El filósofo francés Jacques Maritain nació el 18 de noviembre de 1882 y murió el 28 de abril de 1973. Fue el principal exponente del humanismo cristiano. Trató los problemas filosóficos teniendo en cuenta la antropología, la sociología y la psicología. Sus logros más destacados los obtuvo en epistemología, donde analizó los diferentes grados de conocimiento y sus interrelaciones, así como en filosofía política. A partir de la doctrina de Santo Tomás de Aquino, se propuso edificar una metafísica cristiana a la que denominó “filosofía de la inteligencia y del existir”.
A propósito de los 50 años de su muerte, el sacerdote Rafael Fernández Hart SJ, rector de la UARM, licenciado en Filosofía por la PUCP. Magíster en Teología y doctor en Filosofía por el Centre Sèvres – Facultés Jésuites de París, respondió tres preguntas en torno a la importancia de Maritain para el mundo filosófico.
— ¿Cuál es el mayor aporte de Maritain a la filosofía desde el catolicismo?
Jacques Maritain fue bautizado en 1906, junto a su esposa Raissa, gracias a la fuerte influencia que ejerció en ellos el escritor francés Léon Bloy. En ese sentido, es imposible separar en el pensamiento de Jacques Maritan filosofía y experiencia de fe. De alguna manera, su acceso de la fe católica lo hizo producir un giro interesante en la filosofía. Eso explica por qué muy pronto Maritain participa de los célebres debates en torno a la existencia de una filosofía cristiana. Todavía en el presente, parecerían inconciliables, pero su influencia tomista1 le permitiría transformar la inteligencia: “Si soy tomista, es porque comprendí que la inteligencia ve”. El aporte de Maritain no se circunscribe solo a la filosofía, sino a la apertura espiritual.
— ¿Cómo podríamos describir la influencia de Maritain en la filosofía?
La influencia de Maritain se refleja de manera inmediata en un nuevo impulso al tomismo que transmitió no solo desde las aulas del Instituto Católico de París, sino también en el medio académico norteamericano, especialmente en las universidades de Princeton y Columbia. Pero, como si su tomismo se basara sobre todo en una experiencia, sabe que el filósofo necesita ser retenido, cuestionado, abajado y por ello dirá a modo de confesión: “lo mejor que puede hacer un filósofo es humillar la filosofía ante la sabiduría de los santos”. Pero no hay que temer que su óptica es ingenua o semejante a la fe del carbonero. Su conocimiento de la filosofía, de su historia y de sus trampas tiene profundidad. Sabe por lo tanto lo que dice.
— ¿Es vigente su pensamiento hoy, a 50 años de su muerte?
Maritain corrió el riesgo de acercarse a una tradición cristiana en tiempos en que la filosofía aspiraba a encontrar su propio nicho, su autonomía con respecto de Dios, de la fe y de la teología. Así, pues, Maritain no ha sido muy bien recibido en el Perú, donde la filosofía se compró por completo la idea de ser una disciplina que reniega de la tradición cristiana y teológica. Craso error que hoy paga caro la filosofía que trata de hacer hermenéutica sin la ayuda de su aliado natural, la teología. Maritain había comprendido hace 50 años lo que hoy reclaman no pocos filósofos contemporáneos como Jean-Luc Marion; es decir, que la filosofía y la teología constituyeron el primer modelo exitoso de interdisciplinariedad y que la comprensión de sus historias y métodos pasa por un permanente ir y venir entre ambas.
1. El tomismo es la escuela filosófica y teológica que sigue la doctrina de Santo Tomás de Aquino. Plantea que la fe, que cree en la autoridad divina, y la razón que se basa en la demostración, son diferentes pero no contradictorias.
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