Miedo, dudas y desinformación. Esos son los tres ingredientes de un coctel peligroso en tiempos de pandemia, vinculados a la vacuna contra el COVID-19 del laboratorio chino Sinopharm.
Pese a las evidencias de su efectividad, hay personas que se resisten a vacunarse con este producto. Sillas vacías en los vacunatorios representan la más triste imagen de estos tiempos.
Mitos y verdades: todo lo que debes saber sobre la vacuna de Sinopharm
El Ministerio de Salud ha reiterado que todas las vacunas que se utilizan en el país son seguras contra esta enfermedad, y que la de Sinopharm tiene un 79% de efectividad. La OMS considera una vacuna como buena cuando supera el 50% de eficacia.
“Se sabe que la vacuna, cuando se aplica masivamente, adquiere una mayor efectividad. En el caso de Sinopharm, llega casi al 90%”, dice Miguel Palacios Celis, decano del Colegio Médico.
De acuerdo con el cronograma establecido por las autoridades sanitarias, hasta diciembre llegarán 13 millones de dosis de este laboratorio al país. Que los testimonios adjuntos sirvan para reflexionar.
Ana Lucía Mosquera Rosado
“Rechazar la vacuna es un desprecio hacia la memoria de todos los fallecidos por el COVID-19. Ellos hubieran querido tener esta oportunidad”
En marzo de este año, la madre de Ana Lucía Mosquera Rosado perdió la batalla contra el COVID-19. Ella tenía 62 años y partió pocos meses antes de que se abriera el padrón de inmunización para los adultos mayores de 60. “Es muy doloroso ver vacunatorios vacíos y que las personas se vayan de ahí solo por desinformación. Esta es una oportunidad para reducir los riesgos de una enfermedad que puede atacar a cualquiera. Hay mucha gente que no sobrevivió y que ni siquiera tuvo el tiempo de acceder a esto”, enfatiza la joven comunicadora y activista.
Carlos Alberto Frías León
“La peor vacuna es la que no se coloca. En nosotros está evitar que más amigos y familiares sigan muriendo. Hay vacunas y no deben haber excusas”.
Con 48 años y en medio de una pandemia, Carlos Frías decidió sumarse a los cientos de voluntarios para los ensayos clínicos de la vacuna Sinopharm. “Tuve un poco de temor, pero es un sacrificio que se hace por el bien colectivo. Siempre estuve monitoreado y recibiendo todos los cuidados y orientación pertinente”, señala el padre de una joven de 18 años. Y agrega: “Al final del estudio me enteré que me pusieron la cepa de Wuhan. En julio me inmunizaron con las dos dosis y me siento agradecido. Hay que confiar en la medicina”, señala Frías, quien es trabajador independiente.
Rosario Guevara Mejía
“Vacunarse es la forma más efectiva para prevenir un cuadro grave de la enfermedad. Con eso nos protegemos a nosotros y a nuestras familias”.
Rosario es enfermera de UCI COVID-19 desde que empezó la pandemia, en marzo del 2020. Se contagió de coronavirus a solo un mes de empezar a trabajar en primera línea. “He visto a muchos colegas y ciudadanos adultos y jóvenes morir por la enfermedad. Hay que tomar conciencia y acudir a vacunarnos”, dice la mujer que lleva trabajando 25 años en hospitales de Essalud. Guevara afirma que desde que se inmunizó con Sinopharm se siente más protegida. “Hay que tomar conciencia y acudir a los centros de inmunización con toda seguridad”, acota.
Carlos Lescano Alva
“Recibí las dos dosis de Sinopharm. Soy diabético, llegué a tener un cuadro leve de COVID-19 y sigo aquí, trabajando en la UCI del hospital Rebagliati”.
Entre su primera y segunda dosis, el médico intensivista y director de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), Carlos Lescano tuvo resultados positivos de COVID-19. “Debo haberme contagiado poco después de la primera dosis. El proceso fue leve y creo que la vacuna contribuyó a eso. De ahí en adelante no he tenido ningún problema”, dice el médico con más de 20 años en el sector. Él también resalta que después de la vacunación del personal de salud se redujo de manera sustancial la demanda de camas UCI para médicos y enfermeras.