¿Cuántas personas pueden afirmar que sus sueños se hicieron realidad? ¿Y no un burdo sueño terrenal, sino el de llegar a la Luna? Antes del primer vuelo de los hermanos Wright, Pedro Paulet ya había diseñado, en 1895, el primer motor de combustible totalmente líquido que haría posible el ingreso de la humanidad en la era espacial. Aunque en 1969 se cumpliría su sueño de llegar a la Luna, Paulet murió sin verlo y sin el reconocimiento que la historia debió darle.
Entre fiestas y Julio Verne
El arequipeño que de niño jugaba con los cohetes de las fiestas tradicionales en Tiabaya, su tierra natal, y que amarraba ratones y bichos para lanzarlos hacia el cielo en cohetes que él mismo creaba de carrizo y pólvora, siempre miró más allá de su horizonte.
Su curiosidad innata y los libros de Julio Verne, especialmente las novelas De la Tierra a la Luna (1865) y Alrededor de la Luna (1869), ayudaron a forjar ese espíritu futurista y de avanzada.
Quiso ver la bandera de Perú en el espacio: “Amaba profundamente a Dios y a su país”, nos comenta Álvaro Mejía, cineasta y una de las personas que más conoce sobre la vida, obra e inventos del genio Paulet. “Nació cinco años antes de la guerra con Chile y fue educado por un sacerdote francés que le enseñó el amor al Perú”, dice Mejía. Como la mente de Paulet estaba siempre un paso más adelante, sus proyectos juveniles estaban dirigidos hacia la reconstrucción del país después de la guerra.
El motor y el ‘autobólido’
Paulet no publicó sus innovaciones. Fue en algunas entrevistas y en una carta que escribió a este diario en 1927 que la opinión pública pudo saber que un peruano había creado los inventos que se adelantaron a su época, como el motor de pulsos, el que actualmente la Nasa considera el motor del futuro. Este fue ideado por Paulet para utilizarse sin necesidad de oxígeno y con tetraóxido de nitrógeno, “el mismo combustible que utilizaron la sonda Juno y el satélite peruano para ir al espacio”, nos dice Mejía; es decir, fabricó un motor que servía fuera de este planeta.
Pero el arequipeño no dejaría de sorprender. Después de la Primera Guerra Mundial, cuando Alemania (cuna de la astronáutica) comenzó a experimentar para crear un motor espacial, se dio con la sorpresa de que este ya existía, y que lo había creado un peruano. Se piensa que Paulet quiso mantener, de cierta manera, oculta esta información, pues se trataba, finalmente, de materiales altamente explosivos y peligrosos.
Además, Paulet tenía diseñada, en 1902, la nave precursora de los aviones más modernos. De alta tecnología, metálica, con una cabina ovoide para varias personas, ala delta y despegue vertical, Paulet había creado un avión sin hélice.
Este invento lo comenta en la carta publicada en El Comercio en 1927, en la que consignó: “[...] Lo que me induce a escribir la presente es hacer notar que el proyecto del avión-cohete ha sido ideado y estudiado por el suscrito HACE TREINTA AÑOS, cuando era estudiante en el Instituto de Química Aplicada de la Universidad de París. Tal proyecto mío es por tanto anterior a la construcción de los modernos aeroplanos”.
Aunque el avión-cohete fue diseñado para volar en la Tierra, él quería llegar a nuestro romántico satélite, salir de la atmósfera terrestre, un deseo que transmitió a su hija Megan: “Cuando seas grande y mi invento sea realidad, tú y yo viajaremos a la Luna. Y si por mi edad fuera a morir, tú seguirás mis pasos”, le dijo. La recreación a escala del avión-cohete, su diseño pintado por el mismo Paulet y el magnífico motor se encuentran en el Museo Aeronáutico del Perú, dentro del Castillo Rospigliosi.
Un genio por rescatar
“Estaba demasiado adelantado, ese era su drama, estar demasiado adelantado y haber nacido en el Perú", concluye Álvaro Mejía asombrado por la genialidad del científico. Mientras el mundo no salía del asombro con la aparición de los aeroplanos, Paulet ya los había superado: “Si aviación viene de ave y el sustento del vuelo de las aves son las alas, el hombre nunca podrá —como tampoco lo podrían hacer los pájaros— conquistar el espacio si solo se sigue atendiendo a esas alas”, escribió.
Como suele pasar, Paulet no logró conseguir los fondos para ahondar en sus experimentos, no fue comprendido ni valorado por su país, por lo que tuvo que abandonar sus investigaciones. Tuvo grandes idea como impulsar una industria aeronáutica peruana o diseñar la Lima del futuro con un imponente cerro San Cristóbal cubierto de rosas para que sea visto desde el espacio.
A puertas del bicentenario, tenemos la oportunidad de reivindicarlo.
Pedro Paulet en la gran pantalla
El cineasta y experto en Pedro Paulet, Álvaro Mejía, estrenará este año el documental El niño que soñaba con la Luna. Será protagonizada por el actor peruano José Luis Ruiz e ingresará en los detalles de la vida y propuestas científicas del genio peruano. Mira aquí el tráiler:
* Este artículo fue publicado originalmente en enero de 2020