Según datos del Ministerio de Trabajo, en setiembre pasado se incorporaron 266 mil trabajadores a la Planilla Electrónica en empresas privadas formales a nivel nacional. De esta cifra, el sector extractivo registró un ingreso de 102 mil puestos de trabajo.
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Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), indicó que este crecimiento del empleo se corresponde con la reactivación principalmente del sector minero que, a lo largo de los últimos meses, ha venido recuperando de manera significativa.
El ejecutivo hizo referencia a cifras del Ministerio de Energía y Minas que incluye a trabajadores incorporados a las empresas mineras, contratistas y empresas conexas. En agosto fueron 171.577 trabajadores, lo que es positivo comparado con julio donde apenas hubo 160 mil trabajadores contratados. “Si uno revisa la data, hay una paulatina y creciente recuperación”, apuntó.
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“El promedio de empleo del sector el año pasado fueron 208.716 trabajadores, y ahora estamos en 171 mil, con lo que nos encontramos por debajo en casi 18%. Pero a medida que se va consolidando el sector vamos a tener una recuperación del empleo”, indicó De La Flor.
Por su parte, Graciela Arrieta, vicepresidenta de Women in Mining (WIM Perú) indicó que la minería no ha sido ajena a los efectos del COVID-19, sin embargo, desde junio se muestra una recuperación de la capacidad a nivel operativo y humano, “lo que representa un aliciente para el sector y la reactivación económica del país. Recordemos que por cada empleo directo que se genera en la minería se crean otros 6,25 empleos indirectos”.
Para Arrieta, es sustancial que se den las condiciones necesarias para ejecutar los proyectos. Actualmente se cuenta con una cartera de 48 proyectos de construcción que asciende a una inversión total de US$ 57.772 millones, y 64 proyectos de exploración que ascienden a US$ 498,6 millones. El desarrollo de dichos proyectos podrá verse en beneficios directos como empleo, canon, regalías que además beneficien a las 17 regiones donde se desarrolla esta industria.
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Con respecto a los perfiles, la ejecutiva de WIM señaló que estos se mantienen. “El sector sigue demandando perfiles profesionales y técnicos especializados, incluso está demandando perfiles preprofesionales, que por este contexto se pensaba que no los solicitaban”.
El reto mayor está en las mismas operaciones, apuntó Arrieta, ya que la actividad extractiva no es urbana y es mayoritariamente presencial. Por lo que debido al contexto actual, las jornadas laborales en campamentos son más extensas.
En tanto, el titular de la SNMPE acotó que una tendencia que se ve cada vez más acentuada tiene que ver con la digitalización no solo en la economía peruana en general, sino también en el sector minero. Para el ejecutivo, se comienza a ver con cada vez más énfasis la digitalización. “Esa es una tendencia que se presenta a nivel mundial y de la que Perú no está exento”, refirió.
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MUJERES EN LA MINERÍA
Una lección que nos viene dando esta pandemia es que si bien afecta a todos, no afecta a todos por igual, señaló Arrieta. Añadió que si bien no hay data oficial del Minem, se estima que la caída del empleo minero en general también ha impactado en las mujeres.
Hay mujeres que durante el periodo de aislamiento social optaron por acogerse a programas de retiro voluntario, porque debían cumplir a la par con las tareas de cuidado de los niños y del hogar. Y otras que por el sistema de guardias largas, declinan a los ofrecimientos laborales, mencionó.
“Antes de la pandemia, la participación de la mujer en el sector minero reflejaba serios problemas estructurales, en los últimos 10 años, el 93% del empleo generado por la minería ha sido ocupado por hombres, lo que representaba un gran desafío para el sector minero en términos de aumentar el porcentaje y cerrar las brechas existentes”, puntualizó la ejecutiva.
Finalizó indicando que esta ‘nueva normalidad’ debe ser vista como la gran oportunidad que tenemos todos los actores para saldar esa gran pendiente. Y que la reactivación del sector genere “más actividad minera, más desarrollo, más puestos de trabajo, y más oportunidad para que las mujeres puedan acceder a los mismos”.