El Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha revelado cifras que resultan preocupantes para algunos ciudadanos. La cantidad de sismos anuales ha disminuido en un promedio de 30 desde el 2021. Para algunos ciudadanos, esta reducción de sismos podría significar que se avecina un sismo de gran magnitud. Sin embargo, especialistas desmienten estos mitos y conversan con El Comercio sobre este aparente silencio sísmico.
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De acuerdo con la plataforma del IGP, en el 2021 se reportaron 834 sismos; en 2022, 807; en 2023, 764; y de enero hasta lo que va del 2024, 394. Algunas personas consideran que si hay menos sismos, se liberará una energía que resultará en un sismo de gran magnitud. Sin embargo, para el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, no existe una relación entre la disminución de sismos y la probabilidad de que ocurra algo grave. “Somos un país muy activo, siempre tendremos actividad sísmica. El hecho de que en un año ocurra menos sismos que el anterior no es indicativo de algo”, expresó el especialista.
Rompiendo mitos
Añadió que no hay una correlación directa. “El que haya menor ocurrencia de sismos tiene otros factores. No podemos confundir a la gente; el hecho de que haya menos sismos no quiere decir que ocurrirá algo malo. Los procesos de las placas tectónicas son relativos. Si los sismos ocurrieran frecuentemente y si estos fueran de una elevada magnitud por encima de 8, el panorama sería diferente”, dijo.
Los sismos son cíclicos, dice Hernando Tavera, y el más potente del que se tiene registro en Lima y Callao ocurrió en 1746. Su magnitud fue de 8,8 y aunque desde entonces siguieron otros movimientos potentes en años como 1966 y 1974, ninguno habría liberado la energía acumulada (fueron sismos iguales o menores a 8,0).
Mencionó que las placas van a continuar desplazándose continuamente; es decir, habrá fricción más adelante, pero esto no quiere decir que la población deba mantenerse asustada.
Por su parte, el jefe de la asociación Hombro a Hombro, Juan Manuel Arribas, sostuvo que el término correcto para referirse a los llamados silencios sísmicos es “zonas de acoplamientos sísmicos”. “Esto hace referencia a aquellas situaciones que pueden ocurrir en las placas. En este caso, cuando estas no se frotan ni acoplan, sino que es como si se pegaran y no ocurriera un desplazamiento durante un tiempo, hasta que de un momento a otro se libera la energía”, explicó.
Arribas explicó que la zona de monitoreo donde se observa el mayor silencio sísmico del país se encuentra entre Chimbote y Cañete, donde se estaría acumulando esta energía. “El IGP ha instalado GPS que evalúan el movimiento de las placas. No hay un desplazamiento ni se están frotando. Pero solo estamos estudiando una pequeña parte del Perú, aproximadamente 400 kilómetros; las demás placas sí se siguen moviendo con normalidad”, añadió.
Por otra parte, sostuvo que hay sismos que no se suelen reportar, pero que ocurren, lo que podría variar las cifras. “Es importante resaltar que no hay una correlación entre la presunta reducción sísmica y la probabilidad de que ocurra un terremoto. También es importante tener en cuenta la profundidad entre las placas y las zonas de impacto. Mientras más cerca de la zona de impacto se encuentren las placas, el sismo será mucho más superficial. Es más, si hablamos de una distancia de 700 a 800 kilómetros, no se sentirá el golpe”, indicó. De todas maneras, destacó la importancia de mantenerse vigilantes. “No podemos bajar la guardia”, agregó.
Más mitos
Existen numerosos mitos alrededor de los sismos. Uno de ellos es que los cambios de estación generan terremotos. Sin embargo, los fenómenos climáticos no guardan relación con los movimientos telúricos ni con la liberación de energía. Los sismos se generan por el movimiento de las placas tectónicas.
Otro mito común es que los perros pueden predecir los sismos. De acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), los animales no pueden predecir cuándo ocurrirá un sismo.
Por otro lado, Hernando Tavera señala que no existe ninguna tecnología que pueda indicar con exactitud cuándo ocurrirá un sismo. Lo que sí es posible es determinar las zonas de mayor acumulación de energía por el proceso de subducción de placas y, a partir de ello, estimar magnitudes e intensidades.
¿Estamos preparados para afrontar un terremoto?
Juan Manuel Arribas mencionó los pasos que hay que tener en cuenta para armar un plan de emergencia familiar ante posibles sismos:
- Conoce tu casa y la distribución de ambientes para identificar las zonas seguras: no basta con saber la distribución de los ambientes, sino identificar dónde están las zonas seguras, los lugares donde pueden caer objetos peligrosos, entre otros elementos que pueden causar daños.
- Identifica la ruta de evacuación y el punto de encuentro familiar: una vez que se logra salir a la calle, es importante identificar la ruta de evacuación y el punto de encuentro familiar para que, en caso de que falte algún miembro, sepa a dónde dirigirse. En caso de decidir mantenerse en casa, ubica la zona más segura.
- Arma la mochila de emergencia y la caja de reserva: hay que tener en cuenta lo que cada familia debe tener en casa, pues la mochila solo durará para dos días, mientras que la caja permitirá vivir una semana después. Aquí se debe considerar si hay adultos mayores en la familia, personas con discapacidad o personas con enfermedades que requieran medicación. Lo ideal es tener ambos.
- Designa roles y funciones de los integrantes durante el sismo: este es el momento de decidir quién se encarga de qué. Deben coordinar quién se encarga de la mochila, de la caja, de los perros, del abuelo o de la persona vulnerable que tengamos en casa.
- Extiende tu plan familiar a la comunidad de vecinos y a equipos de trabajo: la información que tenemos debe ser compartida con vecinos o amigos que vivan cerca, a fin de que ellos también estén preparados ante un eventual terremoto.
En caso de que un ciudadano se encuentre en el trabajo, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) recomienda lo siguiente:
- No exaltarse: si bien es un momento de incertidumbre, manteniendo la calma podremos ayudarnos y ayudar a los demás durante el movimiento telúrico.
- Encontrar zonas seguras: dentro de un establecimiento, podrás encontrarlas en la unión de columnas, bajo los umbrales de las puertas, debajo de mesas y muebles resistentes. En el exterior, podrás refugiarte en patios, jardines, campos deportivos, playas de estacionamiento, lejos de objetos que se puedan caer.
- Considerar que evacuar no siempre es lo más recomendable: evalúa tu ruta de evacuación, así como los puntos de encuentro. Si te encuentras en un piso alto, lo recomendable es esperar en la zona de seguridad a que termine el sismo y luego evacuar.
- Mantenerse alejado de las ventanas: durante los sismos, los vidrios pueden explotar, por tal motivo, es mejor no estar cerca de cosas que puedan lastimarnos.
- Tener a la mano el botiquín de emergencia: aquí debes mantener todo lo necesario en caso de cortes, quemaduras, golpes, etc.
- Aprenderse los números de emergencia: memoriza el 116 (Bomberos), 115 (Cruz Roja), 105 (PNP) y 110 (Defensa Civil) con el fin de una rápida respuesta ante cualquier tipo de accidente.
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