“Nuestro compromiso es mantener el equilibrio fiscal y mejorar la calidad del gasto público, promover las inversiones y respetar la independencia y autonomía del BCR”, declaró Pedro Castillo la semana pasada. Si cumple con todo lo que ha dicho, ayudará a recuperar en algo la confianza rota. ¿Se aplicará la misma regla para los organismos reguladores e Indecopi? ¿Se respetará su independencia o el plan es capturarlos dentro del eventual nuevo gobierno?
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En el pasado hemos visto cómo algunas veces la independencia y autonomía de los organismos reguladores han sido arrasadas. No hace mucho Osinergmin fue literalmente intervenida por el Poder Ejecutivo. Se utilizó como excusa el trágico suceso de Villa el Salvador. Su presidente —que fue elegido por concurso para un período de 5 años- fue “renunciado” antes del vencimiento de su período sin que se siguiera el proceso establecido. Durante varios meses la entidad sufrió una reorganización que fue más allá de los aspectos que supuestamente justificaron su intervención. ¿Veremos intervenciones similares cuando tomen decisiones que no sean del agrado del Ejecutivo?
Hemos visto también cómo algunas veces se han designado para dirigir dichas instituciones a los “amigotes” del Presidente de la República. Así llegó César Almeida a presidir Indecopi durante el gobierno de Alejandro Toledo, quien además fuera miembro del directorio de CONASEV y del Consejo Nacional de Inteligencia. Terminó envuelto en una serie de escándalos y cuestionamiento judiciales. “Mi pecado fue ser hombre de confianza de Toledo” se lee en una entrevista que circula en las redes. ¿Volveremos a ver este tipo de designaciones?
Lo reguladores toman decisiones que afectan inversiones millonarias hechas por empresas privadas en sectores de infraestructura de transporte, energía y telecomunicaciones. Establecen las tarifas que pagan los usuarios y permiten recuperar dichas inversiones. La tentación de los políticos por capturar a los reguladores es muy grande. Les gusta salir en la foto diciendo que han logrado bajar los peajes, ¡aunque esto afecte a futuro el mantenimiento de las carreteras o la construcción de nuevas!
Por su parte, Indecopi tiene muchos dientes. Acaba de estrenar uno nuevo: la facultad de aprobar o desaprobar fusiones empresariales. Hay mucha inversión privada que se canaliza a través de este tipo de operaciones. Indecopi determinará si la operación pasa o no pasa. La tentación de los políticos de controlar o influir en este tipo de decisiones también es muy grande. ¡Nada más apetecible para un político que meter mano en una operación de concentración que involucre medios de comunicación!
Garantizar la independencia y autonomía de los organismos reguladores e Indecopi es tan importante como la del BCR para recuperar la confianza de los inversionistas y de la gente. De poco servirá tener un BCR independiente y autónomo si los reguladores e Indecopi terminan siendo capturados. ¿Volverán los “amigotes” del Presidente? Esperemos que no.
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