Hace 20 años comenzó el proyecto más emblemático del país de las últimas décadas: Camisea. Este megaproyecto es un ejemplo de cómo pueden trabajar conjuntamente el sector privado y público para sacar adelante iniciativas necesarias que beneficien a nuestro país. Las cifras hablan por sí solas, más de S/400.000 millones en ahorros para todos los peruanos, ya que nuestro gas natural llega a las familias de todo el país a través de la generación eléctrica, y en aquellas zonas donde se ha desarrollado las redes de distribución de gas natural, llega a través de la industria, el comercio, el transporte y directamente, a las viviendas.
Hacer realidad Camisea fue todo un desafío. Aunque las reservas de gas natural y líquidos fueron descubiertas en la década de los 80, no fue hasta el año 2000 que el Estado logró adjudicar los contratos de explotación, transporte y distribución.
Luego, en la etapa de construcción de la infraestructura necesaria para el desarrollo del proyecto, se sortearon diversos desafíos como la edificación de la planta de Malvinas en medio de la selva, la construcción del ducto de transporte de gas y líquidos -que tuvo que cruzar la Cordillera de los Andes para llegar a la Costa-, y del ducto de distribución en nuestra tan congestionada Lima, desde Lurín hasta Ventanilla.
El 20 de agosto del 2004 marcó el inicio de la operación comercial de Camisea, un logro que fue posible gracias a la confianza de varios inversionistas extranjeros.
En este proyecto han participado empresas de distintas partes del mundo, como Argentina, Estados Unidos, Bélgica, Corea del Sur, Argelia, Canadá, España y Colombia; inversionistas privados que han destinado más de S/16.000 millones de sus recursos al Perú, generando empleo de calidad, ingresos fiscales significativos y ahorros directos en los bolsillos de todos los peruanos.
¿Se imaginan qué hubiera sido de todos los peruanos si no se cambiaba la matriz energética al gas natural y, en lugar de ello, seguíamos generando electricidad con diésel? Quizá no lo recordemos, pero esa fue la principal razón para construir los ductos de transporte y distribución hasta Lima, en donde, además de conectar a las centrales eléctricas de Ventanilla y EDEGEL, se incentivó desde el Estado la instalación de un gran parque de generación en Chilca, que ha permitido que hoy tengamos energía eléctrica a precios competitivos y sin intermitencias.
El tiempo ha pasado rápidamente, sin embargo, aún quedan varios desafíos importantes. En el sector transporte, es crucial trabajar con las autoridades para transformar el parque vehicular, reemplazando el diésel, uno de los combustibles más contaminantes y que el Perú sigue importando para satisfacer la demanda interna. Ello permitiría reducir los costos de transporte, aprovechando el precio regulado del gas natural.
En el sector residencial, a nivel nacional tenemos aproximadamente 2,2 millones de conexiones domiciliarias, lo cual equivale a algo más del 20% de las viviendas del país.
Para lograr dicho avance ha sido necesario la construcción de más de 20,000 km de redes de distribución con fondos 100% privados, y también el aporte del FISE, que contribuye en la masificación principalmente a través de la construcción de las redes internas domiciliarias de gas natural. Pero aún queda una tarea grande para llevar el gas natural a otras regiones del Perú que hoy no cuentan con redes de transporte y distribución.
Aquí requerimos de una importante inversión en infraestructura, como lo han hecho Colombia y Argentina, que pueden atender a más del 70% de sus hogares con gas natural. Por ello, es tarea principalmente del Estado, la de generar mayor confianza para atraer inversiones que permitan ejecutar este tipo obras, y replicar el éxito de los últimos años con Camisea.
Hoy, a 20 años de su inicio, es momento de celebrar, pero también de mirar hacia adelante. Quedan otros 20 años de operación para este megaproyecto, necesitamos además de la construcción de mayor infraestructura, los incentivos necesarios para la exploración de hidrocarburos ya que es imperativo hacer realidad más reservas como Camisea para el desarrollo del Perú. Muchas lecciones aprendidas, grandes profesionales y amigos han dejado su huella en este proyecto, contribuyendo al progreso de nuestro país. ¡Felicitaciones a todos los que formaron parte de este maravilloso logro!