“En la Copa América nos desquitamos”. El alud de emociones contenidas desbordaba a Cueva que lloraba amargamente nuestra despedida del Mundial. Perú, frente al Mar Negro, acababa de doblegar a Australia y le decía adiós a Rusia más temprano de lo esperado. Quedaba la idea que se avecinaban tiempos mejores; que a partir de lo edificado por Gareca nuestros seleccionados trocarían sus clubes actuales por otros de mayor jerarquía; y que lo hecho por la selección era la muestra de la lozanía futbolística que se estaba viviendo. Cinco meses después nos topamos con la realidad: el proceso de crecimiento tomará más tiempo que el esperado. Avanzamos, pero lentamente.
Tras las mieles mundialistas no llovieron las ofertas deseadas. Nuestros jugadores siguieron en sus clubes, o migraron a otros de categoría similar. Contemos ovejas: Gallese tuvo un año correcto en el Veracruz, pero fue declarado transferible; y el Necaxa pareciera que será su nuevo destino. Cáceda también estuvo en México, donde intervino poco y nada. Luego regresaría al país, donde atajó por Muni y Garcilaso. Se espera que firme por Melgar en estos días.
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En cuanto a los laterales, Trauco tuvo un tiempo estelar ni bien llegó a Río. Sin embargo, los últimos meses su nivel ha decaído, lo que le ha significado perder su titularidad en el Flamengo. Ahora tiene una oferta de la MLS. Loyola, su suplente, continúa en Arequipa pero no termina de acomodarse en la selección. Advíncula, por su parte, tuvo el coraje de ir a un equipo chico de España. Alterna buenos y malos partidos en el Rayo Vallecano pero compite contra los mejores del mundo. Por su parte, Corzo, ante la falta de ofertas del exterior, ha decidido quedarse un año más en la ‘U’.
El centro de la zaga nos permite sonreír. Abram y Araujo hacen camino al andar en el siempre competitivo fútbol argentino. Son titulares en Vélez y Talleres, respectivamente. Santamaría cumplió en el Puebla, pero el Atlas ha comprado su pase. El ‘Mudo’, entre tanto, vive atormentado por las lesiones, mientras que Ramos recién se ha convertido en titular en el fútbol árabe.
En el medio de la volante hay preocupación por Tapia. Renato juega esporádicamente y solo por algunos minutos en el Feyernood. De otro lado, Yotún sigue siendo un puntal en el Orlando City. Otro que ha progresado mucho es Aquino, aunque todavía no es titular indiscutible en el León. Algo parecido ocurre con Peña en el Tondela. Alterna seguido, pero aun no es figura.
Entre los extremos encontramos a Carrillo, nuestro mejor jugador en Rusia, jugando en Arabia. Destaca pero, hay que decirlo, el fútbol árabe dista mucho de ser la Premier. Polo, el otro que hace la banda derecha, ha tenido un buen año en Portland al punto que su equipo, los subcampeones de la MLS, van a comprar su pase. El flanco izquierdo es propiedad de Flores, que está en proceso de adaptación al Monarcas. Hurtado dejó Portugal por Turquía, pero las lesiones le han impedido rendir a plenitud.
Cueva volvió a ser el mismo tras la visita de Gareca. Cierra el año en franco ascenso. Benavente es el que mejor está haciendo las cosas en la Liga Belga donde se afirma convirtiendo seguido. En el Perú, Gabriel Costa hace méritos para sumarse al grupo.
En la delantera, Ruídiaz saca siempre lustre a su chapa de goleador en Norteamérica, mientras que Farfán, aunque sin el brillo del año pasado, es efectivo con el Lokomotiv.
Queda claro, a la luz de los hechos, que somos mejor todos juntos que individualmente. No hay estrellas en el equipo. El mérito recae fundamentalmente en Gareca que ha sabido darle carácter e identidad al plantel. La sinergia del grupo sigue siendo su mayor fortaleza.