Por: Dulce María RamosEn Estados Unidos varias empresas están en una feroz carrera por diseñar el computador cuántico; en China los esfuerzos están destinados a la construcción de la primera ciudad cuántica. Europa no se queda atrás: varios consorcios están diseñando tecnología cuántica. En resumen, el mundo de hoy se rige por esta ciencia, y uno de sus mayores divulgadores en nuestro idioma es el físico español José Ignacio Latorre, quien acaba de publicar Ética para máquinas. Según dice, se dedicó a la ciencia gracias a su profesora de Latín y Griego del colegio: “La belleza que encierran las ciencias es muy cercana a la del arte; en mi caso, yo soy un apasionado de la literatura y de todas las formas en las que se expresa la creatividad”.
¿Cómo explicaría a una persona común el significado de la mecánica cuántica?Se podría hablar desde lo útil. Un ejemplo: el teléfono celular. Mientras graba esta entrevista, aunque tú no lo veas, el celular está haciendo diez mil millones de multiplicaciones por segundo; otros ejemplos: el láser, los rayos X, todo es cuántico. La sociedad vive a caballo entre el éxito de la ciencia y de la mecánica cuántica, pero de espaldas a los conceptos que hay en ella; queremos usarla, pero no queremos saberla. Esa paradoja, a mí, me llama mucho la atención. Ahora, en términos filosóficos, la mecánica cuántica representa la gran búsqueda del ser humano por el saber, las ciencias, la física y las matemáticas. El 7 de octubre de 1900, Planck escribió la primera ecuación cuántica, así que estamos viviendo el principio, la infancia de todo esto. ¿Qué hay detrás? La lucha eterna de los humanos por comprender.
En su reciente libro reflexiona sobre la ética de las máquinas.Los hombres, durante la historia, hicieron el bien y el mal. Hicieron la catapulta para atacar al enemigo o carros para viajar. Es sencillo, dominamos la fuerza física a través de las máquinas. ¿El resultado? El ser humano les delegó el uso de la fuerza. En este siglo, se han hecho máquinas que calculan; entonces, nuestra debilidad mental aumenta con la tecnología. Ahora las máquinas están empezando a tomar decisiones; hay algoritmos que deciden y ¡oh, sorpresa! lo hacen muy bien. La gestión del tráfico, de las finanzas... Ahora estamos en la capa de IA avanzada: diagnósticos médicos, coches autónomos. Algún día alguien dirá que los humanos eran tan brutos que conducían ellos.
¿Por qué es importante saber sobre lo cuántico?Porque las personas que no tienen educación no saben tomar decisiones. Cuando alguien no toma decisiones, otras personas deciden por ti. El resultado: el ser humano es menos libre. Mi defensa del conocimiento básico se basa en la libertad.
¿Hasta qué punto adelantos como la ciudad cuántica traerán beneficios para el hombre?Hay prejuicios de ciertas personas al creer que el pensamiento científico es malo. La vida promedio en la Edad Media era de 36 años; hoy la mitad de las mujeres que nacen en el primer mundo vivirán más de 100 años. La ciencia nos ha dado el don de la vida y el ordenador nos dará el don del cálculo de moléculas que permitirá desarrollar medicina de nueva generación y generar inteligencia artificial más potente. El gran paso es decidir qué ética regirá el uso del conocimiento. Es normal que cuando alguien controla el planeta pueda hacer el bien o el mal, no hay que prohibir el aprendizaje de la naturaleza, más bien toca evaluar la tecnología que vendrá y decidir cómo legislaremos sobre eso.
¿Es optimista ante el futuro cuántico?Mucho. Creo que las voces educadas y sosegadas van a ir ganando peso. Este mundo de fake news, de entretenimiento puro, produce insatisfacción, hay depresión y un vacío, así que habrá alguna reacción. Volveremos a tener dirigentes más sabios, menos populistas, las decisiones serán mejor tomadas y usaremos correctamente la tecnología. Poco a poco la sociedad volverá a escuchar a sus filósofos y científicos.
Y, finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira usted?Mi ventana es la del sentido común.
No dejes de leer un adelanto del libro de José Latorre en el siguiente enlace.
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