Entre los años 2020 y 2022, debido al contexto de la pandemia, la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) autorizó el desarrollo de programas universitarios a distancia dirigidos a jóvenes trabajadores y mayores de 24 años, facilitando así su acceso a la educación superior y a universidades que garanticen el cumplimiento de las condiciones básicas de calidad.
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Este grupo de personas podía acceder a programas de estudios con un 100% de componentes virtuales. Sin embargo, con la decisión tomada por la Sunedu el pasado 27 de febrero (RCD N° 00006-2024-Sunedu-CD), esta consideración quedó anulada. Las superintendencia prohibió las clases bajo esta modalidad a partir del periodo académico 2024.
A fin de frenar esta medida, días después, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) ordenó a la Sunedu su derogación. Sostuvo que disposición incumple con el marco regulatorio y limita el derecho de las personas, sobre todo de aquellas que trabajan tiempo completo, amas de casa, peruanos con discapacidad, entre otros. No obstante, la Sunedu mostró su rechazo y señaló que no retrocederá en la normativa ya impuesta. Arguyó, además, que lo ordenado por PCM constituye una injerencia frente a sus funciones y atribuciones.
Lo cierto es que la medida de la superintendencia genera una afectación para los estudiantes que ya estaban cursando programas con clases totalmente remotas y para aquellas personas que debido a su imposibilidad de acceder a clases presencias o semipresenciales (por distancia, trabajo, etc.) no podrán acceder a estudios superiores universitarios de forma virtual.
Con el propósito de cuantificar los daños ocasionados y a qué población alcanza, El Comercio analizó la información que se encuentra en el portal TUNI (de Sunedu) y la cruzó con data del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Primero, se precisó que de las 195 provincias que hay a nivel nacional, 116 (60%) cuentan con universidades estatales o privadas, mientras que en 79 (40%) no hay ninguna oferta universitaria.
Segundo, se calculó que en estas 79 provincias existe entre 1,5 y 2 millones de peruanos de 24 a 45 años, los cuales habrían podido acceder a este tipo de oferta educativa universitaria (100% virtual). Ellos tampoco tienen la posibilidad de acceder a la educación superior de forma presencial, pues en sus provincias no existen universidades.
Oferta universitaria insuficiente
Jorge Mori, director ejecutivo de Cappes (Centro para el Análisis de Políticas Públicas de Educación Superior), indicó a El Comercio que en el Perú, solo 3 de cada 10 jóvenes que egresan del colegio acceden a la educación superior (dos a la universidad y uno a la educación tecnológica). Esta es una de las tasas más bajas de América Latina. Un factor importante que contribuye a este escenario, sostuvo, es que algunas regiones del país no cuentan con una oferta privada, teniendo solo universidades públicas, las cuales por razones políticas no han ampliado vacantes.
El experto explicó que esto se debe en gran medida al proceso de licenciamiento, que llevó al cierre de universidades privadas que no cumplieron las condiciones básicas de calidad. Este hecho no es problema, al contrario, garantizar una educación superior de calidad es una de las funciones principales de la Sunedu. La complicación radica en que la entidad no ha sustituido la oferta privada retirada por otra nueva que sí cumpla con los estándares establecidos. Esta situación la atraviesan 6 regiones: Amazonas, Loreto, Pasco, Ayacucho, Moquegua y Tumbes.
“El Perú está rezagado en el acceso a la educación superior en comparación con otros países de la región. Hay 6 regiones del país que se quedaron sin oferta privada. Solo tienen universidades públicas licenciadas. La oferta de educación superior en esas regiones como producto de licenciamiento se redujo drásticamente, ya que la oferta que había fue retirada por no cumplir con las condiciones básicas de calidad, pero sin ser sustituida por una oferta privada de calidad”, explicó.
Vale decir también que hasta mayo de este año se ha prohibido a las universidades privadas la creación de filiales, lo que acrecienta más la brecha de acceso a educación superior universitaria en el país. “Esto para mí es un error. En resumen, se tienen 6 regiones donde la oferta universitaria se redujo cuando en realidad la demanda por acceder a la educación universitaria se incrementó”, dijo Mori.
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En ese contexto, sin duda, Mori consideró que la educación a distancia ha ayudado muchísimo a cubrir las brechas de oferta de educación universitaria, por lo que opinó que este cierre de programas 100% virtual por parte de la Sunedu “perjudica a miles de jóvenes de estas regiones que se quedaron sin oferta por el proceso de licenciamiento”.
Detalló que en el 2019, antes de la pandemia, habían 13 mil estudiantes a distancia en el sistema universitario peruano. Ya en el segundo año de la pandemia, en el 2021, este grupo superó los 250 mil. Se multiplicó por casi 20, en primer lugar, porque se adecuó la norma referente a la educación virtual (antes era semipresencial al 50% y cambió al 100% para un grupo de personas), y porque también la pandemia fue un catalizador para promover este tipo de enseñanza.
“Es un proceso que se ve a nivel internacional. Las autoridades se tienen que dar cuenta que la transformación digital de la educación superior es algo inevitable y que tenemos que estar a la par o a la vanguardia de estos procesos que se están dando y que en los que la Sunedu juega un rol clave”, comentó Mori.
Por ello, el hecho de que la Sunedu afirmara que no está sujeta a la calidad regulatoria de la PCM, luego de que esta le indicara que debe derogar las normas que van en contra de la educación a distancia, resulta contradictorio para el especialista, ya que anteriormente en sus propias resoluciones reconoce plenamente la competencia de la PCM en el tema de calidad regulatoria. “Y lo que es más grave, vemos una pérdida de credibilidad y legitimidad frente al sistema universitario, porque la Sunedu está cayendo abiertamente en una arbitrariedad, improvisación y en un desacato a la ley”, dijo.
Mori sostuvo que las universidades tienen que alzar una voz colectiva, al mismo tiempo que hizo un llamado al Ministerio de Educación (Minedu) para que tome una posición clara en defensa del derecho de cientos de miles de jóvenes de acceder a una educación superior. “Como ente rector es muy importante que la posición del Ministerio esté clara”, acotó.
Testimonio desde Amazonas
Para Jhino Aguilar, seguir sus sueños nunca ha sido tan difícil como ahora. La norma de Sunedu le ha quitado la posibilidad de seguir de manera virtual con sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Privada del Norte. Desde su casa, en la provincia de Condorcanqui, región Amazonas, él espera que se revierta esta medida y así pueda concluir con su carrera, la cual ha dejado a la mitad.
“Soy un estudiante de la modalidad virtual que está viendo vulnerado su derecho a estudiar y poder mejorar sus condiciones profesionales. Busqué una universidad licenciada, con una educación y profesores de calidad, que tenga una plataforma que permita conectarme a mis clases. Investigué varias universidades y me terminé inscribiendo en una que ofrecía esta modalidad remota porque no puedo estudiar de manera presencial”, contó.
Cuando era muy joven, Jhino estudió Educación de forma regular en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, en Chiclayo (Lambayeque). Cursar dicho programa fue todo un reto para él. Como muchos jóvenes tuvo que ingeniárselas para solventar sus estudios: mientras en las mañanas iba a la universidad, por las tardes trabajaba hasta las 10 de la noche. No contaba con el apoyo económico de sus padres, ya que su familia era de escasos recursos. “Me fue muy difícil para mí. Estudié prácticamente solo. Pero, así me hice profesional y hoy trabajo en un colegio de zona de frontera en Condorcanqui”, dijo.
Condorcanqui queda aproximadamente a 7 horas de la provincia de Bagua. El acceso hasta esa provincia es un poco difícil, ya que por la carretera solamente pasan camionetas 4x4 porque los vehículos menores no puede ingresar debido a las pésimas condiciones que se encuentra la vía. A este factor se suma el hecho de que las universidades más cercanas se encuentran a varias horas de distancia. Debido a esto Jhino optó por seguir su segunda carrera bajo la modalidad online.
“Las universidades están muy distantes y no existe tampoco la posibilidad de estudiar de manera semipresencial o presencial sábados y domingos. Tampoco durante la noche en una universidad estatal. La universidad presencial estatal me queda a 14 horas (la Toribio Rodríguez de Mendoza en Chachapoyas). Nosotros, los profesionales mayores de 24 años, somos gente que trabaja, por lo que busca una opción que sea de calidad para estudiar. Nadie quiere una universidad que no esté licenciada o que no brinde las garantías de poder tener una educación de nivel”, expresó.
Por este motivo, Jhino consideró que la Sunedu debe garantizar que la calidad educativa en los diferentes programas universitarios, tanto estatales como privados, realmente se den en la práctica, que no estés escritos solamente en papel. En esa línea, dijo que la entidad no puede cerrarles las posibilidades de estudiar a universitarios que lo que quieren justamente es formarse en una carrera. Cumplir su sueño.
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“Mi sueño siempre fue estudiar Derecho. Me apasiona ese mundo. Antes no podía estudiar porque no tenía dinero, pero ahora sí puedo solventar mis estudios y lo estoy haciendo gracias a esta modalidad. Para nosotros, los mayores de 24, la educación virtual nos ayuda porque es flexible y así podemos trabajar y estudiar. Así se promueve la autonomía del estudiante. Creo que la única forma de poder acercar la educación a mas peruanos es impulsando la educación virtual y de calidad”, contó.