Los últimos años han revelado la necesidad de integrar a los pequeños productores agrícolas de la sierra con el mundo, a fin de que accedan a los beneficios de una economía abierta, tal como ocurre con la agroexportación moderna, concentrada principalmente en la costa.
En ese sentido, la exportación de quinua puede convertirse en una oportunidad para incluir a miles de pequeños agricultores en los mercados internacionales, considerando que en el mundo existe un perfil de consumidor que busca llevar una vida sana y demanda alimentos nutritivos.
Actualmente, hay una relación entre pequeños agricultores y agroexportadores, que ha sido positiva, al punto de que el Perú, sin una estrategia agresiva, ya es el primer productor mundial de quinua.
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DEL PEQUEÑO PRODUCTOR AL MUNDO
No obstante, también hay iniciativas que permiten a los pequeños productores exportar directamente, con lo cual sus ganancias se incrementan, dada la ausencia de intermediarios. Esta autonomía, aún incipiente, es la que debe de impulsarse.
Para ello, el Estado debe brindar a los agricultores capacitación y soporte para el manejo de riesgos, en especial en la calidad del producto y en el proceso de venta.
Las exigencias en la calidad han ido incrementándose con el tiempo. Hasta hace unos años los requisitos eran, principalmente, calidad visual y cantidad.
Hoy se exigen análisis de residuos de plaguicidas, metales pesados, toxinas y contaminantes microbiológicos. Pero, además, exista la necesidad permanente de mejorar el producto. En el caso de la quinua por ejemplo, temas el color o el tamaño del grano son también valorados.
La gestión del riesgo en el proceso de venta está vinculada con la calidad: los compradores solo pagan por productos que cumplen con determinadas características previamente acordadas.
Los agricultores deben capacitarse para poder cumplir estas exigencias, pero además se requiere que el Estado les brinde soporte en las relaciones comerciales que establezcan.
AMPLIAR LA FRONTERA AGRÍCOLA
Solo atendiendo estos aspectos, cientos de miles de familias que se dedican a las agricultura en la sierra podrían ingresar directamente al mercado global. Además, se ampliaría la frontera agrícola de agroexportación, con más pisos altitudinales, volviendo al Perú más competitivo.
Es una oportunidad no solo de mejorar la calidad de vida de la población andina sino de revalorar su identidad. La inversión requerida es mucho menor al costo que provocan las protestas, que se generan, entre otras razones, porque buena parte de dicha población aún no percibe los beneficios de la economía abierta.
[Jorge Bazo es Global Business Development Manager de SGS].
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