Ir a una peluquería en esta nueva normalidad conlleva una serie de nuevos procesos. En la puerta de ingreso el cliente es recibido por un proceso de desinfección de prendas, mediante agua oxigenada que se esparce a través de un disparador; otro proceso de desinfección para calzado y manos; y en algunos casos, se le pide guardar sus pertenencias en bolsas de protección antes de ingresar al local. No hay atención sin cita previa y los locales operan con un aforo de 50%.
El Comercio pudo constatar en cuatro peluquerías los estrictos protocolos de bioseguridad desde el ingreso y en la atención –el material y las zonas se desinfectan antes y después de cada cita– de los clientes; pero ello no ha sido suficiente para que estos negocios se acerquen, incluso, a la mitad de la facturación que tenían antes de la pandemia.
Por ello, Víctor Hugo Montalvo, vocero de la asociación Juntos por la Peluquería, afirma que de los 40 mil asociados ya quebró un 25%. Añade que entre un 10% y 15% adicional están en riesgo de quebrar este mes de agosto.
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Lo cierto es que el COVID-19 ha marcado la vida de miles de millones. Eso lo sabe muy bien Maribel Abarca, fundadora de Voga Spa. La también estilista tuvo un familiar muy cercano que contrajo la enfermedad apenas se inició la cuarentena, y por ello, de cara a una reapertura de su único local, contactó a un infectólogo para garantizar un retorno seguro.
“Él me dijo que exagere. Por eso les brindo zapatos descartables y un tapaboca nuevo a todos mis clientes para que los usen en el local. El material del salón que no es descartable, como casacas y cobertores, nunca sale. En mi caso lo exagero por un temor, y necesito que todos –personal y clientes– cumplan mis reglas”, dice Abarca.
Aunque mantiene el optimismo, la empresaria es consciente de que tiene una importante afectación económica. “Los ingresos son 40% de lo que alcanzábamos antes en un mes. En un día atiendo a cinco clientas, no más”, precisa.
El caso de Rebeca Antezana, propietaria de peluquería Las Vegas, es similar. “Tenemos solo un local, son 40 trabajadores que laboraban por turnos y ahora son la mitad los que vienen. Las pérdidas son tremendas”, detalla.
Antezana remarca que con anterioridad podía atender de 100 clientes a más en un día. Dicha cifra ahora ronda los 15 o 20 clientes diarios, todos atendidos previa cita. “Si nuestro ticket promedio era de S/70 a S/80, ahora estamos en S/30. Es abismal la reducción”, asevera la empresaria.
PLANES EN PAUSA
Marco Apolaya, gerente general de Alter Ego –una peluquería que cuenta con dos locales ubicados en Monterrico y San Isidro– precisa que tres días antes de que se decretara la cuarentena, estaba a punto de firmar el contrato para uno de sus nuevos locales, de los tres que proyectaba abrir este año.
De las 100 personas que empleaba Apolaya, se vio obligado a reducir a la mitad su personal, pero espera que más adelante pueda contar nuevamente con todos sus trabajadores anteriores y también prevé mantener sus planes de crecimiento cuando esto pase.
En tanto, para la cadena Montalvo, una de las más grandes del país y con 68 locales en todo el país, este año empezó con un nuevo y ambicioso proyecto llamado Belove; una peluquería que ya cuenta con cuatro locales en San Martín de Porres, Zárate, Callao y Magdalena del Mar.
Víctor Hugo Montalvo, gerente general de la empresa, revela que en algunas zonas de Lima y regiones como Piura y Arequipa transformarán locales de Montalvo a la marca Belove, apuntando a un segmento que hoy les suma una mayor facturación. Así, su expectativa es mantenerse a toda costa.
“En estos días uno analiza muchos escenarios, pero nosotros como Montalvo no tenemos otro plan B. Nuestro plan B es Belove y ni con esa marca ni con Montalvo vamos a cerrar locales. Vamos a seguir luchando. Quiero decirles a muchos amigos que resistan, que aguanten y que perseveren. Hay que arriesgarlo todo”, puntualiza el empresario.
RENEGOCIACIÓN DE ALQUILERES: UNA PIEZA CLAVE
Según la asociación Juntos por las Peluquería, más del 90% de los negocios de belleza funcionan con locales alquilados. Ello ha sido fundamental para que algunos se mantengan o dejen el rubro. En el mejor de los casos, algunos como Maribel Abarca han logrado una reducción de hasta el 50% de su tarifa mensual.
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