Preocupación mundial. Cada habitante del planeta malgasta, en promedio, unos 280 kilos de alimentos al año mientras más de la octava parte de personas en el mundo no tienen qué comer alertó hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bucarest, Rumanía.
En medio de la Conferencia regional para Europa (ERC) enfocada en el desperdicio de alimentos, el director general de la organización, José Graziano da Silva, resaltó que al año se pierden cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos, cuando, al mismo tiempo, 842 millones de personas - de las 7.000 millones que poblamos la Tierra- pasan hambre.
“Si los desperdicios y pérdidas pudiesen reducirse simplemente a la mitad, el incremento de alimentos necesarios para alimentar a la población mundial en 2050 sería de solo un 25%, en lugar del 60% estimado actualmente”, declaró a EFE.
Da Silva también precisó que la pérdida de alimentos se produce sobre todo en “las granjas, durante el procesamiento,transporte y almacenamiento”, y además por una “falta de regulación”, lo que socava también la seguridad alimentaria.
“El coste anual de los desperdicios y pérdidas de alimentos, expresado en precio al productor, es de unos 750.000 millones de dólares. Si considerásemos además los precios al por menor y los costos ambientales, esta cifra sería mucho mayor”, destacó Da Silva.
Estas alarmantes palabras fueron transmitidas a más de 300 delegados de medio centenar de países de Europa y Asia Central, que se reúnen del 1 al 4 de abril para debatir cómo reducir la pérdida de alimentos, fomentar la agricultura familiar y combatir los efectos del cambio climático sobre la producción agraria.
“Esta es una de nuestras principales responsabilidades. Los más pobres del mundo son especialmente vulnerables al cambio climático”, manifestó Graziano da Silva en una intervención ante el plenario.
De otro lado, el responsable máximo de la FAO relacionó el hambre y los movimientos migratorios procedentes de África con el recorte de los fondos de cooperación internacional. En ese sentido Graziano da Silva instó a los estados europeos a que vuelvan a ayudar más a sus países vecinos y recuperen el rol de donante importante.