El profesor Yuval Noah Harari se ha convertido en intérprete de lo que ocurre en el mundo.
Cada época tiene sus intérpretes en base a sus mitos pasajeros. En 1992 Francis Fukuyama publicó su famoso libro “El fin de la historia y el último hombre”. Su tesis, simplificándola, era que habíamos llegado a un modelo económico y político perfecto: democracia y capitalismo, es decir, elecciones y libre mercado. Según Fukuyama, nadie en el planeta podría ya seguir buscando otro modelo.
Poco después, en 1996, se hizo también famosa la respuesta de Samuel Huntington. En su libro “El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial” el historiador inglés definió el mundo como un escenario en permanente conflicto. En ese escenario las diferencias religiosas y culturales reeditaban la vieja rivalidad entre Occidente y Oriente. El orden mundial, por lo tanto, no se regía por la economía o la política, sino por la cultura. El debate entre Huntington y Fukuyama continuó hasta que una serie de eventos (por supuesto el derrumbe de las torres gemelas en setiembre del 2001) le dio la razón al primero.
Yuval Noah Harari en una de sus charlas TED.
En los últimos años, el profesor israelí de 46 años Yuval Noah Harari se ha convertido en el intérprete de lo que está ocurriendo en todo el mundo. En su libro más reciente, “Nexus”, no solo reconoce la conflictividad esencial del mundo. También habla del modo en que la tecnología puede convertirse en nuestro amo esclavizador.
La inteligencia artificial puede usarse como un modo de vigilancia ciudadana, afirma. Ya ocurre en Irán, donde la IA ubica y multa a las mujeres que no usan el velo islámico. Según recuerda Harari, las tecnologías previas no tenían poder de decisión. La bomba atómica no decidía dónde caer. La imprenta de Gutenberg no determinaba qué libros producir. Hoy, en cambio, el algoritmo toma decisiones por sí mismo. Por ejemplo, decide el contenido que aparece en nuestras redes sociales.
No hay que olvidar por supuesto que la IA es beneficiosa en campos como la medicina o la arqueología (lo vemos en el descubrimiento reciente de geoglifos en Nasca). Sin embargo, en la política puede ser el instrumento perfecto de cualquier dictadura por la capacidad de vigilancia que tiene, el gran ojo invisible.
En “Nexus”, Harari hace hincapié en que vivimos empachados de información, lo que no nos ha hecho más sabios ni felices, sino, irónicamente, más solitarios. Hoy en día, condicionados por la polarización de los grupos virtuales, el arte de la conversación parece perdido. Nadie conversa con quien piensa distinto.
Y aunque la democracia es el sistema en el que uno puede conversar, quizá por eso cada vez tiene menos seguidores. Esto es preocupante en un planeta cada vez más desigual. Este lunes la ONG Oxfam publicó un informe en el que afirma que el “1% más rico posee más riqueza que el 95% de la población mundial”. Esta desigualdad es la causa de la inmigración masiva de habitantes de los países más pobres, fenómeno que radicaliza a los partidos de la ultraderecha en el hemisferio norte.
Cuando en una entrevista le preguntaron a Harari si había alguna esperanza, dijo una sola frase: “Que la gente desarrolle sus conocimientos y su moral”. En otras palabras, que mejoremos el sistema educativo. La misma solución de siempre, aunque nadie la tome en cuenta, por Dios.
”Nexus”
Autor: Yuval Harari Editorial: Debate
Año: 2024
Páginas: 608
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