Durante la presentación del Reporte Trimestral de Estudios Económicos del Banco de Crédito del Perú (BCP), Carlos Prieto, gerente del Área de Estudios Económicos, explicó que existe el riesgo de que una nueva calificadora pueda realizar un nuevo ‘downgrade’ al Perú, con lo que, para fines del 2024, serían dos las calificadoras que las que pongan al país en el peldaño mínimo de grado de inversión.
“Existe el riesgo de que otras calificadoras este año puedan hacer una nueva baja, por lo que no se descarta que para fin de año, incluso dos calificadoras pongan a Perú en el peldaño mínimo de inversión, algo que había costado mucho alcanzar”, dijo Prieto.
Como se recuerda, S&P realizó una rebaja de calificación en abril de este año, colocando al Perú a un peldaño de perder el grado de inversión.
Desde el BCP, consideran que, en los próximos meses, a medida que se sienta más la recuperación de los sectores no primarios, si se mantienen las altas cotizaciones de precios de exportación (cobre, oro), el déficit fiscal debería reducirse a niveles de alrededor de 2,8% para fin de año.
Sin embargo, Prieto anotó que deben considerarse una serie de amenazas en las cuentas fiscales que generarían este riesgo.
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“[Estas provienen] de las iniciativas de gasto del Congreso de la República, el otorgamiento de beneficios de exoneraciones tributarias, la situación de Petro-Perú, la reforma de pensiones sobre la que el Consejo Fiscal se ha pronunciado acerca de los riesgos que implica”, enumeró.
Para Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult, este es un escenario probable, tomando en cuenta que existe una alta probabilidad de que se incumpla la regla fiscal por segundo año consecutivo y que el Congreso ha aprobado medidas que involucran más gasto público.
Desde Macroconsult, esperan que el déficit fiscal se ubique cerca al 3% del PBI este año, debido al fuerte crecimiento del gasto y una débil recuperación de los ingresos fiscales. Sin embargo, esta proyección no toma en cuenta una potencial nueva ayuda a Petro-Perú, dijo Foinquinos.
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Cabe precisar que, durante su presentación ante el Pleno, el ministro de Economía y Finanzas, José Arista, afirmó que el Estado no tiene contemplado ningún aporte de capital que debilite al fisco.
En tanto, para Teodoro Crisólogo, economista senior del Instituo Peruano de Economía (IPE), anotó que el riesgo de perder el grado de inversión existe puesto que hay un fuerte descontrol registrado en el déficit fiscal hacia niveles muy por encima del cumplimiento de las reglas fiscales que ha planteado el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) para este año.
A mayo, el déficit se ha incrementado en 3,9% del PBI, cuando la regla fiscal propuesta por el MEF para este año es de alrededor de 2,5% del PBI. Desde el IPE, ya anticipaban que este 2024 se incumpliría, por segundo año consecutivo, la regla fiscal y eso obedecería al fuerte incremento en el gasto de las partidas más rígidas del presupuesto público, como las remuneraciones.
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“Existe un fuerte crecimiento del gasto público en lo que va del 2024 que pone en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas y, si consideramos este factor y le sumamos las continuas aprobaciones de iniciativas legislativas que tienen un alto costo fiscal, podría inclinarse negativamente la balanza en la evaluación integral que realizan las agencias calificadoras sobre la capacidad de riesgo del país en el pago de su deuda”, explicó Crisólogo.
A esto, se le suma que la recaudación no ha mostrado indicios claros de recuperación en la primera parte del año. Pero, pese a ello, desde el IPE esperan un mejor panorama para los ingresos fiscales en el segundo semestre y mantienen un escenario base que contempla un déficit fiscal alrededor de 3% del PBI, sin indicios de que pueda ubicarse por debajo.
Si bien Crisólogo consideró que la rebaja en la calificación no es un riesgo extremadamente severo, sí es uno que se está monitoreando de cerca por las potenciales implicancias.
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Consecuencias
Según Prieto, el perder el grado de inversión tiene un impacto negativo en las tasas, al hacerlas más altas.
“Esto implica que cuando el Gobierno quiera financiar su déficit fiscal, va a tener que pagar tasas de interés más altas. Esto, a su vez, requerirá destinar más recursos del Presupuesto Público para atender el servicio de la deuda pública, generando presiones sobre la recaudación fiscal que, finalmente, pagamos todos los peruanos”, añadió.
Esto se trasladará también a las empresas pues, explicó, la capacidad para que se fondeen a plazos más largos en soles será menor, lo que implicará un incremento en el costo de financiamiento. “Sumado al retiro de fondos de AFP, esto podría generar un impacto negativo sobre las hipotecas, haciéndolas más costosas”, agregó.
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Crisólogo coincide en que, de darse una pérdida del grado de inversión, el efecto sería muy fuerte sobre los costos de financiamiento del Gobierno y de las empresas que se fondean en el mercado de capitales.
“Se reducen las opciones de portafolios globales que pueden llegar a invertir en el Perú, ya que muchos de ellos lo hacen considerando si eres grado de inversión o no. En la práctica, genera mayores costos de financiamiento, de capital, hacer inversiones de gran envergadura a empresas locales que se fondean fuera será mucho más costoso y eso afecta la actividad económica”, añadió Crisólogo
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Recuperación gradual
El reporte del BCP, además, mostró los avances de la economía peruana en el primer trimestre del año, pero esta se estaría dando de manera gradual y heterogénea. Por ello, el banco mantiene su proyección de crecimiento en 3% para este año, por la disipación de los choques negativos del 2023.
“El rebote todavía no es generalizado, pero creemos que, hacia la segunda parte del año, se debería sentir de manera más clara la generación de rebote de la actividad económica. Una buena primera temporada de pesca, la normalización de venta de ropa por el invierno, la mejora en el empleo del sector agroexportador, el descenso de la inflación y políticas económicas contra cíclicas, apuntan hacia un mayor dinamismo”, dijo.
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Para Prieto, ni el dato de caída de marzo de -0,3%, ni el crecimiento de la economía en abril de 5,3%, año contra año, es señal del rebote que está teniendo la economía porque aún es heterogéneo. Así, se debería tomar como referencia el promedio de crecimiento entre marzo y abril, lo que da una cifra de alrededor de 2,5%. También, dijo, podría tomarse la cifra promedio de enero a abril, aproximadamente un 2,4% de crecimiento.
El principal factor que apuntalará el rebote de la economía en la segunda mitad del año es el consumo privado por un mejor desempeño del empleo, una baja inflación y la liberación de ahorros de los fondos privados de pensiones, anotó el representante de Macroconsult.
“Estimamos que el PBI crezca 2,8% en el 2024, ligeramente por encima de nuestro 2,7% estimado hace tres meses, básicamente por un mejor desempeño de los sectores primarios, en particular el agro y la pesca”, agregó Foinquinos.
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Para el representante del IPE, en la segunda parte del año el componente del gasto privado debería empezar a jugar un rol más protagónico dentro de la recuperación económica gracias a un entorno de condiciones monetarias más favorable respecto del año pasado.
“La inflación se ha moderado de manera significativa y esperamos que se mantenga dentro del rango meta. En ese contexto, el BCR, a pesar de la cautela que manifestó en su última reunión, va a tener espacio para continuar reduciendo la tasa de interés”, agregó.
En general, estas condiciones se suman al hecho de que las familias tendrán fuentes extraordinarias de liquidez por los retiros de AFP y CTS, lo oque debería dar soporte a una recuperación del gasto privado mucho mayor a lo visto en el primer trimestre del año, dijo Crisólogo.
“La recuperación (...) no es homogénea, tal y como dice el BCP, pero, hacia el segundo semestre, debería serlo por la recuperación del gasto privado que debería ayudar a que se recuperen los sectores de la economía vinculados a la demanda interna como la manufactura no primaria, construcción, comercio y servicios”, dijo.
El estimado de crecimiento de la economía para este año del IPE es de alrededor de un 3%.
BCR y FED ¿veremos un diferencial negativo?
En el 2022, el mercado esperaba que, desde la primera parte de este año, la Reserva Federal (FED) empiece la reducción de su tasa de interés. Ya en diciembre del 2023, el mercado esperaba que la reducción se inicie en abril, algo que no ha sucedido hasta ahora, dijo Prieto, y agregó que ahora el mercado espera para cierre de este año tasas más altas de que las que se preveían; es decir, que el proceso de reducción está tomando más tiempo.
“La FED esperaba antes dos recortes de tasas y ahora la mediana nos habla de solo un recorte. Sin embargo, todavía está abierta esa discusión y va a depender de la inflación de Estados Unidos [cuya meta es de 2%].”, agregó.
Desde la FED anotaron la semana pasada que esperan un solo recorte de tasas para este 2024.
Pero ¿qué implicancias tiene esto para que el Banco Central de Reserva (BCR) en Perú recorte su tasa de interés? Teniendo en cuenta que la tasa en Perú se encuentra en 5,75% y la de la FED en 5,33%, desde el BCP sostienen que la tasa local terminaría este año entre 4,5% y 5%.
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“No descartamos que el diferencial [entre la tasa de la FED y la del BCR ubicado en 0,42%] se vuelva ligeramente negativo en los siguientes meses y se podría dar una situación similar a la del 2005 y 2007 donde la tasa del BCR estuvo por debajo de la tasa de la FED”, estimó.
Según el representante del BCP, la similitud de los periodos 2005 - 2007 y 2023 - 2024, es que es probable que este año, por los buenos precios del cobre y el oro, sea el segundo año consecutivo de superávit comercial. En el periodo de comparación se tuvo tres años de superávit comercial.
Cuando esto sucede, la moneda se aprecia y eso permitiría un grado de libertad para que el BCR pueda cortar su tasa; sin embargo, las diferencias vienen por una inflación más alta.
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