La preponderancia de la tasa LIBOR en los mercados financieros internacionales está a punto de llegar a su fin. Esta tasa, emblemática para referenciar contratos financieros (con un valor aproximado de US$ 380 trillones) y valorizar distintas inversiones a nivel global, no será representativa luego de 2021. ¿Cuáles son los desafíos que este cambio trae consigo en los mercados globales y, en particular, en el mercado peruano?
MIRA: Tendencias seculares, por Diego Marrero
Partamos de su determinación. La LIBOR se establece en Londres a las 11 a.m. a través de un sistema de encuestas a 16 bancos y refleja la tasa a la cual cada uno de ellos está dispuesto a prestar dentro del mercado interbancario en distintas monedas (entre ellas el dólar americano y el euro) y plazos (desde 1 día u overnight hasta 1 año). Esta tasa ha sido utilizada como referencia para una gran parte de préstamos bancarios, bonos y derivados a nivel mundial.
La naturaleza subjetiva de su determinación (vía encuestas a bancos y no préstamos en firme) ha ocasionado que esta tasa sea manipulada en varias ocasiones, lo cual ha generado una serie de dudas sobre su fiabilidad para reflejar un auténtico riesgo de crédito (o de incumplimiento) bancario. Así, entre 2008 y 2013, los bancos participantes se coludieron para exhibir niveles de tasa menores a los reales con el objetivo de disminuir sus costos de endeudamiento. Ante esta situación, en el caso del dólar americano, un Comité formado por la Reserva Federal de Nueva York seleccionó una tasa reemplazante (tasa SOFR) originada por operaciones observables en el mercado. Así, la SOFR, que refleja el costo de un préstamo a 1 día garantizado por bonos del Tesoro Americano, ya es negociada en el mercado y su liquidez en el mercado de derivados está en ascenso, pero aun a niveles bastante menores a los de la LIBOR.
La transición de tasas acarrea desafíos en materia legal, de sistemas y de coberturas de riesgos para los bancos e inversionistas institucionales. En materia legal, implica redefinir contratos hacia la nueva tasa, lo cual no estará exento de negociaciones entre las partes involucradas. Asimismo, requiere la adaptación de los sistemas de las entidades para implementar los cálculos de intereses. Además, las exposiciones de las entidades a movimientos de tasas de interés tendrán que ser redefinidas a manera de minimizar el impacto en sus resultados financieros.
En el caso peruano, los principales ajustes vendrán por el lado del financiamiento a tasa flotante (a través de adeudados con el exterior o bonos) y de las inversiones (en bonos o derivados ligados a LIBOR). Para ello, algunas entidades ya han conformado equipos especiales para esta transición y están en proceso de realizar simulaciones de los valores de sus posiciones con la tasa sustituta.
En suma, los mercados globales están ad portas de sustituir una tasa de referencia de riesgo bancario (venida a menos por su manipulación y subjetividad) por otra tasa libre de riesgo observable en el mercado. Este tránsito y su futuro no están exentos de desafíos.