La inversión pública en el Perú se encuentra en estado crítico. Diez de los 20 proyectos más grandes de la cartera original del Plan Nacional de Infraestructura (2019) tienen menos del 1% de ejecución, ocho menos del 50% y solo dos más del 50%.
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Históricamente, el indicador más utilizado por autoridades, medios de comunicación y público en general para fiscalizar el avance en obras a cargo del Estado es el de ejecución financiera. Pero no necesariamente el que gasta más, gasta mejor. La eficiencia en la inversión pública va más allá de la mera ejecución de un presupuesto; debiera referirse más bien a la capacidad de una entidad pública para utilizar sus recursos de manera óptima y efectiva en intervenciones puntuales que generen el máximo valor para la sociedad.
Por eso, Videnza ha creado el Índice Regional de Eficiencia en la Inversión Pública (IREI), que cada tres meses ofrecerá una evaluación integral del desempeño de la inversión pública en 23 de los 25 Gobiernos regionales del país —excluye a Lima y el Callao—. El IREI mide diez indicadores asociados a la inversión pública, desde la fase de programación hasta la liquidación de las obras para su posterior puesta en servicio. Analiza aspectos como cuántas obras están paralizadas, cuántas tienen retrasos, cuál es el nivel de sobrecostos, entre otros datos fundamentales.
Primeros resultados
Al tercer trimestre del 2023, el Gobierno Regional del Cusco es el más eficiente en inversión pública regional. Le siguen los de Arequipa y Tacna.
Llama la atención que, en el ránking de ejecución financiera convencional de la Consulta Amigable del MEF, Cusco ocupaba el puesto 11 en cuanto a mayor ejecución. Tacna, por su lado, pasa del puesto 21 en ejecución al puesto 3 en el IREI. Ambos tienen el menor costo asociado a nuevos proyectos sin ejecución en comparación con su cartera inicial, lo que revela eficiencia en su programación. Además, alrededor de la mitad de las inversiones bajo su responsabilidad ya están cerradas, lo que muestra eficiencia en la ejecución.
En contraposición, los últimos tres lugares de la tabla los ocupan los gobiernos regionales de Ayacucho, Loreto y Áncash. Esto pese a que, en la ejecución financiera tradicional, Ayacucho y Loreto ocupaban los puestos 3 y 9, respectivamente. En el caso de Ayacucho, destaca el alto monto de proyectos programados para este año que aún no han sido ejecutados. Asimismo, tiene uno de los niveles más bajos de rendición de cuentas sobre el avance físico de sus proyectos.
Por su parte, Loreto enfrenta desafíos de altos sobrecostos en relación con los expedientes técnicos en sus principales proyectos de inversión pública. Y tiene uno de los porcentajes más bajos de proyectos cerrados y liquidados (10%).
Por otro lado, regiones como Áncash o Pasco que se encontraban en los últimos lugares en cuanto a avance en la ejecución se refiere, son también de las peor posicionadas en el IREI. Áncash pasa del penúltimo puesto en ejecución al último en el IREI, mientras Pasco pasa del puesto 19 al 18.
El IREI también presenta resultados relevantes por indicadores específicos. Por ejemplo, en cuanto a la ejecución, en 8 de las 23 regiones analizadas el retraso promedio en los proyectos de inversión pública supera los 1.000 días. Y, cerca de la mitad del monto de obras ejecutadas por los gobiernos regionales de Piura y Áncash están paralizadas.