La economía peruana cerraría el tercer trimestre con una caída de 10%, menor al descenso de 30% del segundo trimestre, estimó Scotiabank en su reporte semanal.
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Esto obedecería a una breve aceleración de la economía peruana en setiembre, que marcaría una caída de 9%, frente a la contracción de 9.8% de agosto.
El desempeño de setiembre se vio sustentado en los siguientes factores, según la entidad financiera:
- Los sectores no primarios seguirían con su paulatino ritmo de recuperación, liderados por Construcción -que mostraría su primera evolución positiva desde febrero, impulsada por el mayor consumo de cemento- y Comercio -por la sostenida demanda por bienes de consumo-. No obstante, esta última se viene dando en rubros liderados por productos importados, por lo que la Manufactura No Primaria continuaría rezagada.
- Los sectores primarios mostrarían una evolución parecida a la de agosto, pues estimamos una evolución de la producción minera similar a la de ese mes, dado que las restricciones en la fuerza laboral de las empresas mineras por el COVID-19 se superarían de forma gradual durante el cuarto trimestre. Además, si bien prevemos un menor ritmo de caída del sector agropecuario, esto sería contrarrestado por la menor extracción de hidrocarburos en la selva debido a las protestas sociales.
“Para el cuarto trimestre esperamos una recuperación más acentuada de la actividad económica, lo que llevaría a que el PBI registre una caída más cercana al -5% que al -10% del tercero”, indicó Scotiabank.
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Esta proyección se basa en:
- La recuperación de las expectativas que vienen mostrando los agentes económicos;
- La gradual recuperación de la inversión pública -en la primera quincena de octubre aumentó 15%-;
- El inicio parcial de la fase 4 del plan de reactivación económica -que incluye el reinicio de los vuelos internacionales y el aumento de aforo en locales comerciales y restaurantes, lo que beneficiará a sectores como Transporte, Turismo, Comercio y Servicios-; y
- La gradual recuperación del sector minero, en la medida que se vayan superando los contagios de COVID-19 en las minas -lo que permitiría que la producción de cobre retome su nivel prepandemia a fin de año aunque la producción de oro tardaría más en recuperarse.