El ‘laboratorio’ estaba alumbrado apenas por una tenue luz blanca. En esa inmundicia de cucarachas y costales con polvos raros, los policías de la División de Estafas hallaron una vieja máquina oxidada de 300 kilos escupiendo pastillas blanquecinas a un ritmo imparable de cinco mil por hora.
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El primer golpe lo habían dado una semana atrás, el 29 de mayo. Los policías atraparon a siete personas con 40 mil de cajas y empaques de Panadol, Azitromicina y otros medicamentos para tratar el COVID-19. Entre los siete detenidos estaba Pedro Luis Torres Arbieto, un policía en retiro con especialidad en sanidad que habría montado esta organización denominada ‘Los Fármacos’.
Cada empaque llevaba su registro sanitario inventado y su fecha de caducidad al 2023. La banda se alistaba para distribuir más de medio millón de estas pastillas falsas y los agentes se preguntaban de dónde las sacarían.
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Los mensajes y llamadas que comenzó a recibir una de las detenidas, Lindaura Díaz Cubas, condujeron a los investigadores hasta el ‘laboratorio’ en la cuadra 10 de la calle Manuel Cisneros, cerca del estadio Alejandro Villanueva, en La Victoria. El 3 de junio, atraparon a Marcial Laura García y a Román Malca Valverde, el hombre que admitió fabricar estas pastillas con harina y azúcar impalpable.
"Yo no empaco; vendo a granel a los que me piden. Hace algunos días he hecho [pastilla de Panadol (paracetamol)] para Sullana. Habrán sido 10 o 20 kilos. Por cada kilo son unas mil pastillas más o menos”, confesó Malca Valverde mientras los agentes le enseñaban una bolsa con más de 1.500 analgésicos adulterados hallada en su ‘laboratorio’.
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Además de la harina y azúcar impalpable, usaba ferrocianuro de potasio, celulosa microcristalina y magnesio de astariato, insumos químicos con los que lograba tabletas consistentes, pero peligrosas.
Estas pastillas adulteradas pueden ser letales en un paciente con diabetes por su contenido de azúcar y para cualquier persona porque están hechas bajo condiciones sanitarias impensables en cualquier laboratorio farmacéutico. Pero Malca Valverde decía cínicamente que no son nocivas porque solo tienen “harina y azúcar impalpable”.
Estas pastillas no tratan ninguna enfermedad al no tener el principio activo de los analgésicos, antiflamatorios o antibióticos que adulteran, como se comprobó en los laboratorios del Ministerio de Salud (Minsa).
–OPERACIONES–
El seguimiento a esta banda empezó hace cuatro meses, semanas antes de la cuarentena, pero la organización operaría desde el 2018 por los documentos que la policía les incautó, según el jefe de la División de Estafas, el coronel PNP José Cruz Chamba.
Algunas integrantes, como Anamelba Jordán Guzmán y María Lindaura Díaz Cubas, fueron enviadas a la cárcel en el 2010 por este delito y al salir retornaron al negocio. Ellas cumplían el rol de comercializadoras.
“Hay boticas y farmacias de San Juan de Lurigancho, Comas, San Martín de Porres, Ate, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador que compraban 100 o 200 cajas. Les ofrecían los productos a bajo precio supuestamente porque son importados. Las estamos investigando para que en su momento la Digemid las sancione”, detalla el oficial.
La Dirección de Seguridad de Estado de la Policía intervino el pasado 20 de mayo una botica en San Juan de Lurigancho donde vendían medicamentos falsificados y días después, el 4 de junio, se halló también en este distrito un laboratorio clandestino.
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La policía y el Ministerio de Salud cerraron el 31 de abril cinco establecimientos farmacéuticos frente al Hospital de la Policía Nacional, en Jesús María. A las boticas “Farmacia Nacional”, “Tu Salud”, “Botica Brasil” y “Cielo Farma”, y la farmacia “Republicana” se les incautó en total más de cuatro cajas con medicamentos vencidos, adulterados y sin procedencia sanitaria.
Durante lo que vamos de la cuarentena, la Digemid ha supervisado a unas 300 boticas y farmacias del país (que son el 10% de todas las que existen) y cerró a 55. En estas, los fiscalizadores hallaron medicamentos vencidos y también adulterados.
“Las medicinas falsas entran a las cadenas formales y llegan hasta las provincias. Este mercado ilegal se mueve por la necesidad de la población. Por eso estamos encontraron muchos analgésicos y antibióticos falsificados, que son los que más necesita la gente en este momento de pandemia", explica Marisa Papen, químico farmacéutica a cargo de Dirección de Inspección y Certificación, de la Digemid.
La funcionaria explica que están programando más operativos aprovechando la disposición del Ejecutivo de supervisar que los establecimientos farmacéuticos tengan en su stock medicinas genéricas. “Aprovecharemos estas intervenciones para verificar la procedencia de sus productos, si vienen de canales regulares como droguerías y laboratorios autorizados", explicó.
Para Ana María Jiménez, presidenta de la Asociación de Farmacias y Boticas del Perú, es la escasez de medicamentos lo que les da una oportunidad de oro a las organizaciones criminales que adulteran fármacos y en parte responsabiliza al Gobierno de que las farmacias y boticas no tengan todos los medicamentos que se necesitan.
“Vemos los productos del mercado negro pasar por nuestra cara”, dice esta químico farmacéutica que es propietaria de una farmacia en la capital hace más de 30 años y que ve todos los días cómo la escasez de medicamentos está siendo aprovechada por las mafias que ingresan sus productos al mercado formal de distribución de fármacos.
Una caja de Paracetamol que antes costaba S/4 ahora se venden en S/70 y la Azitromicina se elevó de S/ 30 a S/144. Ambas medicinas están en la lista de los 20 medicamentos esenciales para el manejo y tratamiento del COVID, autorizado por el Ministerio de Salud (Minsa), pero no están llegando a las farmacias y boticas.
“El otro problema es que los laboratorios no nos están vendiendo pese a que hemos hecho órdenes de compra. No tienen, porque no pudieron producir por la escasez de insumos que importan de China o India", cuestionó Jiménez.
El Estado, agregó, debió ayudar a que incrementen esa producción para asegurar que todas los establecimientos del país tengan stock. “Por desesperación, la gente terminan comprando en el mercado negro al que también acceden algunas boticas. No se está solucionando el problema de la escasez y es ahí donde entran los mafiosos”.
Es conocido, dice Mario Carhuapoma, químico farmacéutico que participó en la intervención contra ‘Los Fármacos’, que en la calle Capón hay un gran mercado negro de medicamentos adulterados, seudo droguerías autorizadas que llevan años metiendo pastillas y otras sustancias que, lejos de curar, pueden matar.
“Quizá no todos, quizá solo el 5% de estos negocios no lo hacen, pero la gran mayoría coloca en Lima y provincias productos de estos laboratorios clandestinos. Todos sabemos que Capón es un mercado negro pero poco se ha hecho para combatirlo”.
–RECOMENDACIONES–
1.- Comprar en establecimientos autorizados como farmacias y boticas. Tener en cuenta que hay establecimientos autorizados que tienen en su stock medicamentos vencidos y adulterados. No comprar a través de las redes sociales ni a comerciantes informales.
2.- Verificar que esté presente el responsable técnico del establecimiento (químico-farmacéutico) y revisar la documentación que debe estar visible en el local
3.- Revisar el registro sanitario y la fecha de vencimiento del producto adquirido. Es importante tener en cuenta que este no es un mecanismo seguro, porque las bandas también falsifican esta información
4.- Observar que el empaque esté bien sellado y que no tenga signos de manipulación y defectos de fabricación
5.- Apretar la pastilla. Si bien las bandas buscan darles consistencia, estas suelen no tener la misma dureza que una medicamento en tableta. Si se deshace en sus manos, no consuma el prpducto
6.- Verificar que los bordes de las pastillas no tengan imperfecciones.
7.- Si tiene dudas sobre la procedencia del medicamento, evite su consumo
8.- Denunciar el hecho ante la comisaría más cercana, la División de Estafas de la PNP (01-4318179) o ante la Digemid: https://farmacia-responsable.digemid.minsa.gob.pe/denunciasWeb/DefaultCI
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¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?
Si no tiene síntomas respiratorios característicos del covid-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla. La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez.