Ciento sesenta y ocho goles suma José Sand con la camiseta de Lanús. El martes, ante Platense, anotó el último y lo festejó frente a la tribuna principal del Vicente López señalándose el rostro y repitiendo “Hablen, hablen”. El mensaje iba dirigido a los dirigentes de su club, con quienes espera reunirse para extender su contrato. El Pepe, ídolo de la hinchada granate, en julio pasado cumplió 42 años.
El suyo no es el único caso de longevidad en el deporte. Por estos lares, casi no hay semana en que Hernán Barcos, de vitales 38 abriles, no es elegido figura de Alianza Lima. Quienes explican el éxito del ‘Pirata’ en el bajo nivel de la Liga 1 cuentan la historia incompleta. Y urgen de una vacuna contra la mezquindad.
“Es muy simple: es un buen profesional y tiene una buena vida”, señala Jaime Duarte, responsable del departamento de scouting del club victoriano. Además, añade, ha sabido sacarle provecho a su técnica ante el lógico desmedro de su condición física.
Como Barcos o Sand hoy cada vez son más los veteranos que guardan en el bolsillo su carnet de jubilación. “Intervienen muchos factores: nutrición, descanso, vida diaria… jugadores como José Carlos Fernández y Mauricio Montes se hicieron veganos y duraron hasta los 40 años”, señala el doctor Julio Grados, exmédico de selecciones.
Al mexicano Antonio Carbajal durante décadas lo apodaron ‘cinco copas’ porque era el único futbolista que había jugado cinco mundiales. Hoy la lista es más amplia: están el alemán Lothar Matthaus, el italiano Gianluigi Buffón y el azteca Rafa Márquez; y en Qatar la nómina crecerá con los también mexicanos ‘Memo’ Ochoa y Andrés Guardado, el argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo.
Los avances de la ciencia en la prevención y tratamientos, las mejoras en la nutrición y los suculentos premios que se entregan son atractivo suficiente para querer darle cuerda al esqueleto un tiempito más. En un artículo publicado en la revista española “Líbero”, el profesor de la Universidad de Murcia José M. López Nicolás señala que las nuevas tecnologías permiten “obtener información sobre los efectos agudos y crónicos del entrenamiento muscular, prevenir lesiones, detectar desequilibrios y asimetrías musculares y valorar el estado de fatiga del músculo”.
Sin embargo, según López, existe otro factor clave: el futbolista necesita cambiar su estilo de juego. Adiós a la explosividad juvenil, bienvenidos el tranco justo y el movimiento quizás lento pero más preciso. Aprender a adaptarse a los nuevos tiempos es sinónimo de sabiduría. Y para ello es imperioso ser consciente de que el cuerpo ya no es el mismo. “Hay que estar bien de la cabeza para rendir en un partido”, dijo Barcos tiempo atrás. Y es así: para que funcione el músculo, el seso tiene que estar ligerito.
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