Seamos sinceros con la selección peruana, con Ricardo Gareca, con nosotros mismos. No creíamos. Habíamos aceptado mejoras, aplaudíamos el recambio y el compromiso, pero imaginar una clasificación mundialista era ser atropellado por el más absurdo tren de las ilusiones. Ni las calculadoras podían hacerle el aguante a la abrumadora insistencia del optimismo. Hemos aterrizado, gracias a un paracaídas prestado por la FIFA y cuatro goles en Asunción, en la tierra prometida de las posibilidades.
Seamos sinceros, aún seguimos preguntándonos si es una broma de Tinelli que en solo un mes pasemos de los santos óleos al estadio repleto y calles vacías que veremos esta noche por el partido ante Brasil. Seamos sinceros, no estaba en los planes que nos concedieran temporalmente (sí, el Caso Nelson Cabrera aún se mantiene en apelación boliviana) los tres puntos perdidos en La Paz ni tampoco golear con tanta autoridad a Paraguay en el Defensores del Chaco. En menos de treinta días hemos sumado seis puntos y esta noche vamos por las nueve unidades casi sin pausas. Recién con una victoria sobre los pentacampeones del mundo podremos salir de este estado de shock por tanto suceso inesperado, para mirar la zona de clasificación sin temor al barato calificativo de ser un triste “vendehumo”.
Seamos sinceros con la selección y con los hinchas también. Hay avances aunque todavía no alcanza para meternos a la lista de candidatos mundialistas. Como diría esa salsa cubana noventera: “todavía no”. Sí es cierto que hemos dado algunos pasos adelante tanto en la tabla de posiciones como en la propuesta dentro del campo. Perú está más cerca de la media tabla que de la cola (y eso ya es un mérito después de haber sido octavos de Sudamérica por casi veinte años) y ante Paraguay fue posible ver un once blanquirrojo con más jerarquía y con más automatismos en el juego colectivo.
Seamos sinceros, medio Perú se tapó los ojos cuando para la Copa América Centenario se incluyeron a jugadores como Corzo o Trauco. Digamos la purita verdad, si no estuviéramos cerca del repechaje otra vez estaríamos pidiendo el retorno de Pizarro, Vargas, Zambrano y Farfán. Así somos y seremos siempre, es inútil negarlo.
Seamos sinceros, en la Federación Peruana de Fútbol adelantaron su plan de recambio porque hubo falta de compromiso (léase mal comportamiento dentro de las concentraciones) de algunos jugadores. Seamos sinceros, la prioridad de esta nueva FPF no era Rusia 2018 sino Qatar 2022. En el camino, la posibilidad ha modificado este plan de acción.
Sí, nadie creía hasta hace un mes. Después de la caída en Santiago con Chile, al menos, era difícil rezar cualquier credo del fútbol. Hoy esta historia ha sufrido un ligero revés; sin embargo, y seamos sinceros con eso, solo ganándole a Brasil esta noche podremos terminar de dar vuelta a esa tuerca. Digamos la verdad, Perú: solo si conseguimos una victoria esta noche nos metemos en la pelea. Y qué lindo es volver a creer en eso.
LEE TAMBIÉN...
Eliminatorias Rusia 2018: conoce la programación de la fecha 12 https://t.co/A1uywQlguT pic.twitter.com/pgttlIxQQT— El Comercio (@elcomercio) 15 de noviembre de 2016