El ‘open banking’ o banca abierta es un modelo que propone que la información sobre pagos, cuentas, productos y finanzas de los usuarios es propiedad de estos y, por lo tanto, puede ser compartida entre las distintas instituciones financieras si es que el cliente así lo desea y lo autoriza (desde bancos hasta ‘fintechs’) con el fin de generar servicios o productos financieros a la medida de los usuarios.
Dado el protagonismo de las ‘fintechs’ como nexos digitales que atraen a usuarios no bancarizados de maneras más creativas apuntando a necesidades cada vez más específicas, el ‘open banking’ representa la tercera ola de innovación digital en el mundo financiero, luego de la creación de la banca en línea para la consulta de saldos y transferencias y, posteriormente, de la implementación de la banca móvil en smartphones para realizar transferencias o compras online.
Para entender mucho mejor el concepto de ‘open banking’, debemos tener claro el concepto de ‘open data’, que se basa en compartir información valiosa que permite conectar a varios actores para crear soluciones innovadoras. El ‘open banking’ es similar, pero trasladado al mundo financiero. Un banco solicita obtener la información transaccional del cliente de forma que conozca su comportamiento no solo dentro del banco sino en otras instituciones financieras. Así, el banco podrá conocer mejor el perfil de riesgo del cliente y, por ejemplo, ofrecer mejores condiciones en una hipoteca.
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En el mundo se está desarrollando esta ola y el Perú no debe ser ajeno a este avance. Hasta finales del 2020, México, Brasil, así como la Unión Europea, el Reino Unido y la India ya tenían normas de ‘open banking’ de cumplimiento obligatorio. Nueva Zelanda y Singapur incentivaban la adopción de este modelo y China y Estados Unidos realizaban actividades sin una regulación específicas al respecto.
En el primer Foro Andino de Mastercard “Evolución, Open Banking” se expuso que en nuestra región, Brasil, México y Colombia ya iniciaron el proceso de crear una banca de ecosistema abierto. El objetivo es beneficiar a los clientes al darles la posibilidad de obtener de sus instituciones financieras servicios y productos optimizados en función a necesidades cada vez más específicas. De iniciarse este proceso en el Perú, se les daría a las instituciones financieras, un gran impulso para ofrecer productos más variados y cercanos a la situación de sus clientes, como un préstamo de menor interés o una tarjeta de beneficios específicos.
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Según la revista Moneda del Banco Central de Reserva del Perú, “se deben definir las entidades encargadas de supervisar el desarrollo del ‘open banking’, las cuales deberían verificar, evaluar y supervisar las infraestructuras tecnológicas y los medios de conexión que sean requeridos para garantizar el adecuado intercambio de información entre las entidades financieras y terceros autorizados que provean servicios financieros digitales”.
Para crear este ecosistema debemos pensar en liberar la información por partes, ya que es necesario tener un proceso ordenado que le dé tiempo a los bancos para informar y educar a los clientes sobre cómo funcionará. Brasil estableció fases al iniciar el proyecto: empezaron liberando toda la data inmediatamente, desde la data de las cuentas de ahorro de los clientes, hasta, finalmente, la relacionada a la solicitud de créditos.
Sin embargo, un aspecto que no podemos dejar de lado en Perú es la presencia de la informalidad. Esto, que podría ser una complicación, debemos verlo como una oportunidad para aumentar las razones para que más personas se formalicen y se incluyan en el sistema financiero en virtud de las oportunidades que se les puede ofrecer para crecer y progresar.
La verdadera inclusión será más efectiva y rápida conforme más peruanos estén conectados digitalmente. Si empezamos a trabajar en conjunto, estaremos aportando a favor del progreso del país.