Su memoria fotográfica le permite acordarse de todo. Cómo era la cancha del Nacional a mediados de los 80, cuando él debutaba con la selección -”pampa, tierra que se levantaba por todos lados”-, los rostros de los periodistas que, con otros años, siguieron su carrera desde el inicio -en la conferencia de presentación, y quizá por las canas, trataba de tú a algunos de ellos- o quién escribió esa entrevista, dónde fueron esas fotos, quién firmó tal editorial. “Mi familia me enseña lo bueno y me filtra lo que no suma, tengo amigos que me ayudan, también. Estoy al tanto”, dice Juan Máximo Reynoso, técnico de la selección nacional, una meta cumplida en colectivo, un sueño familiar, uno de esos proyectos íntimos en los que hijos y esposa se sientan a planificar, a ordenar, a creer.
También se alinearon los planetas: el técnico, campeón con Cruz Azul 2021, no tenía equipo y aunque sospechaba -quería, lo ha declarado- que Ricardo Gareca continuaría un proceso más con la selección peruana, fueron apareciendo detalles que sumaron en el camino. Primero, que las dos ofertas que tenía para retomar en México no avanzaron. Segundo, esto que él mismo cuenta: “Por coincidencias de la vida, yo salgo de Cruz Azul y adquiero un app que me permite ver fútbol de todos lados. Volví a ver entonces nuestro torneo nuevamente sin intuir lo que iba a pasar y sí me llamó la atención lo mal que están varias canchas. Si queremos tener un mejor fútbol, debemos meter mejores canchas. Es mi crítica constructiva en este regreso. Todos los clubes deben tener mejores campos. Métele tecnología, métele mejor alimentación a los jugadores, mejor logística. Esas cosas van a acercarnos a la élite. Pero este es un trabajo de todos. Hoy nos debemos ver como socios: medio de comunicación, empresas, jugadores, afición. Porque hoy el presente de la selección y lo que se ha ganado permite tener una mejor autoestima. Esa parte no puede perderse”.
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Sobre el final de la entrevista con El Comercio, y mientras Juan Reynoso organiza su regreso a Lima y la primera convocatoria para el amistoso de setiembre -de esta nota se desprende que en esta primera convocatoria incluirá algunos futbolistas del histórico Melgar, semifinalista de la Copa Sudamericana-, responde estas siete preguntas breves en las que se puede leer, pese al tiempo transcurrido, la polémica -su vínculo con Alianza Lima, por ejemplo- mucho agradecimiento:
—Quiero pedirte unas últimas definiciones breves. ¿La selección?
Un sueño.
—El mundial 2016.
El primer objetivo importante en selección.
—Juan Carlos Oblitas.
Padre, hermano mayor, amigo.
—La U.
Mi consolidación como jugador y como técnico en Perú.
—Alianza.
Mi alma mater.
—Melgar.
Mi primer gran proyecto porque eso sí fue un proyecto.
—Tu familia.
Mi soporte y creo que mi gran proyecto como ser humano. Ver a mis hijos todo lo que van logrando, la verdad, se pone la piel chinita.
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