamiento de toda la gente. Y le diré: ‘Por favor, no hay necesidad de realmente ondear esa bandera en este momento’”, explicó a AP.
Hace una semana, en Berlín, el embajador de Qatar en Alemania Abdulla bin Mohammed bin Saud Al Thani recibió un pedido para que se elimine la pena de muerte en Medio Oriente por homosexualidad por parte de un representante de aficionados alemanes en un congreso sobre derechos humanos, organizado por la Federación Alemana de Fútbol. Lamentablemente, las respuestas del embajador no fueron hechas públicas.
Entradas y público visitante
Para Rusia 2018, a falta de dos meses, ya se habían agotado las entradas en 9 de las 11 sedes. Ahora, para Qatar 2022 el pasado 27 de setiembre se abrió la tercera y última ventana para la compra de tickets, pero apenas se ha informado que países como Qatar -anfitrión-, Estados Unidos, Inglaterra, Arabia Saudí y México son los países que más entradas han adquirido. Lo siguen Emiratos Árabes Unidos y Francia.
Justamente, los franceses defienden el título, pero el hecho de que el mundial se realice en Qatar aleja al hincha blue. “Cuando me dije que yendo allá iba a hacer una fiesta y a celebrar goles en un lugar donde murieron trabajadores, he decidido condenar esta Copa”, declaró hace unos días Fabiel Bonnel, presidente fundador de ‘Irrésistibles Français’, asociación de hinchas que sigue al cuadro del gallito.
Una de las razones de que la venta de entradas no ha sido un boom aún quizás se deba a los precios. Cuando salieron a la venta se informó que serían más del 30% más caras que las de Rusia 2018, llegando hasta un 46% para la final del torneo. Si bien los locales pueden comprar boletos hasta por 11 dólares, la mitad que en Rusia 2018, para los extranjeros, el precio más bajo es de 69 dólares.
El tema de los espectadores va de la mano con la capacidad de la ciudad de albergar a los visitantes. En octubre del año pasado la responsable de comunicaciones del comité organizador Fatma al-Huaimi, aseguró que “esperan la presencia de más de 1.2 millones de espectadores”.
Para Rusia 2018 asistieron a los estadios un total de 2.5 millones de espectadores, cifra parecida a la cantidad de habitantes que tiene Qatar. Si bien cuentan con cierta capacidad hotelera, la solución que han planteado para poder albergar a los visitantes es construir hoteles flotantes y existe los llamados Fans Village, alojamientos o cabañas a las afueras de Doha, a donde llegara transporte del mundial para que trasladen a los 15 mil turistas que albergarían a los estadios mundialistas.
Mientras, en junio pasado empezaron a construirse 16 hoteles flotantes de cuatro pisos a 23 kilómetros de Doha. En total serán 1.616 habitaciones que recibirán a los visitantes que viajen para ver a sus selecciones.
También se tiene pensado que existan cruceros que permanezcan anclados en Doha para que sirvan como hoteles. Se estima que puedan recibir a unas 40 mil personas más. Ese será el principal problema que tienen que resolver las autoridades para que la fiesta no tenga contratiempos.
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