“Llevo arrastrando problemas en la rodilla derecha desde hace un par de años. He pasado por más de cinco cirugías, intentando reparar las distintas partes afectadas. El último mes sufrí una nueva lesión por la cual tengo que pasar nuevamente por el quirófano”. El inicio del comunicado es fuerte, chocante. Sobre todo si quien lo publicó, y probablemente escribió con suma impotencia, es un futbolista de apenas 27 años, que ve truncada su carrera por problemas físicos.
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Iván Bulos Guerrero (Lima, 20 de mayo de 1993), como dicta su apellido materno, batalló hasta donde pudo. Pero la vida no solo se trata de sortear defensas y batir arqueros. Y él lo entendió. El último jueves por la noche, el ahora exfutbolista se retiró del fútbol profesional. “Tengo una vida por delante y no la quiero pasar en una silla de ruedas”, sentenció.
En algún momento fue catalogado como “el sucesor de Paolo Guerrero” en una selección peruana que sigue rezando para que el ‘Depredador’ sea eterno. Bulos vivió un verdadero viacrucis a lo largo de su carrera, las lesiones nunca lo dejaron despegar. En 2017, a un año del Mundial de Rusia, tenía una oportunidad dorada con la ‘Bicolor’; sin embargo, se rompió los ligamentos cruzados en los entrenamientos en La Videna. Trató de volver al nivel que lo llevó al fútbol extranjero e hizo que Ricardo Gareca lo tenga en cuenta. Pero no pudo.
Jugó en Deportivo Municipal (anotó tres goles entre 2018 y 2019). Volvió al Boavista de Portugal pero no tuvo chances. Se fue al Hajduk Split de Croacia y fue lo mismo: no jugó ningún partido. Probó en Sport Boys y nada. Su lesión en la rodilla recrudeció y dejó el elenco chalaco sin cobrar un sol. Su último intento fue el año pasado con Carlos Stein en la Liga 1. Anotó dos goles, pero, como narra en su comunicado, los problemas físicos siempre fueron su sombra. “El fútbol me estaba dejando a mí. Los doctores pronosticaron que ya no iba a poder seguir en esta carrera”, reveló a DT en agosto del 2015 ante la pregunta de si pensaba dejar el balón por las lesiones constantes.
“En 2015 no tuvo ninguna lesión en la rodilla. Lo tuvimos en Deportivo Municipal. Incluso fue goleador del equipo. Hubo un momento en el que se quejó de un dolor en la planta del pie que yo lo tomé como una fascitis plantar. Él tuvo una lesión antigua en el talón cuando era juvenil y quedó con una pequeña desviación en varo; o sea, hacia adentro que le ocasionaba esa fascitis plantar. Ahí uno se ve sometido a distintas opiniones. De hecho, el preparador físico Juan Manuel Masse, que llegó con el técnico Roberto Pompei, me decía que lo opere. Tuve que bregar mucho esos meses y tanto Iván como su papá entendieron que no era necesaria ninguna cirugía”, recordó para este diario el Dr. Julio Grados.
“Después de ese año no lo volví a ver. Obviamente me enteré de la lesión que sufrió en la selección (NdR: rotura de ligamentos cruzados). Se operó exitosamente, pero la carga de trabajo quizá afectó. Lo que pasa es que hay jugadores que tienen un umbral de dolor especial como Alberto Rodríguez o Adan Balbín. Iván no era así, pero de repente, ante tantas lesiones repetidas, termina por influir un poco. Pero no es una cosa determinante. No creo que esa sea la causa de su retiro. De pronto él está asumiendo un tema de prevención para una vida futura. Eso es decisión de cada jugador. Jefferson Farfán, por ejemplo, ha decidido seguir después de su lesión en la rodilla”, explicó el exmédico de la selección peruana.
Después de una década (debutó en 2011 con Sporting Cristal), Iván Bulos decidió colgar los chimpúnes, pero no alejarse de las canchas (está estudiando para ser técnico). Hizo goles en el fútbol peruano y paseó su fútbol en Bélgica, Chile, Portugal y Croacia. Fue capitán y goleador de aquella Sub20 de Daniel Ahmed que hizo vibrar al Perú en el Sudamericano de la categoría en 2013, aunque al torneo llegó casi como un invitado debido a una lesión. Así es la vida, te da y te quita.
Así como Iván, a lo largo del tiempo el fútbol se privó de disfrutar en plenitud de grandes cracks. A continuación repasamos otros casos en las que los problemas físicos les cambiaron la vida a futbolistas antes de tiempo.
Jahirsino Baylón
Noviembre del 2008. Jahirsino, hijo de Julio Baylón, mundialista en México 70, era una de las jóvenes promesas del fútbol peruano. Había debutado en Alianza Lima un año atrás y en ese momento jugaba en Sporting Braga de Portugal. Pero en un amistoso ante Chile previo al Sudamericano Sub20 que se disputaría en Venezuela en enero del 2009, el peruano sufrió una doble rotura de tibia y peroné.
Jahirsino no dejó el fútbol. Su corta edad hizo que pueda recuperarse físicamente, pero su nivel nunca volvió. Regresó al extranjero (jugó en Sporting Braga y Gil Vicente de Portugal, y en Tanque Sisley de Uruguay) y tuvo pasos fugaces por distintos equipos nacionales. Actualmente, con 31 años, Baylón no tiene equipo y abrió un negocio de venta de protectores impermeables para protegerse del COVID-19.
Víctor Guazá
En el 2016, El colombiano Víctor Guazá, jugador del UTC de Cajamarca, sufrió un fuerte golpe en la cabeza en pleno partido ante Alianza Atlético, en su intento de pelear el balón chocó con Manuel Calderón. El delantero fue operado por una fractura de cráneo.
Guazá siguió jugando hasta 2017 con el Carlos Manucci del ascenso peruano, solo siete partidos jugados fue el balance en el que fue su último club profesional y a comienzos del 2019 volvió a ser noticia al ser nombrado como uno de los entrenadores del club colombiano Carlos Abella y se encarga de dirigir en las divisiones menores.
Fernando Gago
El crack que no nació para jugar al fútbol. Multicampeón con Boca Juniors y el Real Madrid, Fernando Gago también vivió con la sombra de los lesiones. Volante de juego exquisito, sufrió tres roturas del tendón de Aquiles y dos roturas de ligamentos cruzados. En noviembre del año pasado, a través de una carta en redes sociales, anunció su retiro. Su última etapa la vivió en Vélez Sarsfield de Argentina, el país que lo vio nacer, crecer, reír, llorar, caer y levantarse. Hoy, es técnico de Aldosivi de la Primera División del fútbol argentino. Su equipo, pese a no ganar seguido, juega como a él le gusta: tratando bien al balón.
Marco van Basten
Marco van Basten fue uno de los mejores rematadores de la historia del fútbol. Ganó el Balón de Oro, todos los títulos con el Milan y el Ajax; pero también vivió un calvario. En 1995, con apenas 31 años, el neerlandés anunció su retiro definitivo de las canchas debido a los múltiples dolores que le causaba las lesiones en su tobillo. “Tenía que ir al baño gateando y tardaba dos minutos en llegar”, confesó en año pasado en una entrevista con el medio inglés “The Guardian”.
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