Si hay algo que no es blanco y negro en Lima, eso es el mercado laboral. Decir ‘tengo trabajo’ en esta ciudad puede caer en una zona tan gris como su cielo en invierno. El reporte de empleo del INEI es una muestra de ello.
Según el Informe Técnico del Mercado Laboral en Lima Metropolitana para el trimestre móvil julio-setiembre, publicado la semana pasada, la tasa de desempleo en la capital alcanzó al 16,5% de la Población Económicamente Activa (PEA). Dicho de otra forma, durante los meses de análisis, 742.700 personas estuvieron buscando trabajo activamente en la ciudad.
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Puesto en contexto, la tasa de desempleo es 147% más alta que la registrada en el mismo trimestre del 2019 (aunque no es justo compararla con la vida antes del COVID-19). Además, es mayor que la alcanzada en el trimestre junio-agosto del 2020, cuando marcó 15,6% (lo que equivale a 665.800 personas durante ese periodo).
Ahora, aunque revisar cómo evoluciona el desempleo es importante, se trata apenas de la punta del iceberg de la situación laboral en Lima. Y es que la falta de trabajo no es el único problema que urge resolver en la capital peruana.
Por un lado, terminado el aislamiento social obligatorio y con el inicio parcial de la fase 4, la PEA aún se mantiene 14,1% por debajo de lo que era hace un año. Esto quiere decir que, comparado con el mismo periodo del 2019, son 735 mil las personas en edad de trabajar que han dejado de participar del mercado laboral.
El número, entonces, todavía no ha llegado a un nivel normal, pero muestra un avance significativo con respecto al informe publicado para el segundo trimestre del año (que abarcó 90 días de cuarentena). En esa ocasión, la PEA sumó 2,62 millones de personas (apenas 58% de las casi 4,5 millones registradas hoy).
Así, levantadas las medidas de aislamiento, las personas están volviendo a las calles para buscar qué hacer. El tema es que están saliendo más rápido de lo que el mercado puede generar trabajos, por lo que la tasa de desempleo está aumentando.
Por otro lado, no es que todos los que vuelven a la PEA están consiguiendo empleo adecuado. Y eso es tan grave como el incremento en la tasa de desempleo.
Como señala el INEI, el subempleo está creciendo a doble dígito y ya pasó la barrera de los dos millones de personas (algo que no ocurría desde el 2010, según destacó un informe publicado en este Diario la semana pasada).
Con ello, el fin de la cuarentena ha traído un cambio radical en la composición de la población ocupada. Si hace un año este grupo de la población estaba distribuido 65% en trabajos adecuados y 35% atorado en el subempleo, la proporción de hoy indica que 45% tiene empleo adecuado y 55% está subempleada (y ni qué decir de la informalidad).
Seis meses atrás escribí en estas páginas: “Cuando finalmente se levante la cuarentena y poco a poco las personas vuelvan a salir a las calles, el mundo será un lugar muy distinto del que era cuando comenzó el aislamiento social obligatorio”. Ahora que llegamos a ese momento, no es solo que se están generando menos trabajos de los que se necesitan, sino que aquellos que se están creando no son suficientes para satisfacer las necesidades de los que cubren esas plazas.
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