Calcule usted el grado de degeneración de ciertas fiestas organizadas por algunos huéspedes de Airbnb que la compañía ha patentado un software para filtrar ciertos rasgos de estas personas, pero también de los llamados anfitriones. Un informe de Business Insider cita a un portavoz de la compañía que confirma la existencia del referido software que predice, con instrumentos matemáticos, cuán probable es que uno sea un juerguero, potencial homicida o timador profesional a partir de lo que postea y tuitea a diario. Curiosamente, esta semana, se publicó en el Journal of Economic Psychology que, en Nueva York, la gente está dispuesta a pagar más por el alquiler en Airnbnb de manera directamente proporcional a cuán ‘atractivo’ es el anfitrión. No sonreír o ser afrodescendiente, demostró el estudio, tiene un efecto negativo en la valoración del alquiler. ¿Será capaz esta inteligencia artificial que filtra juergueros psicópatas de filtrar racistas también?
Batería única
Hay un adagio en el mundo del rock que dice que una banda solo puede ser tan buena como su baterista. En ese mismo universo, chistes sobre los bateristas y su falta de agudeza y tino hay por montones. Más allá de esto, los bateristas ostentan una habilidad poco común: el control independiente y coordinado de sus cuatro extremidades. Pocas actividades demandan el uso de ambas manos y pies en simultáneo como tocar la batería.
Partiendo de esa premisa, un grupo de investigadores médicos de la Universidad del Ruhr de Bochum, en Alemania, se propuso hallar qué distingue a un baterista del resto de los mortales. Gracias a las propiedades neuroplásticas del cerebro, se sabe que, cuando uno aprende a tocar un instrumento, hay regiones de este que se desarrollan de manera distinta, pero nunca se había visto cómo cambia el cerebro de los bateristas con la práctica.
Según las investigaciones publicadas en Brain and Behavior, se comparó el cerebro de 20 bateristas, con más de 15 años de experiencia y que practican semanalmente más de diez horas, con otras 24 personas que no tocan ningún instrumento. Se utilizaron resonancias magnéticas para mapear las áreas cerebrales distintas en los bateristas.
Así, se descubrió que el cuerpo calloso, esa sección del cerebro que funge de puente entre nuestros dos hemisferios y cuya parte frontal es responsable de nuestra coordinación motora, presenta notorias diferencias en los bateristas: es aun más calloso y tiene menos fibras. Esto permite un flujo de información más ágil entre ambos hemisferios, lo que explicaría la facilidad de los bateristas para armar patrones rítmicos que demandan acciones distintas en cada extremidad. Detractores de Ringo Starr, pueden empezar a disculparse.
Ver sin mirar
Ophiocoma wendtii es el nombre de este pariente de las estrellas marinas. Una criatura que reside en los arrecifes de coral del Caribe y el golfo de México. Además de su célebre pariente, ostenta una habilidad única: puede ver sin ojos. ¿Cómo logra tan asombrosa y poética hazaña? La clave está en unas células fotosensibles llamadas fotorreceptores y otras llamadas cromatóforos. Un grupo de científicos del Museo de Historia Natural de Oxford condujo una serie de experimentos y pruebas de laboratorio para entender mejor cómo esta criatura sin ojos puede desenvolverse de esa manera, informa Reuters. Los estudios demostraron que estos animalitos no solamente pueden diferenciar la luz de la sombra, sino que también son capaces de detectar tonalidades y siluetas distintas. Siempre hay otras formas de ver la realidad.