Dentro de la primera línea de atención contra la pandemia, hay una primerísima línea que la componen los médicos intensivistas. Sin embargo, quienes están a cargo de las unidades de cuidados intensivos (UCI) en el país y atienden a los pacientes críticos por el COVID-19, dicen que siguen en una situación muy vulnerable. No solo por un posible contagio, sino porque cada vez se reduce la disponibilidad de camas sin una respuesta clara del Gobierno. Al respecto, el presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), Jesús Valverde, conversó con El Comercio.
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–A más de nueve meses del inicio de la pandemia, ¿cuál es la actual situación de la medicina intensiva en el país?
Estamos trabajando en dos frentes: el de los pacientes Covid, y el de los no Covid. Las unidades de cuidados intensivos (UCI) se han dividido para atender a ambos grupos. En una situación de pandemia, debemos abocarnos a una sola enfermedad; hoy estamos partidos. Se tienen que tomar decisiones para reorganizarnos y cubrir las necesidades de atención médica intensiva.
–¿Cuál debe ser la acción prioritaria del Ejecutivo en ese sentido?
Sucede que han disminuido la cantidad de camas UCI para los pacientes Covid. Deben regresar los hospitales para atender exclusivamente a los infectados por el COVID-19, porque esa estrategia permite que ni los otros pacientes ni el personal de salud se contagie.
–¿Cuántos intensivistas están hoy en la primera línea de atención?
Ante el Colegio Médico del Perú (CMP) estamos registrados 715 intensivistas, pero actualmente unos 550 están operativos en todo el país.
–¿Han fallecido colegas suyos?
Hemos registrado la muerte de dos colegas intensivistas, y cerca de 100 se han contagiado y están con licencia.
Segunda ola y capacidad de atención
–Tener una segunda ola de la pandemia en el Perú es una posibilidad. ¿Estamos preparados?
Que quede claro: no es necesario que haya una segunda ola, un pico de casos nos colapsará [las camas UCI]. Un pico nos destruirá completamente. Hoy ya estamos atendiendo al 95% de nuestra capacidad con los dos frentes mencionados. ¿Qué hacer? Reactivar nuevamente las camas UCI que se desactivaron cuando los contagios empezaron a descender.
–Según la sala situacional del Minsa, estamos al 70% de capacidad en las camas UCI. Sin embargo, en algunas regiones como Piura ya se ha reportado que hay cero disponibilidad de estas unidades.
El Minsa reporta las camas UCI destinadas para los pacientes Covid, pero no muestran aquellas que son utilizadas por pacientes no Covid. Ese es el problema. Actualmente, la proporción es 70%-30%, respectivamente. En 17 regiones ya están en su capacidad máxima, aunque Lima todavía es nuestro as bajo la manga. Aquí se reciben pacientes de otras regiones.
–¿Los pacientes críticos siguen siendo adultos mayores, o ha habido algún cambio en las últimas semanas según grupos de edad?
No hay cambios, siguen siendo adultos mayores. El 70% de pacientes críticos son ancianos. El 30% son adultos mayores de 50 y menores de 65. Por ahora, es muy raro encontrar a jóvenes en las camas UCI por el COVID-19.
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–¿Se han reunido recientemente con la ministra Mazzetti?
No. En setiembre le presentamos una serie de documentos, pero tienen que ser validados por el sector. Son normas que la Sopemi ha propuesto para actualizar la norma técnica que está vigente desde el 2015, a fin de fortalecer nuestra actuación durante la pandemia. También se incluyen reglas bioéticas para los intensivistas, ya que siempre es difícil tomar la decisión de quién usa una cama UCI, y quien no.
–¿Esa situación ha sido frecuente con la pandemia?
Sí, hemos tenido que tomar decisiones sobre qué paciente utiliza la última cama UCI disponible, por ejemplo. Eso merma mucho en la capacidad física y mental de cada especialista. Tenemos que tener un respaldo del Minsa en ese sentido.
–¿No se sienten respaldados por el Gobierno al respecto?
Lo que pasa es que en agosto pasado el Minsa publicó una norma técnica, pero solo se aplica al 10% de los casos que recibimos: establecieron lineamientos para dar prioridad a gestantes, a trabajadores de la primera línea, y nada más. Pero no nos dijeron qué hacer con un adulto mayor, o con un joven, o qué pacientes con comorbilidades tienen prioridad. Esos vacíos los llenamos nosotros con decisiones en campo, pero son subjetivas y tienen observaciones por parte de los familiares. Incluso se han registrado agresiones contra nuestro personal y problemas legales.
–Este lunes diversos gremios de profesionales de la salud han solicitado la destitución de la ministra Mazzetti. ¿Están en la misma línea?
Nosotros reconocemos que la doctora Mazzetti es la persona más experimentada ante la pandemia. Ella es una persona muy abierta y siempre nos invitaba para recoger nuestras opiniones. Sin embargo, desde que asumió nuevamente el Minsa, hay un silencio de su parte que preocupa. Creo que debe volver a escuchar a quienes estamos trabajando en la primera línea. Espero que haya otra vez una apertura con los gremios.
Vacunas y situación al 2021
–Se ha identificado una nueva variante del virus Sars-CoV-2. ¿Podría tener un impacto mayor al 2021 en la primera línea de atención?
Es una situación que preocupa, pero se verá en el terreno. No podría adelantar una opinión porque dependerá de lo que suceda en nuestro entorno. Aunque sí... hay que mirarlo con mucha cautela.
–¿Cómo tomó su gremio el anuncio de que no se había concretado ningún contrato para la compra de vacunas? Ustedes debían ser los primeros en recibirla, según el cronograma del Minsa.
Es una exigencia por parte de los médicos intensivistas el ser los primeros en recibir la vacuna. Nuestro trabajo seguirá; podrán disminuir los casos, pero quienes estamos en las UCI continuamos al frente de de la situación Los pacientes más graves tienen una estancia hospitalaria de cuatro semanas a más. Debemos estar inmunizados.
–¿Pero no tener certezas ante la adquisición de vacunas no los ha preocupado?
Sí. No ha caído bien dentro del gremio estar en esta incertidumbre. Somos los últimos en todo. Esto nos mortifica mucho, ser los últimos. El Ejecutivo tiene que tomar decisiones de manera inmediata.
–Con todo lo dicho, ¿podrán sostener este ritmo de trabajo hasta el 2021?
El 2020 ha sido un año muy duro para nosotros, pero nos ha permitido dar a conocer nuestra especialidad. Muy poca gente sabía que la UCI era manejada por un médico intensivista; hemos trabajado intensamente durante más de nueve meses. Triplicamos los esfuerzos, y seguiremos cumpliendo este rol que nos ha tocado.